viernes, 4 de diciembre de 2009

Esculturas de CHECA

CHECA 01

Me encuentro el sábado pasado en la Corredera a mi amigo José Luis Checa. Desatado, como siempre. Me abronca atropelladamente cuando le confirmo que ni he ido ni sé que está exponiendo. Pues tienes que ir ahora mismo porque mañana es el último día. En el Molino de Martos. ¿En serio? Vaya punto. Pero no puedo, le digo. Hoy no. Estoy superpillado. No me seas cabrón, sabes que tengo un especial interés en que veas mis cosas. Ya, pero hoy no puedo. ¿Mañana dices que es el último día? Pues mañana por la mañana me llego. Eso espero y además tienes que venir a mi taller, quiero que veas en lo que estoy haciendo últimamente. Y que leas lo que he escrito. Pinta, esculpe y escribe. Febrilmente. Mi amigo José Luis Checa. Que se ha currado un precioso logo: Alomejor.

José Luis tiene una extraña, infundada, fe en mi gusto artístico, que yo le aprecio, pero que no sé de dónde ha sacado. Hace años me dijo un día que me lo encontré: ahora pinto. Pintas ¿y qué pintas? Cuadros. Vaya, pues que bien. Poco después me dejó patidifuso cuando me invitó a ver lo que hacía. ¡Coño!, me dije. No está mal, le dije a él. Hay que ser siempre un poco rácano en los elogios. Es mi filosofía. Y espero que si alguna vez lo necesito se me aplique a mí mismo.

Luego vinieron las esculturas. Y los poemas. Las esculturas y los poemas. Me quedo con las esculturas. Me gustan. Más estas que las anteriores y espero que más las que vengan que las actuales. En el marco incomparable del Molino de Martos, preciosa puesta en valor, como dicen los políticos, de un espacio extraño, histérico/histórico.

Llueve a mares, pero lo prometido es deuda y tengo que alargarme. Me gustan. Realmente me gustan. Tienen el mismo aire, estilo, que las anteriores, pero ahora afina, afila, José Luis aún más el genio y el metal y llega hasta a esculpir el aire que rodea a las formas. Él cree que les ha puesto nombres de sentiminentos primordiales, originarios, africanos (Öko, Nse, Wälï, Omenë), pero para mí tienen más que ver con los seres primordiales de Lovecraft, los seres góticos que pueblan los sueños de los alucinados, las alas de los dragones arquetípicos que inquietan los universos oníricos de los niños de todos los tiempos. Y contrastados con las piedras doradas del viejo molino quedan de lujo.

Es una lástima que los hechos hayan transcurrido como lo han hecho. De otra forma podría haberos recomendado la exposición desde el primer día. Y ha durado un mes.

Y para colmo, como soy un desastre absoluto me llevé mi cámara lista de batería. Tuve que usar la cámara del móvil. Ya sabéis: último día, llovía a mares... en fin... estaba de Dios..., o de uno de los dioses que dice José Luis que jamás lo han abandonado.



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jueves, 3 de diciembre de 2009

CAJASUR: El Cuerpo Místico del Euro (I)

SANCTA BANCA


I: EL PAPEL DE LA PRENSA CORDOBESA (1)


Una de las papeles más cómicos de la opereta bufa Los Últimos días de Pompeya Episcobanquera al que hemos podido asistir estos días ha sido sin duda el representado por toda la prensa y los media cordobeses en general. Desde que comenzó a vislumbrarse el cantado desenlace con el duetto finale tenebrante del enroque numantino del último cura acompañado por el último excomunista, el fiel Agnus Hens (2) de Izquierda Unida (qué gran trágico perdió contigo la escena, Andresito) en la teatral Alta Roca del Suicidio, todas las rotativas se han lanzado a desmelenarse deshaciéndose en jeremiacos lamentos acerca de la pasividad con que los cordobeses están tomándose la quiebra de Cajasur. Y el mensaje que parecen querer dar es que parece mentira que la sociedad cordobesa haya consentido que los responsables de la Caja se hayan cargado el instrumento de desarrollo más importante con que contaba la ciudad.


La primera e instintiva reflexión que se me ocurre es que la vergüenza es algo completamente desconocido en las redacciones de los diarios y los media locales, instalados, ya desde siempre, en la más osada de las desfachateces. O sea, que resulta que durante más de 30 años todos, absolutamente todos los medios cordobeses se han empleado concienzudamente en mantener un estruendoso silencio pactado acerca de lo que de verdad se cocía en esa olla podrida que siempre fue la Caja de los Curas y ahora aparecen galleando con sus pescuezos pelados a picotear el cadáver del banquero ensotanado. A moro muerto, gran lanzada, como dijo el castizo.


