Mi (creo que) contertulio de la CALLEJA Porca Miseria me recrimina (rebaja a la categoría de infantil) en un comentario a mi escueto post de ayer con toda la razón del mundo el que llame con evidente intención denigratoria trapo a la rojigualda cuando coloco otro trapo con evidente intención reivindicativa. Más que un santo. Trapos son las dos. Aunque también símbolos. Pero desde mi punto de vista, que es el que predomina en esta, por ello mismo, aburrida bitácora hay una pequeña diferencia. La republicana es el símbolo perdedor de una oportunidad histórica en la que las fuerzas ilustradas de este país intentaron su regeneración social, política y ética desde los presupuestos de la racionalidad y la igualdad utilizando la herramienta del sistema democrático burgués. Tal vez no lo hubieran conseguido evolutivamente pero eso no le quita su fuerza simbólica de utopía generosa. Ya sabemos como terminó la cosa: la reacción, bajo el simbolismo de la rojigualda la asesinó sin piedad, con premeditación, alevosía y el agravante de encarnizamiento.
Probablemente las nuevas generaciones no tengan esa visión del símbolo, sobre todo porque ya se ha encargado el sistema educativo de evitarlo, pero yo, que tengo la suficiente edad, pertenezco a la descatalogada especie de los que no olvidamos los orígenes de las cosas ni los barros que trajeron estos lodos. Radicales, que viene de raíz. La restauración de la democracia burguesa tras cuarenta años de sangrienta dictadura se hizo sin limpiar previamente el solar, con todos los asesinos y sus cómplices perfectamente intactos en sus lugares de privilegio sentados sobre los cadáveres de mi gente. Y las fuerzas de la izquierda colaboraron a ello, al principio tal vez como único camino para la normalización, pero después, instalados en el poder, con un entusiasmo ciertamente ominoso. Hoy en día no son sino los mamporreros del gran capital triunfante, los eficacísimos capataces que han desmantelado uno a uno todos los derechos sindicales ganados a golpe de huelga y lucha durante tantos años, que han vendido fraudulentamente las empresas públicas (de todos), los responsables de la creación de un sistema dual de enseñanza subvencionado la privada en manos de los curas y descapitalizando la pública, de permitir que los Señores del Ladrillo encementen las costas españolas para su estricto beneficio, sumándose a las leyes racistas que les imponen sus colegas perifascistas europeos. Todo al servicio de una mayor capacidad explotadora del gran capital. Se han derechizado tanto que la derecha europeísta española se ha quedado sin espacio y ha tenido que reafirmar su diferencia echando mano al nacionalismo rancio españolista. Aunque ahora andan reclamando, vanamente, su sitio. Ya ni el catolicismo pueden reinvindicar, infectados como están los cuadros del PSOE de católicos hasta las glándulas linfáticas.
La rojigualda se convirtió así también en el símbolo de la traición de los socialistas españoles. Bueno, de los socialistas no, pobres socialistas auténticos: de los responsables del PSOE. De su proceso de renuncia sistemática a todos y cada uno de los presupuestos de la izquierda. Si alguien no es capaz ya de distinguir esos presupuestos de su palabrería programática sólo tiene que leerse el breve pero ilustrador Derecha e izquierda de Norberto Bobbio. El algodón no engaña. Y para muchos de nosotros la rojigualda tiene las mismas connotaciones que la esvástica para los alemanes. ¿Desageraos? Montañas de muertos nos impiden otra visión.
¿Que qué tiene que ver con el fútbol? Bueno, para conseguir la domesticación de los individuos, para evitar que se conviertan en ciudadanos responsables y lo hagan en manadas de primates vociferantes, con la fuerza encauzada hacia causas inofensivas para el poder, hace falta fomentar el circo. Machacar día y noche, mantener la atención ubicuamente a costa de cualquier otra posibilidad alimenticia espiritual o de asunción de responsabilidad frente la realidad circundante. Lo inventaron los romanos y siempre ha funcionado. Panem et circenses. Junto con el miedo no ha habido otro instrumento mejor de dominación a escala ciudadana. Cagados de miedo o entretenidos. O ambas cosas a la vez. Divertirse hasta morir, el imprescindible ensayo de Postman lo explica meridianamente en el caso de la televisión. Pero el fútbol es más iluminador. Más cretinizante, por su triste monotonía, por su incapacidad de generar discursos fértiles, por su asombrosa esterilidad intelectual.
Por eso asocio el facherío, la bandera y el fútbol. Las democracias burguesas occidentales han conseguido fácilmente mediante el dominio absoluto de los medios de comunicación lo que el fascismo fue incapaz de mantener más allá de unas décadas mediante el dominio absoluto de la fuerza bruta: la domesticación completa de los pueblos. Su sumisión a los dictados de la hidra imperial de varias cabezas, financieras e industriales. El fascismo de siniestra sonrisa de la propaganda total y sus lacayos nacionales. En España además sin siquiera periodo de adaptación. Sólo el supositorio de la Transición. Suave, suave, a base de engaños de los íncubos falsos socialistas, televisión y fútbol, muchos partidos de fútbol.
