El pasado día 11 de diciembre participé en las III Jornadas de Cultura Andaluza que se celebraron en La Guijarrosa, especialmente dirigidas a las alumnas y alumnos del CEIP “La Guijarrosa”, del que es profesora mi amiga María. Además de profesora es el alma de las dichas Jornadas. Este año ha tenido a bien invitarme a la primera jornada a hablar a la chavalería de mi libro “La odisea de los rabadíes”, mientras que la siguiente contaría con la presencia de Antonio Manuel, que lo haría sobre flamenco.
El tema de los rabadíes no es desconocido en el colegio, ya que María lo ha utilizado como material didáctico, para que conocieran la historia de aquellos lejanos paisanos nuestros y les sirviera como ejercicio de dibujo. Así, entre el año pasado y el corriente ha conseguido que sus alumnas y alumnos dibujen una porretá de episodios de los que doy cuenta en el libro. Así que la historia de la que trataba mi charla ya la conocían, lo que me permitió, tomándola como base, hablarles ya de paso de otras cosas. Agradezco especialmente las muy pertinentes preguntas que me lanzaron al final y que me permitieron afinar algunas de las cosas que les conté.
La verdad es que creo que conseguí mantenerles la atención durante nada menos que 45 minutos y, como se aprecia en alguna foto, incluso arrancarles una risotada.
Estoy muy contento de resultado y muy agradecido a María, al alcalde Manuel Ruiz, a las madres y padres que nos arroparon y a toda la chavalería del colegio, que eran los verdaderos protagonistas.
El final fue muy emotivo porque ocurrieron cosas que no me esperaba, como que me regalaran enmarcadas una buena colección de las viñetas que sobre el libro habían confeccionado. Ya están debidamente colocadas en sitio prominente de mi casa.
Se da la circunstancia de que desde el 2 de octubre La Guijarrosa es ya municipio independiente, un logro que ha culminado 30 años de duras reivindicaciones que ha comprometido a tres generaciones de vecinas y vecinos. Por ello pude asistir en rigurosa primicia al estreno del video confeccionado en el colegio sobre esos sucesos y contagiarme del entusiasmo que se respiraba por ese feliz final de tan ardua lucha vecinal.