Ante las patentes malinterpretaciones de las que mi anterior post ha sido objeto por parte de algunos lectores me gustaría precisar, repitiendo la mayoría de los argumentos usados por mí mismo en sus comentarios:
1º) Sólo he tratado de insultar a aquellos individuos que han invadido la intimidad de mi casa con sus trompetas, sus megáfonos, sus cláxones y sus gritos salvajes. Y (posiblemente los mismos) a los que que atacaron a la policía por impedirles perpetrar la agresión al centro de la plaza. Desde mi punto de vista la valla protegía la civilización, la urbanidad (fuente y estatua) de la barbarie (hordas desenfrenadas) y para eso está la policía. Yo no hablé de los demás que fueron a la plaza, aunque desde luego mi opinión de ellos, en una ciudad donde los precios de la vivienda que impiden a los jóvenes su acceso normal a ella, la carestía de la vida y la degradación del medio ambiente no mueven a nadie a manifestarse, no es demasiado elevada. Ni odio ni desprecio. Y desde luego no son una gran parte de la población, sólo son los más ruidosos. Pero todo el mundo es libre de autoincluirse en el aura de mi insulto si así lo desea. La mayor o menos contundencia, necesaria o no, de la policía la dejo a los testigos directos y a la investigación necesaria.
2º) Al amigo Amalgama decirle que me gustaría que me aclarara a cuál de las dos veces en que utilizo la palabra capullo se refiere. Si a la del comentario referida a Miguel a quien ya he pedido disculpas y a quien no lo llamé así, sino que le advertí equivocadamente para que nadie pudiera hacerlo, en un desafortunado pronto. O el del propio post referido a los comentaristas de LOCALIA. Si se trata de este último he de aclarar que sí, que lo retiro, que no es la palabra exacta, porque tiene unas connotaciones incluso cariñosas y que la cambiaría por INSENSATOS E IRRESPONSABLES, por incitar a la barbarie desde un medio de comunicación. El tipo de la camiseta verde rotulada MANÁ especialmente, ya que tocaba repetidamente la valla y la acusaba de ser la responsable de todo, apuntalando el supuesto derecho de los aficionados al fútbol a pisotear las fuentes públicas y a subirse encima de las estatuas para ponerles la estúpida bufanda de su equipo de fútbol. Que para ellos será sagrada, pero que para el resto del mundo no deja de ser eso: un símbolo de irracionalidad religiosa alienante y embrutecedora. El derecho de la barbarie frente a la civilidad. Para divertirse, para mostrar su entusiasmo porque un matao equipo de tercera división de una ciudad de provincias dejada de la mano del progreso ha subido a segunda. Es como si una familia hace una enorme fiesta porque su hijo tonto aprueba el Graduado Escolar después de 20 años intentándolo. Pero aunque hubiera ganado la liga. Me gustaría saber qué pasaría si después de un concierto de clásica los aficionados mostráramos nuestro entusiasmo de la misma manera, subiendo al caballo y poniéndole a don Gonzalo una batuta en la oreja. Seguramente nos detendrían. O un coleccionista de sellos que acabara de adquirir su dentado soñado le pegara en la frente un exótico Malawi.
3º) Si esto va a repetirse y a convertirse en una tradición como amenaza el impulso que el irresponsable e interesado entusiasmo de los políticos ya podrían ir pensando nuestras autoridades en lugar de chupar rueda y mostrar ese estúpido triunfalismo, en algunos casos absolutamente falso (Ay Rosita, cómo te gusta desde siempre a tí el fúmbol ese...), además, en habilitar un ENTUSIASMÓDROMO FUTBOLERO. Podrían incluso aprovechar el proyectado PROCESIÓDROMO del Arenal, por ejemplo. Dos pájaros de un tiro. Dos manifestaciones irracionales de la misma calaña compartiendo cancha. Un lugar donde los australopitecos y los aficionados civilizados aunque cantarines, juntos o por separado, puedan celebrar los triunfos de su equipo (local, nacional o galáctico) sin que los demás ciudadanos, que somos muchísimos más que ellos, tengamos que soportarlos. Y hacerle hincapié a la policía municipal para que multe a todos los imbéciles de las bocinas cuando las hagan sonar agresivamente por las calles. De una puta vez.
4º) Y sí, el tema ha conseguido convertirme en un gilipollas que se alegra cada vez que el equipo de su pueblo pierde no porque considere que el exceso de consumo de fútbol es malo para la salud mental de los ciudadanos, que lo piensa, infinitamente peor que los porros y casi igual que el alcohol, sino porque a menor triunfalismo menos entusiasmo estúpido y a menos entusiasmo estúpido menos ruido y menos manifestaciones australopitecas bajo mi ventana. Y por pura y venenosa venganza.
