sábado, 5 de abril de 2008

ELENA CORTÉS SOMOS MUCHOS (II)

CONTINUACIÓN DE LA PRIMERA PARTE

El tema de la Santa Semana y su desmedido crecimiento en los últimos años tiene que ver desde luego con el proceso de reencantamiento de la sociedad occidental heredera de la Ilustración emprendida por el talibanismo católico acaudillado con ardor colérico desde los 80 por el Impresentable Organista de Cracovia (en feliz definición del maestro Ferlosio), el difunto Woytila, pero también constituiría un buen tema de estudio para cualquier antropólogo de la modernidad. Efectivamente la celebración de la Semana Santa en Córdoba, como en los demás lugares donde se halla arraigada tan siniestra tradición, estaba en vías prácticamente de extinción en la bisagra de los 70 a los 80. La gente se largaba en masa de las ciudades para irse a la playa y desde luego no existía el turismo de inciensa y cera. Los que se quedaban tampoco es que acudieran en masa a las procesiones, salvo las fieles beatas del Rescatado o los Dolores. Eso sí, a los jóvenes nos servía de excusa para llegar más tarde a casa y ligar como descosidos. El número de cofradías había permanecido fijo prácticamente desde el siglo XIX con algún ligero crecimiento al calor de la obligada ferocidad piadosa impuesta por el régimen nacionalcatólico de esencia fascista-clerical. Los costaleros eran reclutados entre los faeneros profesionales a los que las cofradías pagaban por sacada de paso. Un tío mío lo fue. Si mis fuentes no se equivocan, allá por los finales de los 60 debió haber una especie de rebelión o amenaza de huelga solicitando un aumento de sueldo que se saldó a la larga con el cambio de sistema de tracción de muchos de los pasos siendo sustituidos los insaciables faeneros por unas funcionales ruedas a prueba de reivindicaciones laborales. Fue así como los jerarcas cofrades diseñaron una estrategia de captación de jóvenes que revitalizaran la decaída tradición, estrategia que no funcionó al principio por la efervescencia antifascista que ocupó las mentes de buena parte de la juventud en los últimos años del franquismo y primeros de la Transición. Y la Iglesia y sus franquicias formaban parte en el apartado objetivo de esa lucha.


Muestra de cómo se celebraba la Semana Santa en la posguerra. Mi abuelo y sus colegas se largaban los siete santos días a un cortijo donde daban cuenta de varias arrobas de vino, organizaban sus propias procesiones etílicas y se libraban del asfixiante ambiente fascista-clerical de la ciudad. MI abuelo es el crucificado.


Fue a partir de la ascensión del relativismo de índole socialdemócrata entronizado como filosofía política por el PSOE cuando con la reivindicación de las tradiciones populares supuestamente secuestradas por el fascismo y ahora devueltas a su legítimo dueño, el pueblo, por los salvadores de la rosa y el puño, cuando toda la caspa del franquismo se vuelve a regurgitar, esta vez teñida con los colorines de la movida o con los de la antropología seudoprogresista. La copla, las sevillanas, las romerías y por supuesto la Semana Santa sufren un inconmensurable empujón desde las instancias del poder socialista bajo el pretexto de su raíz popular, justo cuando esas manifestaciones comenzaban a morir de muerte natural por su propia inadaptación a las condiciones socioculturales del país que renacía de las cenizas del abismo moral en que la había sumido la dictadura. Todavía recuerdo en los primeros 80 la imagen de muchos intelectuales progresistas de trenca y barba desaliñada defendiendo la ritología cofrade como propia de la idiosincrasia mediterránea, enlazándola con los cultos cíclicos estacionales y con la simbología del mandala, el árbol de la vida y cien zarandajas más recién leídas en los libros-flipe de Mircea Eliade justo en el momento en que precisamente comienzan a descontextualizarse cayendo, como todas las demás manifestaciones antiguas o modernas, en las garras del mercado y de la sociedad del espectáculo retratada años atrás por Guy Debord.

