La Unión de Países Pobres ha puesto fin a su peor pesadilla. Robert G. Morgan ha muerto. Elaborada durante muchos años, estudiada al milímetro durante los últimos meses, una operación de las fuerzas especiales de élite tercermundistas ha acabado con la vida del líder de Comodities Stocks Exchange o Bolsa de las Materias Primas Agrícolas de Chicago, el grupo terrorista al que se deben más muertes en todo el mundo de todos los grupos que usan el terror para sus fines políticos, económicos o religiosos. Así lo anunció en torno a las once y media de la noche del domingo (cinco y media de la madrugada del lunes en España) el presidente de la Unión de Países Pobres, Ubanga K’mele. Los agentes abatieron a disparos al líder de Comodities en la localidad norteamericana de Chicago, en una operación en la que no hubo bajas unionistas. En el día siguiente al anuncio, en su segunda comparecencia desde que se desarrolló la operación, en un acto de homenaje a los millones de niños muertos de hambre en todo el mundo K’mele ha afirmado: Es un gran día para todos, el mundo es más seguro y mejor a causa de la muerte de Robert G. Morgan .
Fuentes oficiales unionistas han confirmado que el comando, que había entrado clandestinamente en pateras desde la vecina México y atravesó en camioneta todo el país hasta su objetivo, asaltó la vivienda donde se escondía el peligroso terrorista con sus más estrechos colaboradores y guardaespaldas, asesinó al líder, que iba desarmado, y a varios de sus secuaces. Seguidamente requisaron todo el material que encontraron para recabar información sobre próximos objetivos del terrorismo financiero internacional. Una vez concluida la primera parte de la operación el comando procedió a cargar el cuerpo del terrorista en la camioneta con la que se trasladó hasta la costa. Allí y utilizando las mismas pateras que les sirvieron para entrar en el país se adentraron en el mar y arrojaron el cuerpo al océano no sin antes tomar las pertinentes muestras de ADN al cadáver y cerebrar una pequeña ceremonia del rito neoliberal, religión que profesaba el terrorista. Introdujimos en su ano un billete de cien dólares para que los pudiera invertir en la Bolsa del Más Allá, una de las creencias de esa secta fundamentalista, que basa su doctrina en la búsqueda del máximo beneficio esté donde esté, declaró el jefe del comando, cuyo nombre se mantiene en secreto por razones de seguridad, tras ser condecorado en privado en la aldea kikuyu de donde es originario por el presidente de la Unión de Países Pobres.
Los problemas de legalidad internacional que presenta la operación son múltiples. En primer lugar los Estados Unidos, en cuyo territorio se desarrolló la operación, han elevado una protesta a la ONU por no haber sido advertidos de la misma. Fuentes de la Unión de Países Pobres han declarado que debido a las evidencias de que los servicios secretos norteamericanos no sólo estaban en contacto, sino que realmente estaban al servicio secreto de los terroristas, se desestimó el mantenerlos al tanto de la operación, por lo que se decidió considerar la maniobra del comando como un acto de guerra enmarcado en la lucha global contra el terrorismo financiero internacional que tiene bula semilegal según la costumbre instaurada por los propios Estados Unidos en otras ocasiones.
En segundo lugar se ha achacado al comando que directamente eliminara al terrorista desarmado pudiendo haberlo capturado vivo para que enfrentara un juicio justo. La excusa que han puesto los cerebros de la operación es que debido a la ingente cantidad de dinero que poseía el terrorista, acumulado a lo largo de su vida por sus criminales actos especulativos financieros, las posibilidades de que pudiera comprar a políticos, jueces y periodistas y salir absuelto y listo para reanudar sus fechorías, eran sumamente elevadas. Su muerte serviría además de muestra de lo que les ocurrirá sin remedio a todos los demás terroristas de la red del capitalismo financiero que se esconden en todos los países del mundo, con preferencia de los países altamente desarrollados cuyas estructuras políticas los acogen más o menos a las claras y desde los que estos desalmados diseñan sus acciones terroristas que causan millones de muertos en todo el mundo.
En cuanto a la lista de crímenes perpetrados en los últimos años por la red terrorista que dirigía el peligroso líder abatido, TVE1 recogía recientemente las declaraciones de Jean Ziegler, Relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación que hablaba claramente de ellos:
El terrorismo neoliberal se basa en una ideología mentirosa y fundamentalista pero muy poderosa: predica la falsa creencia en que la economía funciona según unas leyes naturales. Hay una mano invisible que es el Mercado Mundial que mueve los hilos de todo. No se puede hacer nada en contra de esa mano invisible. Afirma que las de la economía son leyes como las de la astronomía, leyes que no se pueden cambiar. Según eso hay pueblos enteros que no son productivos, que quedan fuera de la Historia y mueren.
El principal grupo terrorista neoliberal es el Comodities Stocks Exchange o Bolsa de las Materias Primas Agrícolas de Chicago que fija el precio mundial de los alimentos conforme a las técnicas bursátiles según los criterios del capitalismo financiero. Siete son los grandes bancos que dominan el comercio mundial del trigo, de los demás cereales y del arroz. Es un hecho incontrovertible que millones de personas mueren cada año de hambre por actos terroristas que utilizan como principal arma de exterminio masivo las variaciones en las cotizaciones bursátiles.
Actualmente hay 8 millones de personas amenazadas de muerte por hambre en Kenia y sus vecinos y 3 más en Zimbawe. Esas cotizaciones de Bolsa fueron responsable de las hambrunas de Níger, Mali y Somalia a partir de 2005. En total en todo el mundo 800 millones de personas sufren las consecuencias del hambre y 2000 más déficit alimentario crónico. Ello según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación.
Los datos del poder mortífero del terrorismo financiero internacional son, pues, escalofriantes. Cada día 100.000 personas mueren de hambre. Cada cinco segundos el pasado año murió un niño de hambre de menos de 10 años. 856 millones de personas, uno de cada 6 habitantes del planeta viven grave y permanentemente desnutridas. Sin embargo el Informe Mundial sobre Alimentos de la FAO que proporciona esas cifras sin que nadie las cuestiones asegura que las agricultura mundial con el actual desarrollo de su fuerza de producción podría alimentar sin problemas, es decir, con 2.700 calorías por día y adulto a 12.000 millones de seres humanos, prácticamente el doble de la humanidad. No hay fatalidad alguna. Un niño que muere de hambre es asesinado.
Por terroristas. El principal de ellos ha sido por fin eliminado, pero su red de muerte y destrucción sigue viva.
Mañana día 15 de mayo de 2011 hay convocada en todas las ciudades españolas una serie de manifestaciones para exigir a los gobiernos de todo el mundo el fin del terrorismo financiero internacional y la devolución de la democracia a los ciudadanos, sus legítimos dueños y administradores, secuestrado por las redes terroristas neoliberales con la complacencia comprada de la inmensa mayoría de los políticos de todos los países del mundo, pero principalmente de los desarrollados.