viernes, 17 de septiembre de 2010

Cuando las hienas pierden la gracia

Yo a Luisito Miranda siempre le he tenido ley. Bueno, más que ley cariño, pero a mí siempre me gustó respetar las frases hechas. Luisito me recordó desde el principio de nuestra relación virtual al amiguete de Torrente, el de la primera, aquel que fue invitado por el héroe de Carabanché: ¿Nos hacemos unas pajillas? Y que ante la cara de estupor de nuestro muchachote lo tranquiliza pero sin mariconeo ¿eh? Así que me lo imagino con la misma cara recibiendo la invitación del correspondiente Torrente en su mocedad: ¿nos hacemos unas novenas?.... Pero sin beateo ¿eh?. La diferencia entre ambos es que del amiguete del Brazo Tonto de la Ley nunca supimos cómo acabó y de Mirandita sabemos que acabó de novena en novena, en solitario o en compañía, como depurado comentarista del espectáculo ese en el que unos recios y sudorosos mocetones se mueven rítmicamente debajo de unas barrocas y tupidas enagüillas. Y como reputado experto en trapitos de vestir las muñecas que aquellos pasean.

En lo estrictamente columnario, mi adorado rencoroso cofrade de cabecera supone en la ganadería estilita abecedaria local un curioso ejemplar de astado berrinches de provincias. De embestida híbrida, una veces directa y otras de pregonao, hija de un cruce entre el bilioso verbo orodentado y halitósico de Antonio Burgos y la teología de bajo vientre del coñólogo católico e inmoderado devorador de tigretones, Juanma de Prada. Pero siempre le he apreciado la cultivada retranca, la ironía fina y el sarcasmo retrechero de que solía hacer gala.

Pero lo que ha perpetrado en su última entrega ha sido absolutamente decepcionante. Muy mal, muy mal tiene que andar de ingenio Mirandita cuando para reírse de la convocatoria para solicitar el Premio Príncipe de Asturias a la Memoria de los Moriscos, tiene que andar haciendo jueguecillos gilipollas de palabras, pedorretas chistosas sólo digna de algún Moranquete de segunda fila de Cagal Sur, o peor aún de patio de colegio de curas vigilado por el Padre Macocas. Debe ser que los efectos del alcaloide que usa, mezcla de cera e incienso, se le han mermado ya por estas fechas y el horror vacui de su voluminoso portaselebro le está haciendo estragos al ingenio. Porque vamos los chistecillos de los mariscos por los moriscos, mariscada por moriscada, genocidio por lenocinio y lo de las merluzas y los jipis son al sarcasmo lo que al erotismo el caca, culo, pedo, pis. Sin ir mas lejos, en esta misma taberna tenemos reidores del evento con infinitamente más clase que él. Y además nos azotan con ella gratis, que el narcocofrade rencoroso por esa soplapollez encima cobra.

En el fondo del asunto tiene motivos para reirse Mirandita. La gente de su ralea lleva riéndose con carcajadas de hiena de nosotros, entre genocidio y pogromo, desde hace cuatro siglos. Es la gente de la España que expulsó a los judíos y a los moriscos y que lo intentó (y volverá sin duda a hacerlo invitado esta vez por un fascista francés y otro italiano) con los gitanos nómadas, la que controló férreamente la voluntad popular por un siglo mediante el caciquismo y las sotanas, la que derribó los pilares de la convivencia de un régimen democrático y asesinó en las cunetas a medio millón de diferentes para salirse con la suya. Tiene motivos para reirse a mandíbula batiente cuando la atroz estética de las procesiones contrarreformistas de Semana Santa que se inventaron precisamente para celebrar el genocidio de los otros, el triunfo del pensamiento uniforme frente a la diversidad de criterios sigue perfectamente viva, cuando los valores de la Ilustración contra los que lucharon y por un momento perdieron empiezan a adelgazarse de nuevo frente a la irracionalidad y el tribalismo campante. Tiene motivos desde luego, muchos motivos para carcajearse de que el premio no se lo hayan dado a la Concordia, sino a una organización supuestamente caritativa pero cuidadosamente contraria a la justicia social. Una organización de funcionarios de un estado absolutista y totalitario que intenta (y consigue con mucha frecuencia) imponer su legislación particular a las constituciones de los demás países y que discrimina en su territorio y en los infinitos consulados con los que cuenta por todo el mundo a la mitad exacta de la población por el hecho de no contar entre sus piernas con dos bolas peludas y un apéndice carnoso eréctil. Ese que a un número sintomáticamente alto de los funcionarios de ese estado tanto les gusta dar a los niños pa que se lo manoseen.

