miércoles, 28 de noviembre de 2007

Luis Miranda: el rencor del cofrade herido


Una mañana estás tan tranquilo en tu casa sentado al brasero con tu cafelito y la pantalla encendida del portátil sobre la mesa, abres las páginas de las ediciones digitales de tus diarios habituales y descubres que alguien te está disparando directamente desde una de ellas.

El esforzado marine de la Santa Comunión Tradicionalista Cofrade y de las JONS, Luis Miranda, probablemente en un ataque de aburrimiento de sí mismo y de su espeso y ahumado (por efecto de la insalubre quemadera de cera e incienso) mundo interior, se entretuvo hace unos días en enviar desde el protegido puente del acorazado ABC-Córdoba desde donde gallea su ardor guerrero contra la racionalidad ilustrada, una andanada de fuego graneado, una ráfaga tontiloca de pestífero plomo bilioso contra quienes hemos denunciado con argumentos racionales la pretensión de construir la necesaria nueva biblioteca pública sobre los terrenos de un también necesario jardín histórico. Para suerte de todos nosotros (¡Alabado sea Dios!) con una puntería nefasta y utilizando munición averiada, claramente descompuesta por la contaminación del ácido de su propia bilis, un heteróclito memorial de insultos, acusaciones extemporáneas y parodias de mala baba, macerado todo en un agrio rencor de cofrade herido: nunca nos perdonó a los racionalistas de esta ciudad que protestáramos ruidosamente por la erección con dinero público en un espacio público de un espantoso aparador dramático-semanasantero en honor a Juan de Mesa, autor de algunos de los atormentados ídolos que él adora.

Hela aquí la venganza:



Amigos de las causas pegosas



Para ampliar la calaña del personaje me anima mi amigo Juan Sepelio a que reproduzca algunas de las reflexiones en que nos entretuvimos él y yo una preciosa mañana de principios de este mes a orillas del Guadalquivir a propósito de otro artículo que el aguerrido cerífago publicaba también en el ABC local.

El día 2 de noviembre del presente el incensado plumilla se dejaba caer con esta agria denuncia de una ya clásica manifestación de la globalización cultural: la importación y entusiasta extensión por las sagradas tierras de María Santísima de la tradición céltico-yanqui-disneyana de la fiesta de Halloween.



Halloween y Ánimas
Luis Miranda
ABC Córdoba 2/11/07

DE la triste comitiva de cretinos disfrazados de monstruos imposibles que en la madrugada del primero de noviembre llena las calles de estulticia ruidosa queda un gusto de terror. Es verdad que su facha de esperpento malo tiene pinta de sainete sin gracia y que la estupidez que les hace gritar irrita un solo segundo.

Más que este decorado que por encima de todo es feo hasta lo tremendo, lo que da miedo es pensar cómo la publicidad y la televisión podrían, si quisieran, que medio mundo se tirase a un pozo en una fecha señalada y con cualquier excusa. No se diferenciaban las cabezas de estos idiotas de la grotesca calabaza que les sirve de icono: ambos sonríen sin tener nada dentro. Por eso hacen el ridículo con caretas de personajes absurdos y nunca han pasado terror del bueno con Stoker, Poe o Lovecraft.



Impecable lo de la tele y la publicidad ¿verdad? Excepto tal vez por los muy desagradables epítetos que lanza con injustificada violencia sobre los pobres chavales que celebran alegremente esa fiesta, podría haberlo firmado cualquier racionalista acreditado. Eso sí, con bastante mala follá. Pero el amigo Miranda sólo usa argumentos de racionalista como recurso retórico argumentativo y así, destapando ya claramente sus cartas, continúa:



Mientras la globalización avanza segando testas inservibles, en el corazón de Córdoba se celebra el día de Todos los Santos recordando a quienes se fueron, pidiendo por aquellos que todavía tendrán que pasar un tiempo en las tinieblas antes de nacer para siempre a la Luz. En el Cristo del Remedio de Ánimas y en el fastuoso universo barroco que lo rodea se resume el sentido profundo de estos días: la fugacidad de la vida, la Salvación que nace con su muerte y la presencia de las almas en las lámparas votivas a sus pies. Al otro lado de San Lorenzo, la Virgen de las Tristezas lloraba por los humanos, «a ciegas en el páramo confuso de la vida». Ni Halloween ni los ladrones lograrán arrancar de Córdoba la honda espiritualidad de Ánimas.



