Reelaboro para el blog un comentario que hice ayer en la CALLEJA DE LAS FLORES, en su NUEVA E IMPACTANTE RESURRECCIÓN, al hilo de un debate generado en su seno acerca del sueldo o los sueldos de la política socialista Leire Pajín. Sólo le añadiré algunas cosas y cambiaré algunas expresiones para quitarle el aire espontáneo que tenía:
Yo no voy a entrar en el tema del sueldo o los sueldos de la señora Pajín, pero sí que me gustaría apuntar mi desazón por la foto de portada de El País de hoy donde aparece con el puño en alto cantando la Internacional. Espero que se trate de un gesto meramente folklórico, una especie de tradición desprovista de carga real, por pura e inocente gana de fiesta, de canción, algo así como los carnavales de hoy que siguen celebrándose en unas fechas previas a la cuaresma sin vinculación real ya al penitenciarismo católico o el traje de flamenca que recuerda arqueológicamente al de las mujeres de los vendedores de burros de las ferias del siglo XIX.
Porque si lo que pretenden, ella y los miembros del PSOE que la acompañan, es mostrar con ese gesto cantarín que siguen participando de la ideología que subyace en su letra y en su espíritu deberían hacérselo mirar por un especialista en hipocresía aguda. Un partido con muchos años de gobierno que se ha caracterizado desde los primeros días de la Transacción por su esfuerzo en desmontar minuciosamente todos y cada uno de los presupuestos no ya del socialismo histórico, sino, y sobre todo, del racionalismo ilustrado. Que lo primero que hizo cuando alcanzó a gobernar fue yugular la posibilidad de la creación de un sistema educacional público universal y gratuito, subvencionando a los colegios privados de curas (mi teoría es que lo hizo sólo por cálculo económico), que ha seguido fielmente todas y cada una de las recetas del liberalismo económico que se le dictaban desde los organismos internacionales de gestión del capitalismo salvaje imperante, privatizaciones masivas e innecesarias incluidas, al que la palabra reforma agraria le suena a yonqui en casa, que nunca hizo absolutamente nada para sacar de sus miserables existencias a la famélica legión que hoy corresponde a la población del África subsahariana, que ha gestionado con una mala fe y una crueldad infinitas el dolor de las víctimas del franquismo y sus irrenunciables ansias de justicia y que ha convertido a España en el único país junto con Rusia que no ha hecho ningún acto de justicia con los crímenes de estado previos, que ha relegado la memoria de la República y las peticiones a la vuelta a la razón democrática que propugnó al más oscuro de los olvidos. Que ha elevado al cubo la alienación de los electores diseñando armas de cretinización masiva como Canal Sur o relanzando entusiásticamente por puro populismo irresponsable tradiciones oscurantistas en vías de extinción como el Rocío o la Semana Santa, que ha vendido lamiendo sistemáticamente el culo de la Iglesia Católica, concediéndole unas monstruosas, antidemocráticas y fraudulentas subvenciones y un protagonismo político al que estaba por principios doctrinales obligado a combatir. Que ha colaborado sin pudor allí donde ha gobernado a que la dictadura del ladrillo y la corrupción urbanística encementaran hasta el último rincón de nuestros campos y nuestras costas sin respetar ni los restos arqueológicos del pasado. Que sólo es capaz de justificar la suposición de su carácter de partido de izquierdas porque su oposición es un partido cavernícola, cercano a la ultraderecha, heredero de los rancios presupuestos ideológicos del nacionalcatolicismo español.
Algunos loables gestos de política social como la legalización de los matrimonio homosexuales no pueden hacer olvidar que el PSOE ha asumido todos y cada uno de los presupuestos de la derecha civilizada europea (y algunos de la incivilizada), usurpando el espacio de los partidos liberales clásicos en este país que carece de los legítimos y sin práctica oposición a su izquierda y sin haber conservado prácticamente ninguno de los del socialismo: un partido que oferta únicamente una manera más de gestionar el capitalismo sin pretender cambiarle un pelo.
Así que la señora Pajín estará en su derecho de cantar las coplillas que le pida el cuerpo, pero desde luego que no pretenda engañarnos con esa concretamente, La Internacional, reclamándola para el espíritu que insufla sus actuaciones como dirigente de un partido político, cuyos presupuestos actuales se encuentran en las antípodas de cualquiera de las formas del regeneracionismo social que propugna la letra del himno de los trabajadores.
Dicho todo ello sin menoscabo al respeto debido a los militantes socialistas de buena fe que militan en el PSOE al igual que los católicos buenas personas que siguen en la Iglesia, aunque sus posturas me parezcan absolutamente incongruentes.
Disculpa que te envíe este enlace del penúltimo post mío, pero creo que viene al pelo
ResponderEliminarhttp://www.lansky-al-habla.com/2009/04/una-modesta-proposicion-sobre-la.html