Las cofradías vuelven a nutrirse de gente joven que se agrupan en cuadrillas como una tribu urbana más, la mayoría totalmente alejados de la esencia católica fanática base del movimiento cofrade, pero sometidos a una disciplina y a unas redes de apostolado y catequesis importantes. La alienación llegó al punto de que los actuales costaleros no sólo no cobran por cargar los pasos sino que incluso han de pagar por ello. Si cualquiera tiene la curiosidad de leer en las guías de procesiones de la propia Asociación de Hermandades y Cofradías las fechas de fundación de gran número de ellas, descubrirá cuántas de ellas fueron fundadas en los años 80 y los 90 cuando la líbido cofrade alcanzó un espectacular aumento. La complacencia de las autoridades nominalmente de izquierdas, el populismo folclórico que se instaló en los negociados de cultura de ayuntamientos y Junta, con el caso cordobés absolutamente delirante de un ayuntamiento (el posterior a Anguita) de IU con el culo absolutamente entregado a las exigencias del mundo cofrade, permitiendo que la metástasis procesional se adueñara de más calles y más tiempo, hicieron que lo que se suponía que era una tradición oscurantista en vías de extinción se convirtiera en el más acendrado de nuestros hechos diferenciales y se vendiera como el paradigma de las esencias espirituales del alma andaluza. El espectacular aumento del turismo étnico que comenzó a llenar los bolsillos de los hosteleros supusieron el broche de oro del bonito paquete de hoy forma esta tradición antiilustrada, oscurantista y supersticiosa.

¿Cuál es el problema de base de las relaciones entre los consumidores de idolatría en la vía pública y los racionalistas? Pues que los racionalistas somos percibidos inconscientemente por aquellos a través de las categorías que expusiera Freud respecto a la formación simbólica de la personalidad del niño: en términos de la dialéctica presencia-ausencia. La presencia de la fe en sus planteamientos y su ausencia en la de los racionalistas juegan en su imaginario el papel de la presencia/ausencia de la madre en la primera infancia y de la presencia/ausencia de evidencia (de pene) en la segunda. Efectivamente la ausencia de fe en los ateos, que supone más que una ausencia, una carencia, y desde luego un vacío irrellenable, coloca a los creyentes desde su propio punto de vista en una situación de superioridad moral, ya que la moral emana de la ley divina o como mucho de la naturaleza humana, creada por Dios. La racionalista concepción de la moral como un acuerdo entre los propios humanos a lo largo de la historia y por lo tanto perfectamente revisable a la luz de los cambios sociales y políticos de los colectivos es percibido por los creyentes como un sinsentido carente de la base fundamental que le proporciona su origen trascendente.

Pero es que además esa misma carencia coloca a los racionalistas en una especie de limbo del derecho al respeto a las ideas que tanto reclaman para sí los creyentes cuando son puestas en duda las suyas. El truco está en que establecen dos categorías de ideas: las religiosas (creencias) y las laicas (opiniones). Ambos mantienen opiniones, pero sólo los creyentes tienen creencias, que según su sistema taxonómico merecen más respeto que las otras, precisamente porque no se pueden sustentar con herramientas racionales como las demás ideas. Si los no-creyentes carecen de creencias religiosas no tienen por qué sentirse ofendidos por las suyas cuando ellos crean oportuno manifestarlas externamente. Sólo les queda respetar y ser tolerantes, con lo que colocan en un plano superior esas creencias religiosas sobre las meras opiniones que ambos comparten, invalidando de paso el derecho de los no creyentes a sentirse ofendidos por esas manifestaciones que chocan frontalmente con sus ideas (opiniones racionales) acerca del funcionamiento del mundo y de la índole deseable de las normas de convivencia entre los humanos. Es mucho más ofensivo para un creyente que se le afirmen una sola vez que Dios no existe, que para un no creyente las apabullantes muestras de su existencia que los creyentes se ven con derecho a proclamar permanentemente en todo el espacio público.