ESTRAMBOTE: Perdida mi fe en el regeneracionismo sólo me queda defenderme de la barbarie. Y el fútbol es barbarie. Una actividad que curiosamente patrocinan normalmente los propios empresarios del ladrillo, los responsables junto con los políticos a su servicio de que esos miles de jóvenes que salen a la calle a gritar consignas futboleras no puedan tener acceso a una vivienda digna. Les impiden tener casa pero les proporcionan la morfina para superarlo. Una actividad que devora una ingente porcentaje del pastel informativo de los medios de comunicación, que lo invade todo, que fomenta el tribalismo, la violencia, el odio más o menos simpático al contrario, la insolidaridad y el ramplonismo mental. Una actividad que permite un discurso tan estúpido que convierte en expertos en algo desde al analfabeto hasta al catedrático. Quien sostenga que eso es positivo es porque lee demasiado a Rojas Marcos o porque no lo ha pensado bien. Que arrincona agresivamente a los que no lo comparten. Que resulta insultantemente caro en un mundo donde campa la miseria. Que convierte en ídolos de masas a jóvenes semianalfabetos pero millonarios, algunos de los cuales, endiosados, se permiten actitudes chulescas, incívicas y violentas que los niños acaban justificando ante la mirada comprensiva de sus padres. Que se ha convertido en una enfermedad mental para millones de ciudadanos, mucho peor que el alcoholismo. Que contamina el ambiente de los locales públicos como el humo del tabaco sin que nadie nos proteja a los no futboleros...
En todo eso y en más consiste LA GRANDEZA DEL FÚTBOL.
Señor Harazem,
ResponderEliminardado que usted "ha tratado de insultar a aquellos individuos que han invadido la intimidad de su casa con sus trompetas, sus megáfonos, sus cláxones y sus gritos salvajes. Y (posiblemente los mismos) a los que que atacaron a la policía por impedirles perpetrar la agresión al centro de la plaza." permitame contestarle:
Yo fui una de las muchas personas que salió a la calle a celebrar el ascenso de mi equipo, hice sonar mi claxon, vitoreé al Córdoba, agité mi bandera y por supuesto estuve en las Tendillas sin ser uno de los que atacaron a la policía. Me parece estupendo que no comparta esto, que no le guste el fútbol y que vea ridículo que un ascenso de segunda B a segunda se celebre con tanto entusiasmo, pero desde luego eso no le da derecho a insultar a las personas. Nadie ha invadido la intimidad de su casa. Su casa es su casa y nadie que usted no quiera entrará ahí, los sonidos de la calle, son sonidos de la calle. Si tanto le molestan es libre de insonorizar su vivienda o de mudarse a un sitio alejado del bullicio, en lugar de querer echar a todo el mundo al arenal, y así se evitará estos malos ratos. Mientras tanto, por favor, deje a los demás disfrutar y divertirse, y si nos pasamos, ya se encargará la policía de poner orden, que como usted bien apunta, para eso está.
Un saludo.
SUNT QUI SEMPER PER PROPRIA BUCCA NATURA ASINI SUA MANIFESTANT.
ResponderEliminarHala, facilito, pa que lo entienda hasta usted.
No esperaba menos de una persona tan inteligente como usted que el reconocimiento de su error, pero si me permite la corrección, su naturaleza la demostró usted con el teclado, no con la boca.
ResponderEliminarUn saludo.
Voy a intentar razonar con usted. No estoy seguro pero creo que lo que usted defiende es que usted y muchos otros como usted tienen todo el derecho a pasar una tarde y una noche atronando los bocinas de sus coches por toda la ciudad, debajo de mi ventana y de las de miles de ciudadanos más porque se casa su primo, gana su equipo, le toca la lotería o a su novia le ha bajado por fin la regla. Y yo sin embargo no tengo derecho en mi página web a llamarlo australopiteco por ello.
ResponderEliminarPues si se trata de eso le recuerdo que lo mío puede ser un error de clasificación taxonómica e incluso un exabrupto. Lo de usted y sus amigos está tipificado como falta por el código de la circulación (hacer sonar el claxon sin motivo justificado) y por la legislación municipal (producir ruidos molestos para el vecindario). Y además denota falta de urbanidad, de civismo y de educación. Lo que le digo, cosa de hominidos no evolucionados.
¿Alguien ha visto hoy en las noticias los hinchas que se han liado a hostias entre ellos por perder el equipo local, llegando a matar a uno y a herir a catorce? En mi opinión hoy en día solo el fútbol, junto a los extremismos religiosos, es capaz de despertar el primitivo instinto de agresión y odio entre clanes de distintos bandos. Los "grandes" futbolistas son hoy un sustituto de dios, que ha perdido la mayor parte de sus abonados. Algunos de ellos pasean su amplia incultura de rueda de prensa en rueda de prensa, opinando igual sobre el cambio climático o sobre una decisión política. Pero lo que es peor, millones de seguidores aguardan con arrobo las becerriles declaraciones de sus superestrellas, conocer las multimillonarias cifras de sus traspasos y los cochazos que lucirán la siguiente temporada. Compran en reventa entradas para un partido de fútbol por valor del sueldo de todo un mes. Y la imbecilidad la colma la televisión, colocando este deporte de asnos en titulares. A mí no me parece normal; ni tampoco que estén pitando debajo de mi ventana durante tres noches, porque NO TENGO POR QUÉ AGUANTARLO. Así que, fanáticos futboleros, y nuevos extremistas de la coz, celebrad en vuestros macrotemplos, y lincharos entre vosotros para desfogar. Pero no impongáis vuestro sentido universal de la celebración futbolera, que a muchos nos importa UN NABO.