Il Capo dei Capi de opereta, esa especie de Doctor NO con alzacuellos, Michele Castiglieggio que desde su covachuela recamada de maderas preciosas y crucifijos crislefantinos manejó todos los hilos de la ciudad haciendo y deshaciendo en todos los campos del quehacer urbano a base de crear una inconmensurable red clientelar metastásica tuvo como cómplice primero para perpetrar su poder absoluto a la casta periodística cordobesa, una legión de plumillas profesionales y amateurs sumisos a las órdenes de Jefes de Redacción y Directores perfectamente comprados a base de páginas completas de publicidad del logo del Palomo Blanco e invitaciones continuas al costosísimo canapé de las vanidades del Círculo Mundano Cordobés. Hasta se llegó a rumorear incluso que el Cordobés del Año lo elegía personalmente Él.


Pero las reglas de la omertà impuestas por el Orondo Cura Banquero no se limitaban a hacerlos mantener la boca cerrada sobre lo que todo el mundo sabía, sino que fueron invitados a base de pesetas primero y euros después a convertir sus páginas en ejercicios turiferarios de todo el aire que alrededor de don Michele corría. Y el Superego del Superboss siempre fue de una insaciabilidad ogresca. Columnistas felpudos del Diario Córdoba hubo que a base de saliva y betún, según la parte de don Michele que tocase, trasero o pies, consiguieron plaza perpetua en los Dominios Culturales del Altísimo. Y aún siguen allí. Aparte de la publicidad estableció además una complicidad fundada en un intercambio bidireccional de favores: periodistas que entraban en la plantilla por su condición de meapilas y empleados que entraban en Cajasur por débito recíproco de favores. Durante muchos, muchos años, principalmente en las hojas del Diario Córdoba, no pasó un solo día sin que asomara al menos un par de veces la oronda figura del banquero sacerdotal, hasta el punto de que llegó a parecer más que un diario, una biografía hagiográfica del Benefactore en cómodos fascículos coleccionables. Siempre con mucho, muchísimo respeto.


Pero nada de noticias o columnas sobre los negocios sucios en la Costa del Sol, la simpatía y algo más de don Michele por Jesús Gil, cuya forma de hacer negocios alabó públicamente repetidas veces, la contribución a la destrucción sistemática del ecosistema malagueño y al patrimonio histórico andaluz, la monstruosa inflación de personal de plantilla y oficinas para colocarlo ( y que ahora hay que desinflar), fruto de la política de compra de voluntades mediante la contratación de familiares de todo quisque, el descaradísimo trasvase del dinero de la Obra Social a organismos satélites de la Iglesia, la irregular, ilegal y desquiciada apuesta por las inversiones del ladrillo, con la complicidad de obscenos empresarios y alcaldiosas impostoras para conseguir dinero rápido, muy rápido y fácilmente lavable. Noticias que estaban en la boca o en las sospechas de todos, menos en las plumas de los periodistas cordobeses. Particularmente graciosa fue la eficacísima sordina que se impuso a los chillidos de los socialistas que estaban siendo desalojados de Cajasur, y que tras haber entregado miserablemente una Caja Provincial de la Diputación en perfecto estado de revista a los Episcobanqueros a cambio de sus puestos, prebendas varias e investigables otrosíes, fueron engañados y sacados a la fuerza, arrastrados de la pata, de la cochiquera donde hozaban tan cómodamente, pensando que para siempre, por los nuevos dueños del cotarro. El gordo culo de don Michele los sacó del banco sin contemplaciones ni compensaciones. Y sin siquiera un altavoz para poder chillar. Además de todo eso y como broche de oro se curró la independencia definitiva de los socialistas desfenestrados aliándose con el PP de Aznar para desvincularse de la Junta, en una jugada magistral de ingeniería canalla en la que jugaron un papel de corifeos payasos los munícipes excomunistas pilotados por la alcaldiosa renacida. La prensa cordobesa jaleó entonces el indecente espectáculo de una ciudadanía comprada mafiosamente -junto con el ínclito versiculador plumífero Antonio Gala, que sacó la tajada millonaria de una Fundación- siguiendo a la flauta de los hamelines canónigos por las calles de Córdoba que se manifestaban reclamando más poder para poder seguir mangoneando de corruptela en corruptela hasta la quiebra final. Los pobres socialistas tuvieron que lanzar sus chillidos fuera, fundamentalmente en su fiel El País. Allí uno de ellos tuvo la suerte de poder emitir, enloquecido de dolor, sus agudísimos chillidos. Sólo chillidos. Porque aparte de ellos no contó ni un diez por ciento de la verdad de lo que estaba pasando, de su propia responsabilidad y sobre todo, de la sublime estupidez de haber propiciado una desamortización de bienes públicos por parte de la Iglesia Católica. Y mientras tanto, en la capital Episcobanquera por antonomasia, silencio, el ensordecedor silencio comprado de la prensa lacaya. De esa que ahora gallea malhumoradamente contra el silencio ciudadano.


En esta ciudad las escasas noticias acerca de aspectos, no ya inquietantes, sino simplemente simpáticas que conseguíamos –y conseguimos- consumir los cordobeses críticos acerca de la Santa Banca tenían que venir impepinablemente de fuera. Y hasta la de fuera se nos escamoteaba siempre que les era posible. Fue memorable la compra de la edición completa de la revista Tribuna (3) que llevaron a cabo en los años 90 una legión de empleados de Cajasur kiosko por kiosko haciéndose con todos los ejemplares, porque publicaba un reportaje poco complaciente en el que se llamaba a don Michele el Marcinkus cordobés. Con dos cojones y con el dinero de la Obra Social. Todos los ejemplares. Alberto Almansa -el único periodista independiente de una ciudad en la que todos los demás son empleados directos o indirectos, de CAJASUR- ha colgado en su blog UN ESCANEO PERFECTO DEL ARTÍCULO.