ELENA CORTÉS SOMOS MUCHOS (I)

Cuántas veces estando en mi casa reunido con amigos o leyendo un libro o viendo una película mientras las procesiones de Semana Santa pasaban una tras otra bajo mi balcón con su ropopompón de tambores de guerra e histéricas cornetas, su iconografía siniestra y sus atufadores alcaloides dulzones no he sentido la gana de hacerme oír, como normalmente no lo hago: poniendo lo suficientemente alto como para que se oiga bien en la calle alguno de mis discos favoritos, particularmente los de rock más duro, El Sweet Jane de Lou Reed o el One de Metallica de manera que más que hacerles ver a los consumidores de ritos supersticiosos cofrades que hago mi vida normal mientras ellos toman las calles con su extraño botellón, les dijera que lo hago para faltarles al respeto que ellos creen merecer por ser muchos, por ser poderosos y por estar protegidos por unos políticos estúpidos. Mi amigo Juan Sepelio va más allá y sueña con sacar algún día los altavoces de su equipo al balcón y poner, al paso de una procesión, algún disco de tambores de banda cofrade de manera que creara un conflicto rítmico con la banda que tocara en ese momento desde abajo y consiguiera equivocar a los músicos y el paso de los costaleros y sumirlos en una divertida ceremonia de caos y confusión. Y añade que lo haría sólo por hacer una broma y sin ninguna acritú, claro.

Elena Cortés, concejala de educación por Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Córdoba se ha pegado ese gustazo. Bueno, con algo mucho más laig. Colocó un cartel en el que había pintado un enorme NO en su balcón y al paso de una procesión hizo sonar una especie de sirena en el interior de su casa. Como es de suponer el gesto ha molestado tanto a los cofrades que les ha mantenido el hígado engurruñado de ira durante varias semanas y han exigido desde sus púlpitos oficiales, fundamentalmente el grasiento ABC local, y la Asociación de Hermandades y Cofradías castigo ejemplar, destitución y seguro que, íntimamente, llamas del infierno para la insolente.

Como no podía ser menos y aunque parece que ha puesto pie en pared y se ha negado a mostrar sus disculpas públicamente sí que ha reconocido haberlo hecho en privado con los jerarcas cofrades. Yo desde luego considero que en su caso se trató de un acto amablemente gilipollas, no por el hecho en sí, sino porque que la joven concejala debía saber de sobra que tendría que rebajarse posteriormente ante las nucas de caracolilos aceitados obligada por esa especie de Bernarda Alba de traje chaqueta que es su jefa y alcaldesa de la ciudad y que de vez en cuando se ve obligada a llamar la atención de sus deslenguadas y traviesas niñas, por más razón que un santo laico y republicano que tengan.. Pero el gustazo se lo ha dado y eso es lo que le alabo. Aunque es un sueño imposible, a veces veo la ciudad plagada de balcones con NOES colgantes al paso de los macabros desfiles.


Yo en cambio no lo hago por temor a ninguna Bernarda Alba propia sino, primero porque estoy muy mayor para esa clase de provocaciones y segundo sí por temor pero a la propia reacción de los cofrades ofendibles. El fanatismo de índole religioso es el peor de todos y muchos de ellos son muy brutos y creen realmente que el ídolo femenino que pasean vestido y enjoyado como una novia bereber es realmente su madre. Y su sentido del humor, nulo, como corresponde a gente que cree que un ídolo vestido y enjoyado como una novia bereber sea su madre. Así que sus reacciones podrían ser bastante desagradables y dignas de lamentar a posteriori y yo aún le tengo mucho cariño a mis piernas, tal como las tengo por ahora.

