Vuelvo de mi viaje por tierras de la vieja Persia y compruebo que en mi ausencia no es que todo siga igual en esta ciudad y en este país, sino que ha empeorado a ojos vista.
Mientras escribo estas líneas por debajo de mi balcón del barrio de San Francisco pasa el enésimo desfile macabro cofrade de este año del catolicismo gore al que el ayuntamiento de Córdoba, la estúpidamente llamada única capital de provincia gobernada por Izquierda Unida, le ha vuelto a dar permiso para ocupar la calle de todos.
No sólo eso, sino que en mi ausencia ese mismo ayuntamiento ha cedido, silenciosamente, sin previo aviso, un espacio público, la esquina de una plaza, la de Las Cañas, para que una secta católica coloque una sospechosa escultura en la que se representa a un rijoso cura en el acto de conducir a dos niñas pequeñas a un destino no por desconocido menos previsible... ni pavoroso.
La CULTURA CORDOBESA camina imparable hacia su cenit que le llevará triunfante a la Capitalidad Cultural Europea de 2016. Las dos máximas realizaciones culturales de vanguardia previstas para el mes de noviembre son el I Salón Cofrade y el Encuentro Nacional de la Capa Española a las que el Ayuntamiento de Izquierda Unida-PSOE se han sumado entusiasticamente. Se espera, como predijo un contertulio de la taberna de La Calleja de las Flores, que la alcaldiosa Rosa Aguilar acuda a este último acto con su célebre chaquetiyia roja, con la que en la foto de inauguración parecerá media botellita de Tío Pepe entre cien de La Ina.
Se anuncian así mismo el comienzo de las catas arqueológicas en la rosaleda de Los Patos para llevar a cabo el proyecto auspiciado por la asociación simbiótica entre la mafia del ladrillo y los políticos sinverpollas y giligüenzas de Córdoba para convertir un jardín histórico de la ciudad en una amalgama de ladrillos, cemento y acero con forma de edificio. La excusa de que en ese edificio se ubicará la necesaria Biblioteca Provincial, habiendo como hay varios lugares edificables para ello, sólo consigue añadir más mierda al crimen de lesa urbanidad que están a punto de cometer, con el silencio cómplice de la ciudadanía y el aplauso interesado de algunos intelectuales mantenidos por esos políticos.
La vergüenza de que esta ciudad haya sido señalada como la única con Almería, gobernada por el PP, cuyo ayuntamiento ha puesto pegas serias al auto del juez Garzón, para realizar las exhumaciones de asesinados por los falangistas y militares tras el golpe de estado de 1936. La imagen de la alcaldiosa Rosa Aguilar, esa Desgracia, exigiendo protocolos y la de su siniestro concejal Igualada preguntando miserablemente que quién va a pagar las palas y los picos, quedará en la retina de todos aquellos que creímos alguna vez en Izquierda Unida como partido de izquierdas para toda la vida. Claro que ¿qué se puede esperar de un poder municipal de excomunistas que mantienen como nombre de la principal calle de la ciudad el del coordinador del golpe de estado del 18 de julio, José Cruz Conde?
El tema de la Memoria Histórica y el auto del juez Garzón están haciendo además que se caigan muchas caretas. La primera la del Monseñor Zapatero, alineado descaradamente en el bando de la Iglesia Católica y haciendo piña con el PP, que en una de las declaraciones más ignominiosas que un socialista pudiera hacer públicamente ha declarado que al franquismo ya lo ha juzgado la Historia. Con sus untosas maneras episcopales, mientras se frotaba las manos. Se puede ser más hipócrita todavía, pero no más mentiroso.
Para poner un último pellón de mierda en este apestoso asunto en el que los socialistas se están cubriendo de gloria y de idem, sale la momia de Carrillo para denostar al juez Garzón diciendo que a los asesinos que ya no viven eso no les va a dar ni frío ni calor, pero va a caer sobre las cabezas de sus hijos y sus nietos que no tienen ninguna culpa. Esos hijos y esos nietos tienen el derecho y el deber de saber de dónde provienen los bienes que han heredado, cómo consiguieron sus mayores los cargos y prebendas de que disfrutaron durante cuarenta años, sobre cuántos muertos se cimentaron sus fortunas y la clase de personas que de verdad fueron.
Mis intelectuales fachas de cabecera no me han defraudado. Así el inefable Juan Manuel de Prada, ese saco de sebo, inmoderado devorador de tigretones, ha superado su proverbial cretinismo con un artículo en el que defiende aguerridamente el creacionismo. Como ha sido debidamente contestado en el blog de FOGONAZOS me evito la reiteración de la condición de troglodita del coñólogo católico.
Y un último apunte cuyo sentido último no soy capaz de descifrar. Probablemente dentro de unos años los finos analistas de los tendencias sociales o de las revoluciones culturales lo consideren un hito en el cambio de tendencia de los valores idiosincráticos de los pueblos, un casi imperceptible indicio de lo que estaba por venir: EL HUNDIMIENTO DE LA CULTURA AUTÓCTONA CORDOBESA. Pero por ahora habremos de conformarnos con el escalofriante dato desnudo descubierto por la unidad móvil del equipo de investigación del Diario CÓRDOBA destacado en Los Villares el pasado San Rafael de que este año ha aumentado alarmantemente el número de barbacoas frente al de peroles en la más castiza de nuestras performances culturales colectivas, nuestro más acusado hecho diferencial, el crisol donde se funden las esencias del cordobesismo, que comienza a estar acosada por la agresividad de los modelos anglosajones de picnic. ¿A dónde vamos a llegar, Dios mío? ¿Qué le espera al flamenquín y al salmorejo? ¿Y a la memoria de Manolete?