Tiene tantos motivos... Pero al menos que se carcajee con imaginación, sin fusilar los descatalogados chistes del llorado Pepe da Rosa. Que pa eso cobra.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Más Leña a la Arqueología

Ruinas califales aparecidas en las obras del Hospital Reina Sofía

Restos de una almunia califal hallados en las obras del Hospital "Reina Sofía" de Córdoba.

Lo peor de este asunto es lo fácil que lo pone esta señora que trabaja en el Diario CORDOBA para hacer juegos de palabras con su apellido y su dedicación. Isabel Leña arremetiendo de nuevo contra el patrimonio arqueológico de esta ciudad. Yo no la conozco, pero me la imagino una señora muy fina, muy pulcra y muy aficionada a tenerlo todo aseadito, a ser posible alicatado de porcelanosa hasta el techo. Incluso los restos arqueológicos que aparecen en esta ciudad. O limpiamente eliminados. Por latosos, por suponer escollos para el higiénico enladrillamiento de hasta las muelas de esta ciudad, por salpicar todo un entorno que ha de ser pulcramente granitificado. Latosos, escollos, salpicar... Son las expresiones que ha usado en la edición del domingo tratando de informar del estado de las obras de La Ribera para referirse al hallazgo de piezas del patrimonio arqueológico. Y no es la primera vez. Hace unos meses tildó de quebraderos de cabeza para los propietarios de los terrenos a los 4.000 enterramientos encontrados en el Zoco. Su posible interés histórico y antropológico refanfinfleishon.

Por lo demás, a su pasión destroyer suma una portentosa capacidad para incumplir las normas básicas de su profesión: informarse correctamente para poder informar correctamente. Lo puso de manifiesto en un comentario a la noticia el arqueólogo Jerónimo Sánchez que opuso a su alegre afirmación de que los restos en solfa eran un nuevo hallazgo el hecho de que fueran conocidos al menos desde hace 10 años, como demuestra el haber sido datados desde entonces y las conclusiones publicadas poco después por Pedro Marfil (2). O sea, lo que se dice correctamente desinformada. Hay que anotar el hecho de que ese comentario de Jerónimo y dos más han sido eliminados después de haber sido publicados. Alguien en el facebook ha anotado la posibilidad de que el censor que estuviera hoy domingo de guardia (1) fuera el mismo de cuando el Diario pertenecía a la prensa del Movimiento. Que no le aplicaron la jubilación anticipada.

Pero esto no se trata de algo puntual, fruto del capricho o el gusto por las superficies repulidas de una señora que escribe en un diario. No. Se trata de algo mucho más profundo. De una estrategia minuciosamente diseñada desde hace decenios para crear una opinión ciudadana contraria a la preservación del patrimonio arqueológico de esta ciudad mediante la lenta inoculación en el corpus social de la idea de que la conservación de los restos del pasado sólo supone un obstáculo para su desarrollo económico. Eso en una ciudad que vive de un turismo mayoritariamente cultural que viene exclusivamente a ver los restos de su esplendoroso pasado. Y lo consiguen, vaya si lo consiguen. Sólo hay que ver los comentarios de los lectores de la prensa ante noticias de hallazgos. Los arietes principales de esta estrategia son tres: los políticos municipales, sean de la cuerda que sean, los representantes de la patronal ladrillera y los periodistas.

A raíz del descubrimiento del yacimiento de Cercadillas, en el año 91, el gobierno de Herminio Trigo, promovió una auténtica campaña de desprestigio para crear en la opinión pública un sentimiento contrario a la Arqueología. Así se podía destruir un yacimiento para construir la estación en una zona determinada y no trasladarla 800 metros, ya que se estaba especulando con esos terrenos que habían al lado. Son palabras textuales de Pedro Marfil en una entrevista digna de ser leída al completo. Desde entonces muchos ya sólo podemos llamar al exalcalde como Extherminio.

Las frecuentes y ostentóreas declaraciones del patrono de patronos, el señor Carreto lamentándose de la desgracia de esta ciudad de subsuelo tan rico en restos son de sobra conocidos. Y para rematar la labor de desprestigio del valor de los restos arqueológicos de la prensa local de la que la señora Leña es la más aguerrida representante.

