Lo peor de todo el asunto de las reacciones a la publicación de 17… Un análisis de la cultura en Córdoba no es la halitosis de los cíclopes de los medios de la derecha clerical y sus tropillas de orcos de los foros nacionalcofrades saliendo airados de la caverna y arrojando grandes pedruscos sobre la progresía que ellos suponen que está detrás. No: lo peor ha sido el estremecedor silencio con que esta supuesta progresía vapuleada en sus podridas bocas le ha hecho frente defendiendo la dignidad del dignísimo producto.
Salvo la columna que Alfonso Alba dedicó en Cordópolis a reprochar la piel tan fina de la ciudad bien a la que escuece cualquier crítica a la Córdoba Eterna(mente) Católica como un puñado de sosa en una herida, nadie, absolutamente nadie, ni los propios colaboradores, ni siquiera en las redes sociales, ha salido a defender el fondo de esa publicación, que con las contingencias propias de las prisas y la brea con las administraciones, que, por lo poco que sé, han sido determinantes, ha puesto valientemente sobre la mesa mediante un buen puñado de testimonios el estado actual de la cultura de la ciudad. De unos cuantos temas, solo de unos cuantos temas, claro, porque es imposible abarcarlo todo. Han sido precisamente los que han quedado fuera, o al menos no se han sentido suficientemente representados, los que han salido a despotricar por la forma. La forma en que han quedado fuera, porque de la forma como resultado estético no han podido decir ni mu. El trabajo final ha resultado estéticamente impactante, con un diseño propio de quien, como Gabriel Núñez Hervás, que lo ha dirigido, lleva muchos años diseñando preciosos productos editoriales como BORONÍA. Así, sin hacerles frente, seguiremos perdiendo la guerra, como siempre. Y esperemos que por ahora la cosa se quede en pérdida simbólica y no pase la cosa de nuevo a la dialéctica de las tapias y las fosas. En la película Rocío, la única secuestrada aún en España por ello, se retrataba perfectamente cómo se las gastan los coroneles de las hermandades y cofradías cuando tienen oportunidad de entonar prácticamente su particular Dies Irae para vengar las afrentas de los amigos de lo laico. Igual tienen ya su lista negra.
Consideración diferente merecen las elegantes defensas que han hecho del producto apadrinado por ellos mismos los responsables municipales: la alcaldesa, y los concejales David Luque y Emilio Aumente, que han muleteado con maestría y pundonor la embestida nacionalcofrade al natural y mirando a los tendidos. Yo por mi parte agradezco que se haya contado con mi humilde voz, que lo es a pesar de lo estridente que desde mi rinconcito puedo llegar a ser. Los anticlericales no solo también somos personas sino que también pagamos impuestos.
La cosa, en el fondo, no iba conmigo. Aunque a mí me han escogido los más tontos para sus ejercicios de pim pam pum contra cualquiera que saque los pies del plato de lo que se puede o no se puede decir en esta levítica ciudad. Los más listos, sin embargo, han ido a tirar más alto, a atacar por permitirlo al ayuntamiento que consideran usurpado desde que perdieran el gobierno los nacionales, los suyos. Entre los primeros el descubridor de mi artículo, un lastimoso tipo con una bóveda craneana amueblada como una capilla churrigueresca colmatada de angelotes tiznados por el hollín y el humazo de las miles de velas y las turbas de incienso consumidas en todos sus años de adicto a la cofradeína, que responde al nombre de Blas Jesús Muñoz que desova sus gilipolleces en LA COZ DE CÓRDOBA. Es el que fue a buscar mierda con que disparar a mis páginas. Con la suerte de que lo primero que encontró fue el tuiter en el que me descojonaba de una cofradía que había perpetrado la humorada de sacar en procesión en Navidad a un Niño Jesús y bautizarlo con el inquietante título de El Niño del Sepulcro. Alguien, al parecer de los suyos, en los comentarios le recuerda el dislate. Del nivel de la espabilaúra y aliño plumífero de este tipo habla además el hecho de que en los tres textículos evacuados no acierte a escribir correctamente en ninguno de ellos mi nombre y ponga Hazarem por Harazem. Con lo que esa confusión se ha hecho viral entre los lectores del beatíphico medio clerical por tontonamasia. Teniendo en cuenta que el tipo es licenciado en una carrera que lleva el esquizofrénico y oximorónico título de ¡¡¡Ciencias Religiosas!!! la cosa de la torpeza nominativa se aclara totalmente.
Un día después ya tomaron las riendas algunos señores más serios de la publicación que sufragan a medias el obispado y el PP y ya empezaron a apuntar más alto: al ayuntamiento. El artículo-editorial se lo dejaron al crítico de procesiones de la COPE (todo queda en la entrepierna episcopal), que aprovechó para escupirme un frustrado, que viniendo de un tipo de su calaña me sonó a piropazo de los buenos. En total 9 artículos 9 al tema dedicados. No les faltaba razón. Esa putre de diario digital que sólo leen las cucas de sacristía ha conseguido con ellos un nivel de visitas y de comentarios como jamás hubieran soñado en su miserable historia.