¿Cómo coño si no iban a conseguir que esa caterva de mafiosos Señores del Ladrillo que pagan a los políticos sus campañas estafaran sistemáticamente a todo un estado cobrando una mierda de pisitos a precio de palacete durante tantos años sin que nadie rechistara?
Si pudo decirse alguna vez que el fútbol fue un noble deporte, en el mismo sentido que se dice que el caballo es un noble bruto, hoy en día el fútbol profesional, espectáculo de masas no es más que un gran basural, que fomenta los más bajos instintos agresivos, destructivos, el odio al vecino, el olor del establo frente a la conciencia individual, el falso patriotismo de las banderas y los cláxones, lo más bestia del ser humano.
Manuel, cada vez que tienes a bien dar una batida como ésta, o un pescozón como el anterior, alguien surge que se empeña en empujar el megalito y ponerlo mirando pa su casa.
ResponderEliminarHay verdades absolutas, pesadas como el universo, y empeñarse en darle la vuelta no hace sino evidenciar, de manera burda además, lo torticero de la intención.
Los verdaderos trapos son las banderas que se exhiben en los estadios o en las manifas de El Foro de la Familia.
Mañana, tal vez con razón, quien porte una bandera nacional volverá a ser un facha.
No imagino (coño, como casi siempre) una forma mejor de decir lo que has dicho.
Un abrazo.
Todo eso que ocurre con el fútbol ocurre en cualquier sociedad occidental con otros deportes (véase en EEUU el colosal tinglado del fútbol americano, béisbol o baloncesto, cuyo despliegue de medios y sistema de apuestas deja en bragas a lo que aquí sucede).
ResponderEliminarCreo que lo relacionas directamente con el facherío por recuerdo de la utilización franquista, pero ya poco tiene que ver todo eso, sino el consumismo. El fútbol vende y se explota. Como se explota cualquier aspecto que venda, algo que se puede comprobar muy bien en las revistas dominicales de los periódicos, auténticos catálogos publicitarios de lujo con la apariencia de información. O consumes o eres invisible, hasta el punto de que entre personas que con dificultades ganan 800 euros se generan caras de extrañeza si en el puente de tal fecha no te vas fuera.
Pero en ese consumismo hay de todo. En ese mundo como supermercado también se da uno de los periodos de avance y prosperidad más sorprendentes de la historia. Junto a todo eso que comentas, por ejemplo, se dan numerosos avances sociales, económicos o científicos que sobrepasan cualquier previsión.
En fin, que no hay que ser tan melodramático. La bandera republicana no es mas que una ficción, algo que simboliza una esperanza... pero a posteriori, un comodín fácil para quien la enarbola. Esa república no existió. Si se atienden a los brutales discursos de aquellos políticos republicanos y a algunas medidas tomadas entonces nos encontramos con una buena panda de inútiles. Esa república de la esperanza es pura literatura.
También creo que se peca de ingenuidad al tratar al Psoe. En la guerra civil no hubo un núcleo de opresores contra el resto de población, sino dos bandos, cada uno con miles y miles de personas. El PP y el Psoe se nutren de los vencedores desde el principio. La Ley de Memoria Histórica no es sino una sutil y cínica hipocresía que equivale a una ley de punto final y lavado de manos a lo Pilates. Si se sigue la genealogía de muchos dirigentes del Psoe nos encontraremos con los servidores de la dictadura.
Pero de la guerra civil hace la tira. Seguir con la misma cantinela hace un flaco favor a nadie. Además los que verdaderamente la sufrieron o están muertos o son ancianos. No me gusta la actitud de apropiarse del sufrimiento ajeno para crear una identidad solidaria de salón (no me refiero a ti, es algo que veo mucho en otras personas).
Ante eso sólo vale el conocimiento y la pedagogía. Por ejemplo, cada vez que un librito ponga por las nubes a los Cruz-Conde que alguien detalle con precisión la represalia llevada a cabo en Córdoba con esa excelente persona llamada Cascajo.
Pero ahora, como dicen los políticos, el "escenario" es otro: una partitocracia basada en encuestas y titulares, en las medidas a cortísimo plazo, en la corrección política, en el control de la información por la vía del exceso de información y el espectáculo.
Y al margen de todo eso hay mucha gente que creció dándole patadas a un balón de trapo, por lo que el fútbol le lleva a una esperanza más palpable que la de la república, aquella donde tomando Mirinda le colaron un puto gol inexplicable a Arconada. Y ahora llega el momento de recuperar la infancia. Los de entonces, o los de antes de Naranjito, o los de después del codazo a Luis Enrique. Todos los equipos de barrio simbólicos se unen estos días, ya tripones, ya calvos, ya impotentes, en un grito unánime: jjjjjjpañaaaaaaaa.