Esta ciudad, como ya conté en otro lugar, tuvo un día en su subsuelo un fabuloso yacimiento de petróleo. No un petróleo oro negro y untoso con el que fabricar combustible, sino un oro sólido y dorado, de sillares de piedra y mosaicos polícromos, cuya explotación y refinado hubiera proporcionado a esta ciudad una fuente de riqueza inagotable, limpia y duradera para el resto de su historia: las ruinas de su pasado, las huellas arqueológicas de una ciudad del siglo X con sus casas, calles, mezquitas, escuelas, fuentes, necrópolis, que sobrepasaba en dimensiones a la actual. Petróleo del que podía haber vivido desahogadamente toda ella para siempre si se hubiera pensado y creado el mayor parque arqueológico del mundo, comparable a Pompeya, pero que los intereses de una panda de ladrilleros roepalillos aliados con unos políticos de una miopía (o corruptibilidad) asombrosa tiraron por el desagüe de la historia. Con la inestimable colaboración de los arqueólogos paniaguados y domesticados oficiales. Muchos estamos convencidos de que si no existiera la UNESCO y el ICOMOS, se habría urbanizado hasta Medina Azahara. Y si por la señora Leña fuera alicatado divinamente de la muerte. Hasta el techo.

Así se entiende el absoluto desconocimiento que existe en esta ciudad del auténtico valor del Parque de la Colina, actualmente conocido, inexplicablemente, por el nombre de un alcalde falangista, Cruz Conde. El enfrentamiento actual entre una asociación de usuarios de un circuito deportivo y el Ayuntamiento que pretende adoquinar unos caminos se está basando exclusivamente en ese punto y en impedir cualquier tala de árboles. El valor como Reserva Arqueológica del mismo ha aparecido sólo muy tangencialmente. Pero es que, a pesar de que todo el mundo tiene una vaga idea de que allí hay restos, una feroz e interesada barrera se alza entre la realidad de su importancia y la posibilidad de que los ciudadanos la conozcan. Poderosos intereses urbanísticos mandan. Los que leñean la cultura.

Puerta de Osario, el imprescindible blog de Historia de Córdoba, publica estos días un magnífico artículo en el que lo cuenta. Pero haría falta una campaña en los colegios, en la prensa, en todos los foros culturales ciudadanos. Porque si eso se supiera y se asimilara y se hubiera cultivado la necesaria concienciación cultural, la de la buena, no la de las fanfarrias dormirdisisai, serían muchas las voces que exigirían no ya su intangibilidad, sino la necesidad de empezar a excavarlo minuciosamente. Para averiguar todo lo que se pudiera de los cordobeses que allí vivieron desde tres mil años antes de que el primer romano se plantara en una esquina de las Tendillas y decidiera que allí se construiría el primer centro de esta ciudad.





    (1) Copia de dos de los comentarios censurados por el inquisidor de guardia este domingo en La Hojilla Parroquial:


Jerónimo Sánchez ( http://arqueologiaencordoba.blogspot.com/2010/04/p ) - 12/09/2010 - 10:22:47 h. De nuevo a la carga, Sra. Leña. Los restos arqueológicos no son algo único que hay que preservar, son un rollazo que impide el progreso de los grandes proyectos megalómanos de este consistorio, con Juan Cuenca a la cabeza. Sigan por ese camino, así será muy creíble el lema ese del 2016 "el futuro tiene raíces". Por cierto, Sra. Leña, los "nuevos restos" se conocen desde 2003 y están publicado por Pedro Marfil desde, al menos, 2004. Ya podría informarse un poco mejor antes de dar una noticia sobre la que, evidentemente, hay una intencionalidad política perversa y torpe de trasfondo.

Fermín Salvoechea - 12/09/2010 - 10:02:57 h.12/09/2010 - 10:02:57 h. Las inclinaciones negativas de la redactora del artículo para con la arqueología cordobesa se ponen una vez más de manifiesto en este escrito. Hasta en las obras del "eje Monumental", en las que de lo que se trata es de ganar espacios culturales para la industria turística de la capital, son una rémora las apariciones de restos de otras épocas que acrecentarán nuestro acerbo patrimonial y enriquecerán los atractivos de un turismo que se ha configurado como la única industria viable de Córdoba. Muy bien, Doña Isabel, siga usted haciendo "Leña" de nuestro patrimonio histórico.


(2) MARFIL, P. – ARJONA, A.: “Nuevos hallazgos arqueológicos en el entorno de la mezquita: excavaciones en Ronda de Isasa nº 2 (Córdoba).” Boletín de l Real Academia de Córdoba 139, 2000, pp. 115-136.


La publicación en prensa del hallazgo: http://www.arqueocordoba.com/noved/hemeroteca/2004/200410/noticias20041029DIA.pdf