El Acorazado ABC ha optado sólo por lo último: no entrar en las ofensas a los católicos, que de eso ya se encargaron los traidores de la competencia en el pastoreo del lector facha y apuntar al segundo tema, a la financiación. Con mala suerte también porque el encargado de hacerlo, un experto mamandurriólogo de muebles principios, que apuntó a la cultura del contrato menor ocultó cuidadosamente el pequeño detalle de que quien perdió el concurso para sacar la publicación pertenecía a su entorno familiar y que de haber ganado probablemente le hubiera ahorrado el trabajo de tan penetrante artículo. Su mayor aportación a esta historia y ya de paso a la universal de la infamia fue descubrir en el mismo el nombre y los apellidos que están detrás de mi pseudónimo, unas señas de identidad que conoce todo el mundo en la ciudad, como prueba que para asustarme con sus dobermans abogados (que ilu que fueran los mismos que los de Madonna) pudiera mandarme sin problemas su compadre Peítos un burrofax para tratar de cerrarme la boca hace unos años. Por cierto, Peítos, ¿tú no me vas a dedicar una caricia? Anda porfaaa ¡que me hace mucha ilu! La villanía, como la reconocen compañeros suyos de profesión, estaba en señalarme para los foros de orcos nacionalkofrades del Keep Calm con la Mezquita a ver si con suerte alguno de esos descerebrados me localizaba y me partía las piernas. Él solito se ha retratado y con la imagen que le devuelve tiene bastante, aunque eso de la vergüenza es algo que se tiene o no se tiene.
Pero el que con más saña ha atacado desde el centenario matutino nacional católico ha sido el portentoso policofrade Javierito Tafur, aquel que llamó al símbolo de la fiesta civil de la Fuensanta el reptil y no por simple afán taxonómico precisamente, en aquella privatización del pregón de aquellas fiestas por parte de los radikal-católicos que lo encerró ese año en el santuario. Tafur es un viejo conocido del más rancio facherío cordobés desde finales de los 70, aquellos años de la Transición en que las noches se poblaban de templarios con cadenas a la caza del progre y por los túneles del subsuelo patriótico pasaban de la sede de la Fuerza Nueva de Blas Piñar a la de las Nuevas (de)Generaciones de la Alianza Popular de Fraga una alegre muchachada que trocaría luego la acción directa callejera por el aromático gobierno de cofradías. Aunque eso sí, conservando los mismos embetunados caracolillos pescueceros. Algunos todavía nos acordamos del famoso afaire periodístico en que se vio envuelto por un quémame allá ese rojo. ¡Ay qué risa , Marialuisa! Ah, y los jóvenes ya podrían empezara preguntarnos a los viejos quién es cada cual en esta feria de las camisas de culebra para luego no llevarse sorpresas.
La teoría principal de Tafur es que la publicación no tiene ningún fin que no sea el estricto de molestar a los católicos. Ni siquiera pensaban distribuirla. Con sólo que los cofrades leyeran mi texto era suficiente para conseguir enervar su finísima capacidad de indignación. Una aviesa maniobra sucia y vengativa de la izquierda que no tiene otra cosa que hacer que ofender a los pobres cofrades para divertirse y a la que todo lo demás, los políticos que han arriesgado, el trabajo de la gente que la ha dirigido y el montón de colaboradores que han dado su opinión sobre lo que ocurre en la ciudad le importa una higa. Imagino que piensa que si la izquierda bolchevique hubiera tenido otras intenciones, las verdaderamente regeneradoras, habrían invitado a varios de esos históricos portadores de embetunados caracolillos pescueceros para que ensalzasen la única cultura cordobesa de verdad, la narcocofrade.
Tafur me concede el honor de dedicarme toda su columna dominical del Acorazado. Me retrata displicentemente y me corona, no alcanzo a detectar con qué grado de ironía, con la consideración de buen escritor. Grasias, corasón de velón. Yo también te quiero. Como es probablemente el tipo más listo de toda la caterva de tragacirios con mando en columna periodística de esta ciudad invadida por la metástasis cofrade (así se titulaba en principio mi artículo), apunta con ojo certero algunos temas. El primero el tono lastimero que subyace en mi indignación: aquí mandan ellos y son lo único realmente vivo de la ciudad, por mucho que a los artistas contemporáneos y a los poetas les monten artificial y oficialmente cosmopoéticas y secuatros, cunas y andadores para que echen a andar de una puta vez y la Universidad ande -en general- refugiada en sus fresquitos departamentos a resguardo del ardoroso fragor de las polémicas de la calle, esa desharrapada gritona que debe limitarse a pagarle los sueldos. El segundo el señalar la meada contra el viento de quienes en la revista han incensado al anterior concejal de cultura del PP, un tipo que será más bueno que un pan y tocará el piano como un querubín, pero que no deja de pertenecer a un partido que ha sido considerado judicialmente como una asociación de malhechores. Aparte de que ya me contarán cuáles son sus méritos para haber sido beatificado. Bueno sí, el haber tenido el buen gusto de no descojonarse de sus antecesores. Eso sí hay que reconocérselo.
Pero en donde anda más fino el correoso pregonero es en el cachondeo. Menuda risa el proponerme como futuro GURÚ DE LA PROGRESÍA. Como un pavo con el moco ereccionado que me queao. El chiste es considerar a la progresía cordobesa tan sumamente tonta como para convertir a un mindundis como yo, atrabiliario y faltón, en su guía espiritual. Pues sí, tiene su gracia, una gracia que no es propiamente suya, sino que bebe de las enseñanzas, mantras y proverbios de los gurús de la rancia derecha a la que él pertenece, gente razonable y educada y no atrabiliaria y faltona, gurús como Fedeguico, Herr Era, Fascisostres o Vomitburgos. Sobre todo teniendo en cuenta que la progresía cordobesa es tan fina y educada que hasta tiene por costumbre pedir perdón cuando pisa la mierda de un cofrade.
Y es que nos merecemos lo que nos pasa, pero sobre todo lo que nos va a pasar.
Y otro día, si eso, hablo de la perla que soltó en la publicación el berzotas de Monse Deme que nos ha puesto de nuevo en el famoso mapa de poner ciudades, tanto que hasta ha servido de risa en el Intermedio.