Por eso, para salvaguardar los derechos de todos aquellos que consideramos impropio de un estado aconfesional y democrático el que durante una semana los miembros de una determinada confesión religiosa, por muy mayoritarios que sean, cuyas jerarquías se dedican insistentemente a envenenar la convivencia de toda la sociedad extorsionando a las autoridades civiles para que legislen como delito para todo el mundo lo que sólo para ellos es pecado, para que se les conceda el abominable privilegio de enseñar por cuenta del estado sus supersticiones en la escuela, sigo reclamando la necesidad de que se traslade toda la celebración a un lugar acotado para evitar el que se convierta en obligatoria para todos los habitantes de la ciudad. Exactamente con la construcción del PROCESIÓDROMO que ya empieza a ser famoso entre los racionalistas de esta ciudad.



CONTINÚA EN ESTA SEGUNDA PARTE

viernes, 4 de abril de 2008

JUNTA DE ANDALUCÍA: La explotación del hombre por el hombre

Parece ser que sólo fueron 43 días los que estuvo de baja la funcionaria que debió tramitar la ejecución de la sentencia de prisión del futuro asesino de la niña de Huelva. De los cuales 40 estuvo sin cubrir. Es decir, que la sustituta se hizo cargo de la oficina tres días antes de que la funcionaria titular se reincorporara. Inmediatamente después la dicha titular disfrutó su mes de vacaciones reglamentario. No he conseguido averiguar si durante ese periodo vacacional fue así mismo sustituida o no. De vuelta de las vacaciones la funcionaria cambió de puesto en ejecución de un traslado solicitado y concedido. Pero por lo que parece no lo fue, o lo fue tardíamente como la propia baja laboral origen del problema. En definitiva: 5 meses sin que el asunto se resolviese. No quiero decir que la responsabilidad total del fatal desenlace se deba a la propia baja de la funcionaria y a su no inmediata sustitución. Porque desde luego la responsabilidad total recae sobre el juez, máximo responsable de la sentencia y de vigilar su ejecución. Pero sí que ha puesto sobre el tapete social por fin la política de personal que la Junta de Andalucía viene poniendo en práctica con sus funcionarios desde hace años.

Los socialistas debieron memorizar, como todos los rojos de los 70 hicimos, un catecismo de ideología marxista titulado Conceptos elementales del materialismo histórico, obra de la aguerrida propagandista Marta Harnnecker. Posteriormente debieron formatear sus discos duros mentales e instalar un nuevo programa de corte liberal centrista con algunas funciones pelín laicas para dar imagen.


Pero por algún error debió quedarse una pequeña zurraspa de la anterior base de datos pegada a la superficie de su disco duro que ha pasado a incorporarse sin ningún conflicto de dispositivos al nuevo producto: el concepto de PLUSVALÍA. Como mi Marta Harnnecker desapareció de mis estanterías robada por algún amigo fectichista hace años, echo mano mismamente a la WIKIPEDIA que lo explica de perlas:





Suponiendo que el trabajo acumulado en el alimento diario del trabajador sea de 4 horas y suponiendo, para simplificar, que ésta sea su única necesidad, podemos concluir que el valor de la fuerza de trabajo durante un día es de 4 horas. Pero el trabajador puede producir más que lo que come. Si el capitalista le obliga a extender la jornada laboral a 8 horas, existe un valor nuevo, un valor que no estaba incluido en ninguna otra componente del proceso de producción. Este valor nuevo —el plusvalor— es apropiado por el capitalista.

Entonces, el plusvalor es la porción de trabajo que los trabajadores realizan que está más allá de lo necesario para reproducir el valor de su fuerza de trabajo y que es apropiada por el capitalista. El plusvalor es un concepto indisolublemente unido a la teoría del valor trabajo y es central para la descripción que ésta realiza de la explotación bajo el capitalismo.



El capitalista no puede abaratar costes a costa de la cantidad o calidad de las materias primas ni de la maquinaria cuando quiere aumentar la acumulación de capital. Del único lugar que puede aumentar el beneficio es del salario de los trabajadores: reduciéndolo directamente u obligándolos a trabajar más tiempo por lo mismo.