Ahora ya todo encaja como en un puzzle. Lo que a nuestro legionario de la credulidad le jode no es el adocenamiento imparable de la mayoría de los miembros de la sociedad globalizada y su conducción a un irracionalismo de base consumista, sino el que esa anulación de la capacidad de generar criterios personales vaya sustituyendo, sobre todo entre la juventud, a la que tradicionalmente ha propiciado la religión tradicional organizada. El que nuevas tradiciones de base consumista y sacerdotes encorbatados que dominan las artes de controlar las voluntades por medio de la publicidad estén sustituyendo a las religiosas de toda la vida basadas en el control de las mentes por medio de la superstición y la idolatría. Y lo que peor lleva es que la extensión de esa estética gore de cartón piedra, de máscaras grotescas, de terror infantiloide, estrictamente lúdica, haya sustituido en el favor de los jóvenes globalizados a la verdadera estética gore autóctona y auténtica del horror inquisitorial católico que se rememora en la estética cofrade del crucifijo sanguinolento y el siniestro capirucho de penitente. Gore del bueno. Sin conservantes ni colorantes. Genuino sabor de torturas y disciplinas. Revisitación ritual cíclica de las procesiones de la Inquisición. En las que se conducía a la hoguera a la gente como yo, librepensadores que protestamos por la ubicación de una biblioteca a costa de un jardín o por la insensatez de fomentar desde las administraciones públicas las irracionalidad y la superstición. O por decir que la tierra gira alrededor del sol.



La pretensión más inicua de este pozo de reaccionarismo de la peor especie que es Luis Miranda es la catalogación como cretinos integrales de todos los participantes de una fiesta lúdica y callejera, neocarnavalesca, foránea desde luego, como el rock y la pizza, pero muchísimo más sana por divertida e inocente que el consumo inmoderado de sustancias estupefacientes de alto contenido supersticioso que embotan el entendimiento e impiden el librepensamiento a que obliga la peligrosa adicción cofrade. Sustancias, no se olvide, administradas por la Iglesia Católica, la peor organización mafiosa de la historia de la humanidad y la mayor causa de dolor, destrucción y muerte de todas las que en el mundo han sido.

Por no hablar de cómo dejan las calles de mierda cerúlea cada vez que organizan uno de sus aquelarres siniestros de hachones y tambores de muerte...

Al emético plumilla cordobés del ABC aún le queda mucho para alcanzar las dotes de envenenar el aire con sus mefíticas opiniones de su papá Fedeguico y su mamá Antonio Burgos, que lo acunan amorosamente desde las mismas páginas del diario monárquico derechista la última y desde la emisora de los Curas Capones el primero, pero yo lo sigo con gusto, porque a veces viene tocado por esa gracia hepática que de pura malafollá facha te arranca la carcajada.

Y pa darme un placer intelectual con sustancia mantecosa me acabo de comprar el libro de Fernando Vallejo La Puta de Babilonia, que era como los albigenses llamaban a la Iglesia Católica antes de que ésta los exterminara absolutamente. ¡Menudo festín!

4 comentarios:

  1. Jajajajajajajajaja, muy bueno Manuel, muy bueno. Seguro que Luis Miranda celebra este texto y prepara la venganza desde lo alto de la torre de la Iglesia de San Hipólito cual Jorge de Burgos, aquél fraile ciego de El Nombre de la Rosa. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. ¿San Hipólito? No me asustes, amigo lamalgama, ¿crees que meterá en esto a los jesuitas? Ay, ay, mama, que les tengo mucha jindama desde chico...

    ResponderEliminar
  3. Manuel, en el Córdoba de hoy viene una fotografía, que al verla inmediatamente me acorde de ti, al parecer el día de los santos dentro del cementerio estaban paseando a una virgen por las estrechas calles y entre la gente que imagino "pensarían esto de que va", no se si tendrás conocimiento de dicho acto,pero como se lo mucho que te gusta el derroche procesional que últimamente estamos teniendo en
    esta ciudad,te lo comento. Yo desde luego me quede a cuadros
    ¿que nos quedara por ver? ya mismo nos sacan en el intermedio.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Conchi, no la había visto y además no sé a qué corresponde, pero desde luego si ya los narcocofrades invaden espacios como los cementerios es que la cosa está realmente mu mal. Pero es que lo está... Ya investigaré.

    ResponderEliminar