Con la tendencia a la desidia y a la descortesía que me caracteriza he dejado pasar sin comentarla una exposición en la que presentaban obra dos amigos y alguien a quien admiro también, aunque a ella en la distancia. Ha estado un tiempo, no demasiado en la Casa Góngora de la Calle Cabezas después de haber pasado por Bruselas. En CÓRDOBA, LA SEXTA MIRADA, 8 artistas cordobeses presentan una obra que trata de captar algún aspecto, una visión personal, pero también objetiva de Córdoba. Se trata de una actuación que tiene como fin impulsar la candidatura de Córdoba como Capital Europea de la Cultura en 2016, organizada por la Caja del Agua, dirigida por Esteban Ruiz Moral y Patrocinada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Manolo Bautista, Otes, Pepe Puntas, Hisae Yanase, Daniel Palacios, A. García Roldán, mis amigos Esteban Rruiz y Luis Calvo, y mi admirada Hisae Yanase.
Luis Calvo está saludablemente obsesionado desde hace tiempo por una proporción que se repite en los monumentos cordobeses y que descubrió el arquitecto Rafael de la Hoz (autor de las celosías de la Mezquita, una de ellas ahora en peligro). La proporción cordobesa juega con el número 8, el número celeste. Uno de los frutos de esta obsesión en el caso de Luis es haber descubierto él mismo que esa proporción guarda relación también con el milenario arte del origami, la papiroflexia, que llega a Córdoba en el siglo VII con el propio papel, introducido en el mundo árabe a través de los cautivos de la batalla de Samarcanda (750) y que probablemente sirvió a los arquitectos para confeccionar planos. Con esos elementos Luis construye un entramado de líneas y formas que tomando como base la planta de la propia Mezquita de Córdoba y desarrollando un despliegue de origami proporciona una lectura digital de la proporción cordobesa plásticamente impactante, de una belleza geométrica acerada, pero calentada suficientemente por la alegre paleta cromática, rescatando a la geometría del puro estadio de la razón, enlazando ecos de Vasarely con la tradición de la abstracción formal del arte islámico.
Frente a la abstracción geométrica de Luis mi también amigo Esteban Ruiz presenta una experiencia en la que une una proyección sentimental con una obra literaria (La busca de Averroes de Borges) basada en una inquietante propuesta, la de la fungibilidad de las propuestas culturales, pero también la de la imposibilidad de ser “otro” en la creación del “otro”. Esos perros que yacen indolentes o husmean bajo el sol de la nada mientras las escalas se diluyen en el olvido.
De la propuesta de Hisae Yanase, una ceramista excepcional, de la que siempre me gustó todo lo que hizo, y llevo décadas siguiéndola, me impactó sobre todo la delicadeza del tratamiento de la muerte con el establecimiento de un puente entre la serenidad del paganismo romano y la armonía extremooriental de las raíces de la artista, pasando por encima de la crispación cristiana.
CONTENEDORES DE ALMAS consta de una serie de reproducciones a escala de los columbarios romanos del Museo Arqueológico, en los que lo mejor no es ya la consecución de esos purísimos dorados en el horno cerámico, sino el espíritu conceptual del conjunto, el diálogo entre las arquetas funerarias del suelo y las piezas de la pared, textos sobre textos, epitafios y hojas muertas.
Aprovecho el momento para felicitar a Luis por esa maravillosa e hipnótica obra. La proporción áurea es un tema que me gusta bastante desde que una amiga arquitecta me habló de ello. Y es genial descubrirla por todas partes. La concha del caracol es un ejemplo del número de oro en la naturaleza. El caracol crece añadiendo cámaras cada vez más grandes que la anterior, multiplicadas por un factor constante, formando una espiral áurea. Llegado el momento, como cuenta Illich, deja de crecer, puesto que una sola espira más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal lo sobrecargaría excesivamente. Y desde entonces cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esa ampliación de la concha fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado en punto límite de ampliación de las espiras, los problemas del crecimiento se multiplicarían en progresión geométrica, mientras que la capacidad biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión aritmética.
ResponderEliminarY así queda conectada la proporción cordobesa con el decrecimiento ;D
Me ha gustado mucho esa pintura de tu amigo Esteban Ruiz, esos podencos diluidos en amarillo (recuerdan el perro goyesco). Un abrazo.
ResponderEliminarSe de buena tinta, y antes de que escribieras este artículo, que la exposición te ha gustado, y eso para mí es importante porque sabes que tengo en alta estima tu opinión. Pero ya vale de dorarme la píldora, te pongas como te pongas no te voy a dar mi minarete. :-)
ResponderEliminarEs curioso que has destacado de la exposición la plástica casi exclusivamente, sin embargo yo creo que la creación digital que tenía la Sexta Mirada era de una altísima calidad. Tanto el proyecto de Ángel García Roldán, como el de Manolo Bautasta y Dani Palacios eran muy interesantes. Precisamente este último, Dani Palacios, hace hoy una cosita muy interesante al lado de tu casa. Será de 20 a 23 horas en el Puente de Miraflores.