ResponderEliminarÁngeles
Evidentemente no estoy diciendo que cada uno pueda salir a la calle a pitar con el coche cada vez que le de la gana. De hecho no creo que nadie salga por ahí pitando en ninguno de los supuestos que dice exceptuando el de que gana su equipo pero con una clara puntualización, que la última vez que se dio este caso fue hace 8 años, en el 99 con el último ascenso del Córdoba, y notese que digo del Córdoba porque lo que sí me parece ridículo es que un montón de cordobeses salgan a la calle a celebrar que el Madrid gana la liga como si eso les diera de comer. Creo que es muy distinto apoyar al equipo de tu tierra, y aunque no se lo crea, es el único que sigo, no piense que me paso el fin de semana pendiente de resultados, clasificaciones y cosas de esas. Por eso le digo que me parece un poco exagerado poner el grito en el cielo porque la gente se alegre de que su equipo ascienda y que por ello se le insulte. En cuanto a que es una falta tipificada y que la legislación municipal lo prohibe, pues sí, lleva usted razón, pero como le digo, se comprende que por una noche una vez cada Dios sabe cuando se puede ser un poco permisivo. Imagine que un día cortan una calle por la que yo paso habitualmente para organizar un evento de lo que sea que a usted le guste, ¿le gustaría que fuera corriendo a mi casa para ponerme a insultarle a usted y a todos los que estén allí con usted?
ResponderEliminarUn saludo.
El problema que tenéis los aficionados (sección horda vociferante) al patadesco deporte es que os creéis con más derechos que los demás porque seis munchos. Imagine usted, incierto amigo, que todos los aficionados a cualesquiera otras actividades (jugadores de petanca, partidistas de parchís, jugadores de dominó, apostadores en las carreras de grillos, carreristas de macocas, premios Nobel, lanzamiento de hueso de aceituna, concursistas de rezar el rosario al revés...) decidieran que tienen los mismos derechos a petardear la ciudad por una victoria (cada día, semana, año o, como en el caso del equipo ese de vuestros amores, y afortunadamente, cada 8 años) que ustedes se arrogáis. Tendrían EXACTAMENTE EL MISMO DERECHO que los aficionados al deporte de las coces. Total, no se sube de tercera a segunda todos los días, pero cuando se sube tiene que enterarse hasta el último pringao que no siente ni mucho ni poco los colores del clú del pueblo y que está tranquilamente en su casa viendo en la tele a Salsa Rosa o leyendo a Shopenhauer. Yo no les concedo, señores futboleros, ni un sólo milímetro más de derecho que al resto de las aficiones. Así que por su regla de tres las ciudades podrían convertirse en verdaderos infiernos. Total, cada afición gana sólo de vez en cuando. En ese caso, además, yo tendría que insultar desde esta página web mucho más frecuentemente.
ResponderEliminarAsí que casi me alegro de que sólo ejerzan ese supuesto derecho ustedes vosotros que tanto se lo meresei. Total, con los futboleros vociferantes y claxonistas sólo tengo que hacerlo cuando su equipo gana alguna vez algo, cosa que afortunadamente ocurre cada ¿8 años? Y ojalá el año que viene pudiera yo tener el derecho (que no ejerceré de ninguna de las maneras), a salir solo con mi claxon a toda pastilla a celebrar que vuelve a hundirse en no sé que infiernos de las categorías inferiores esas ¿regionales se llaman?
Yo no me creo nada, simplemente hay cosas que se celebran en la calle y además como le digo con la permisividad de las autoridades e incluso con el beneplácito en muchas ocasiones(el ayuntamiento es el que organizó la fiesta del lunes en las Tendillas). Si le parece bien este fin de año que se lleven el reloj de las Tendillas al arenal y se coma la gente allí las uvas. Según su teoría sería lo justo, y eso es una vez al año sí o sí. Y los que pitan por las calles como se llamarían? australopithecus nocheviejensis? Seguramente sí. Realmente siento mucho que le moleste tanto todo. Ojalá para el siguiente evento la policía tome cartas en el asunto. En caso contrario intentaré ser más considerado y no molestarle en absoluto.
ResponderEliminarUn placer debatir con usted.
Que berrinche mas tonto has cogido, no? En toda ésta estupidez pasas tanto tiempo de tu vida? Bueno, yo también tengo que tener algo de imbécil al perder el tiempo en publicar estas líneas
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