Un concepto claro y meridiano que la Junta de Andalucía pone en práctica sistemáticamente desde que ha decidido que los servicios públicos han de gestionarse con criterios estrictamente económicos, reduciendo el gasto público. Como con la maquinaria o la cantidad de servicios no puede jugar para abaratar costes sin generar malestar en los usuarios, fuente de votos, ha de hacerlo incidiendo directamente en la fuerza de trabajo de sus empleados. Como no puede rebajar los sueldos ni las plantillas consolidados, aunque lo intenta constantemente, la solución es hacer que las reposiciones de personal por vacaciones o bajas laborales las cubran los trabajadores restantes, negando sistemáticamente las necesarias sustituciones de sus compañeros para que los servicios funcionen correctamente y sobrecargándolos de trabajo. Y lo hace con minuciosa ferocidad. Doy fe de ello que lo sufro a diario.

Es así como el concepto de relación laboral se convierte en simple explotación. Y ocurre en todos los ámbitos laborales a su cargo: bibliotecas, hospitales, Justicia, etc. En los hospitales la sobrecarga de trabajo es brutal como vienen denunciando sistemáticamente los sindicatos y en Justicia ya hemos visto cómo va la cosa. De vez en cuando ocurre una previsible desgracia y las alarma del público se disparan. Pero por poco tiempo. La capacidad de olvido de la sociedad es sólo directamente proporcional a su capacidad de escándalo puntual.

Las reivindicaciones laborales, en una época en que la desmovilización sindical ha llegado a cotas delirantes, ya no se basan en exigencias de aumento de sueldo, que descienden sistemáticamente por la propia inercia del mercado, sino en exigencia de no ser obligados a trabajar a doble de ritmo o de una manera menos profesional por sobrecarga. La resistencia entre los profesionales no espachables, de plantilla, con ser débil ya de por sí supone una piedra en el camino de los planes de la Junta de precarizar las condiciones laborales de sus empleados, porque alguna resistencia sí que hay, pero tampoco le quita el sueño. Los medios de que se vale para conseguir acabar con ella son de dos tipos:

A) La liquidificación del empleo mediante



- la progresiva sustitución de las plantillas fijas por personal contratado.
- la privatización de los servicios para que sean otros los que exploten directamente a los trabajadores.
- la liberación de la movilidad interna implantando un sistema de selección por perfiles que permite el arrinconamiento legal de los elementos más reivindicativos y su sustitución por los más dóciles.



B) El soborno de los cuadros superiores e intermedios mediante incentivos económicos desproporcionados respecto a los que reciben sus subordinados para que los acosen y mantengan a raya a aquellos que se nieguen a colaborar o mantengan una actitud hostil hacia su propia explotación.


¿Lo peor? Que no hay alternativa. Que los socialistas que nos gobiernan desde hace 25años en Andalucía son la mejor alternativa a sí mismos. Jibarizadas las fuerzas de la izquierda verdadera por la propia dinámica social que genera la sociedad del espectáculo en la que nos desenvolvemos, obligados los sindicatos por la desmovilización social a pactar a la baja continuamente con las fuerzas explotadoras, el PP se nos presenta como una alternativa hacia lo peor, hacia el ultraliberalismo puro y duro, sin la careta progresista que al menos los socialistas se ven obligados a llevar.

martes, 1 de abril de 2008

COSMOPOÉTICA 2008


PROGRAMA DE COSMOPOÉTICA


Esta ciudad de Córdoba tiene la gran suerte y el gran mérito de organizar el más importante festival de poesía de Europa y uno de los más importantes del mundo. Va por su quinta edición y sigue manteniendo su carácter de festival íntimo, pero intenso, alejado de las alharacas de grandes actos multitudinarios y de las fastuosas luminarias de los conciertos de campo de fútbol, a que tan aficionados son los políticos que tratan de utilizar estos eventos para su propio brillo.