Bueno, esto es un rollo escrito a toda prisa. No me ha dado tiempo a profundizar en algunos aspectos y desde luego llevas razón en muchas cosas que dices, pero tampoco dramaticemos. Además ayer Capdevila bailaba con un cubata en el hombro, sin tirarlo, ¿no merece eso un respeto rayano en la idolatría?
Al leerte se me han puesto los pelos de gallina, a la vez me ha entrao pena por no poder poner el enlace de tu blog a unos pocos petardos analfabetos q andan sueltos por los bytes y pertenecen a las ordas-facheriles-futboleras a las q aludes. q por qué no puedo ponerlo?, porq te leerían el primer renglón y sin terminar se acordarían de tu santa mare pa mal. y yo como te quiero bien, no incurriré en esa putada.
ResponderEliminarsigue levantándote de vez en cuando con ese dolor de muelas q dice calleja q te da a veces si eso te hace aporrear el teclado como lo haces, así suene su cliqueo en las antípodas y chirríe en los oídos de algunos hasta q revienten de ira por no poder amordazarte.
un abrazo harazem, maría
Quizás sea algo más que el sol o una mala noche!. No mezclemos churras con merinas , señor Harazen, un marxista convicto y confeso como Manuel Vázquez Montalbán nos enseño hace ya bastante tiempo, que la afición por el fútbol no estaba reñida con la militancia antifranquista, en la época de la revista Triunfo, ni con las inquietudes intelectuales, ni con la militancia izquierdista. Si ánimo de ofender, me atrevo a recomendarte su libro, “Futbol : una religión en busca de un dios”.
ResponderEliminarSi te gusta, disfrútalo, si no, lo quemas como hacia Carvallo. Y sobre todo, tronko, mucha calma y a disfrutar que son tres días. Un fuerte abrazo.
Porca Miseria, tan suave pero qué poca razón tienes. Vamos por partes.
ResponderEliminarQue en otros lares usen otros recursos con el mismo fin con el que se emplea el júgol en este país (vgr. lo de yonquilandia) no tiene relevancia. Harazem no está criticando el reglamento internacional de la FIFA, sino su función. Da igual si la pelota es esférica o melonera.
No has entendido bien por qué Harazem relaciona la bandera rojigualda con el facherío. No es solo por su utilización fascista o durante la guerra, es una cuestión de simbolismo (símbolo, aunque sea un trapo, él lo dice bien). Si no lo he entendido mal, la bandera republicana, siendo un trapajo, simboliza un estado de ciudadanos conscientes y libres, participativos, formados, autónomos, cultos, críticos y capaces de relacionarse de manera colectiva dentro del ámbito de la mera razón. El fascismo y su versión hispánica (el nacionalcatolicismo) significan justo lo contrario, pero también el júrgol (no el fútbol, sino el júrgol, o sea, esto que hay ahora) significa justo lo contrario, de donde se deduce el paralelismo entre júrgol y facherío resulta de una precisión matemática, y mira por dónde ambos coinciden en la bandera rojigualda.
La república sí existió, en muchos sentidos. Y sigue existiendo incluso, si me apuras. Lo que no ha existido nunca es la España ficticia imperial de pandereta que vendió el nacionalcatolicismo y aun así muchos se siguen creyendo que la única Ppaña es esa entelequia. No es solo literatura. Hoy aún hay república. Lo que pasa es que no la verás si vas a las celebraciones jurgolísticas, tendrás que mirar en otros sitios como en callejadelasflores.es/foro, por poner un poner.
Hablando de la última guerra civil dices: "Además los que verdaderamente la sufrieron o están muertos o son ancianos."
Muy mal, muy mal. Cómo te atreves a menospreciar la realidad, los sentimientos y las personas solo porque sean viejos o estén muertos, como si fueran culpables o inferiores por viejos o por muertos. Por favor, piénsatelo dos veces. Pero el remate viene cuando dices: "No me gusta la actitud de apropiarse del sufrimiento ajeno para crear una identidad solidaria de salón (no me refiero a ti, es algo que veo mucho en otras personas)." Pues yo sí me apropio del sufrimiento ajeno, por ejemplo del de mis primos, mi padre, mi abuelo, mi madre o mis tíos abuelos, y creo con ella una identidad SOLIDARIA que no es de salón. Solo yo y los de mi generación podemos hacernos eco de su vida, su historia y su sufrimiento, del que en parte somos hijos. A ver si al final vamos a tener que aguantar que se les diga a nuestros mayores lo que le dijeron a Pilar Manjón, que se metan sus muertos por el culo, y no tener ni la decencia de ser solidarios y defenderlos, ni la empatía de sentirnos iguales y ofendidos.
Yo no le pongo pegas a Harezem, me alegro infinito de que haya alguien escribiendo estas cosas en la ciberesfera. GRacias.
Bueno, el Anónimo precedente me ha ahorrado contestarte, Porca Miseria. Sólo añadir que no sé hasta qué punto es auténtica esa tendencia tuya a épater le gauchiste. Pero creo que deberías revisar el punto de mira.
ResponderEliminarUn saludo