Desde el 31 de marzo al 20 de abril los actos se arraciman cada día, variadísimos. Y los nombres, importantes, resuenan a gloria en los oídos del aficionado. Y la promesa de los desconocidos...

Si hay algo que sea tan interesante como la poesía misma para el verdadero aficionado es hablar y escuchar sobre poesía, porque la poesía representa, en palabras de Roberto Juarroz, una visionaria y arriesgada tentativa de acceder a un espacio que ha desvelado y angustiado siempre al hombre: el espacio de lo imposible, que a veces parece también el espacio de lo indecible... Y el oficio del poeta un modo de oficiar casi litúrgico: hablar ante el abismo en el que estamos con el abismo que somos, hablar de otra manera delante de lo que uno es, delante de los otros, delante de todo, delante de nada. (Poesía y Realidad, Ed. Pre-Textos, 2000). Una novela puede contarse, un poema no se deja contar. Ni explicarse, pero sí nos permite regodearnos en el merodeo por su íntimo sentido, por la textura de su iluminación.

Por mi propio interés en la lengua y en la poesía árabe destaco la presencia esta año de los poetas Ibrahim Nasrallah (Palestina), Muhammed Bennis (Marruecos) y Abdul Hadi Sadoum (Iraq). Y un prometedor RECITAL DE INMIGRANTES, en el que se dará voz a la poesía que hacen aquellos que vienen a nuestra tierra buscando un poco de pan o un poco de libertad.

Cuelgo un video en el que el poeta marroquí Muhammed Bennis recita uno de sus poemas en el que puede apreciarse la especial predisposición sonora de la lengua árabe para la poesía.


lunes, 31 de marzo de 2008

UTOPIKKA: más leña al mono(teísmo)


UTOPIKA


Mi amigo Pinchito, eficaz y afilado contertulio del foro de La Calleja de las Flores, se ha decidido a abrir blog. Los que conocemos sus esquinados puntos de vista que iluminan ciertas realidades con perspectivas nuevas no esperábamos menos: sólo lleva cinco entradas, aparte de la presentación, pero las cinco, como decían de las malagueñas que cantaba mi abuelo, chorrean pringue.

Córdoba adolece patentemente de ausencia de voces que rompan la extraña unanimidad autocomplaciente, beatífica, que reina en los blogs locales. Lamalgama (que anuncia un insensato semiabandono), El Nido del Jilguero, Otra Córdoba es posible, La Calleja y yo mismo somos la excepción. Por eso una dosis más de ácido corrosivo con que frotar la mugre secular de esta ciudad siempre es bienvenida. Sabemos que somos pocos, no demasiado leídos, pero aquí estamos dispuestos a dar por culo.

domingo, 30 de marzo de 2008

"Clandestinos", el Obispero y el honor de la Guardia Civil

De nuevo agitación mediática de la caverna (y no precisamente de la de Platón) a cuenta del debido respeto que según ella se les debe. A costa de la proyección de la película Clandestinos dirigida por el director cordobés Antonio Hens y producida por Juan Luis Galiardo en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Córdoba. La punta de lanza del obispero, Libertad Digital y sus almorranas Minuto Digital y Hazteoir, comenzaron el fuego mintiendo como sólo saben mentir los que se sienten respaldados por los administradores del eco de los regüeldos de Dios. El montaje de la revista Zero en la que un picoleto se la chupa a un guapísimo y supuesto terrorista mientras éste le apunta con una pipa, no pertenece a la película, pero ellos y el grasiento ABC no dejan de afirmarlo maliciosamente para envenenar aún más el aire.



Al final no pude ir anoche a la Filmoteca de Córdoba, así que no tengo juicio de primera mano, pero teniendo en cuenta que la película llevaba varios meses estrenada parece que no había provocado la santa indignación de los inquisidores de la era digital hasta que no apareció el dichoso montaje de la revista de los gays. Así que han mezclado todo en su mente putrefactadora: la foto, el tema del film, las subvenciones de los gobiernos de dos administraciones socialistas, los desastres del pedrisco de los campesinos manchegos y si te descuidas hasta la pueril pedorreta de la concejal cordobesa a la muñecona sagrada que pasaba bajo su balcón y que ha conseguido ordeñar casi 100 hectolitros de verde bilis de las vesículas cofrades.

El que esa flatulencia del PP que es la Asociación de Víctimas del Terrorismo se ponga de los nervios me parece de lo más natural. Para eso están, pero para mí lo más cavernícola es el hecho de que la Guardia Civil haya montado oficialmente en cólera, alertada sin duda por los hirientes gritos de las arpías abeceras y coperas. La Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO) pidió ayer que los responsables de este Cuerpo que lleven a los tribunales la película. A través de un comunicado, la UO calificó de «bazofia inmunda e indigna» esta película de ficción, ya que «ataca de forma miserable la dignidad y el honor de un cuerpo de seguridad que cuenta con 164 años de servicios a España», relataba el monárquico diario el viernes 28 de marzo.

Alguien debería decirles a los uniformados señores que tienen un morro que se lo pisan cuando no paran de llenarse la boca con el honor ese de los cojones. Es el HONOR un concepto que cualquier persona o colectivo tiene derecho a reclamar para sí. Su reclamación a nivel personal o familiar durante siglos y aún hoy, en sociedades preindustriales, ha servido para que patriarcas de peludos cojones mataran a sus esposas e hijas impunemente a la menor duda de pérdida de virtud. Pero donde ha dado siempre más juego es en el terreno de los colectivos. La cantidad de ellos que reclaman honor últimamente es tanta como tantos existen: albañiles, fontaneros, registradores de la propiedad, amas de casa, promotores inmobiliarios, extorsionadores de ancianas, etc.

Pero es sin duda en el seno de los Ejércitos donde la apropiación del concepto ha sido históricamente más acusada. Patriotismo, bizarría, disciplina son otros conceptos apropiados también por la casta militar desde siempre, pero su debilidad preferente fue siempre el HONOR, siempre con mayúsculas, siempre bordado en banderas o esculpido en frontispicios cuarteleros, siempre salido a borbotones de las bocas y de los corazones de los uniformados portadores de las armas del estado.

Y si hay un colectivo humano que a lo largo de la historia haya emporcado minuciosa, sistemática y entusiásticamente ese concepto hasta el delirio es el de los militares, entre los que incluyo a la Benemérita esa. Sólo hay que leer los libros de Historia, no hace falta imaginación alguna. Y en el caso de la Guardia Civil, que aún siga diciendo lo de que han servido a España en los 164 años de su historia da una idea del concepto que tienen de España como una colección de cortijos inventariados a nombre de cuatro caciques.

Yo siempre pensé que ya que la mal llamada Transición y que debería llamarse Transacción se hizo a punta de pistola de la banda armada que secuestró al país 40 años, por lo menos cuando se aflojó la presión sobre el gatillo debería haberse exigido la higienización radical de los dos cuerpos armados que salvaguardaban el fascismo colonial en España: la Legión en el exterior y la Guardia Civil en el interior. Lo que los moros fueron para la Legión, los españoles librepensadores fueron para la Guardia Civil. Y eso los socialistas de chichinabo que nos gobiernan hace años que deberían haber solventado y nos libraríamos de tener que seguir escuchando desde sus cuartos de banderas sus aguardentosas voces reclamando el respeto a su apolillado honor cada vez que algún artista o simple ciudadano los utiliza para lo que les venga en gana en el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión.

El que hoy día vayan camino de convertirse, cuando consigan su dsmilitarización, en un cuerpo de seguridad normal de una democracia liberal europea no los exime de su pasado, ni del hecho de no haberlo mirado nunca con la debida vergüenza.