Sólo en los últimos años algunas voces comenzaron a escucharse por vías alternativas, fundamentalmente Internet, en blogs y páginas críticas. E incluso francotiradores que usaban todos los medios y todas las plataformas a su alcance para denunciar la insostenibilidad e inmoralidad de la apestosa olla de mierda cajasureña. Algunos han pagado caro su osadía. Esta misma taberna de la Calleja de las Flores lleva en sus cinco años de vida dando cancha a todo el que ha querido manifestarse y aportar datos que nos ayudasen a entender cómo una ciudad como esta, tan vieja, y como dicen los botafumeiros folklofrikis locales, equivocándose estrepitosamente, tan sabia, ha podido caer durante tanto tiempo en manos de la peor banda mixta de curas de horca y cuchillo, empresarios orodentados, tecnócratas a la violeta, periodistas venales y políticos sin escrúpulos del hemisferio norte, para llevarse toda la pasta de la mesa de juego.


(1) Publicado originalmente en LA CALLEJA DE LAS FLORES.
(2) Debo esta agudísima etiquetación a mi contabernario de La Calleja Marti Julbe.
(3) He hecho algunos cambios en esta parte del post a la luz del conocimiento de que Alberto Almansa había colgado el célebre y perdido artículo. Al leerlo he descubierto que en él no aparece ese certero rejonazo de la comparación de don Michele con Marcincus. No sé de dónde lo he sacado. No creo que se me ocurriera a mí solito. Al menos no tengo conciencia de ello. Para los más jóvenes y más curiosos que no sepan quién fue ese cardenal, que fue llamado El Banquero de Dios, les recomiendo la lectura de su necrológica que publicó el diario El Mundo. O volver a ver El Padrino III.

martes, 1 de diciembre de 2009

La calderilla de Moratinos

Moratinos es un tipo muy dado a perder la paciencia con quienes lo ponen incontestablemente en evidencia. Debe ser que la tiene en calderilla, suelta en el bolsillo, como la conciencia, aunque a ésta la tenga asegurada permanentemente por las frecuentes confesiones a que se somete por su profesión de fe católica. Cuando no tiene argumentos, se cabrea ostensiblemente. Hace años perdió la paciencia y se mosqueó bastante con un grupo de universitarios palestinos cuando le presentaron las evidencias del escoramiento europeo hacia las razones de Israel para machacar a sus conciudadanos. Aquello no tuvo nada de extraño para los que estamos convencidos de que además de diputado por Córdoba Moratinos cumple la función de un muy artero topo de los servicios secretos israelíes en las varias misiones diplomáticas que ha venido ejerciendo desde los años 90: Enviado Especial de la UE para Oriente Medio y actualmente ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España. El reciente enjuague del gobierno israelí poniéndolo en evidencia asegurando que tenía las garantías personales del ministro de que evitaría el juicio en territorio español en el que su ejército podría ser condenado por genocidio, no deja lugar a dudas. También perdió lo papeles cuando se le recriminó sus indecentes rozamientos con un sangriento dictador como Teodoro de Guinea con el loable fin de salvaguardar los interesen petrolíferos de quienes nos llenan el depósito de gasolina.

Ayer la volvió a perder. Es normal, ha sido pillado in braganti en la cama del dictador vecino, sobrino-primo por otra parte de quien ejerce de monarca en estas tierras, negociando la cura chapucera del grano de pus que le ha salido al gobierno marroquí en el culo con la activista saharaoui Aminatou Haidar. Y tratando de tapar la boca de quien lo denuncia con regalos suculentos de pasaportes o estatutos de refugiado.

De que hubo contubernio entre los servicios secretos de los dos reinos no cabe duda, si no, no habría sido admitida sin pasaporte la activista en el aeropuerto canario. Probablemente pensaron que se trataba de un enjuague rutinario. Un intercambio de favores. Pero la sujeto de trueque marroquí les ha salido contestona y dueña de una dignidad de la que carecen los demás protagonistas, nuestro ministro el primero. Es así que no entiende Moratinos que Aminatou Haidar no acepte los regalos tapabocas que le ofrece saltando por encima de una normas perfectamente fijadas y que sólo acepte el cumplimiento de la legalidad. Es decir que trate de obligar, no pedir, al gobierno marroquí que cumpla con las leyes internacionales y acepte solucionar el problema en su propia casa, en lugar de pasárselo a un país vecino, a cambio de otro favor desconocido aún. Debe ser que considera que el pasaporte español es más valioso que el marroquí. Que considera unas ciudadanías más importantes que otras. Y eso se llama racismo.

Pero el problema de fondo es que los gobernantes de este país siguen instalados en la ignominia con el tema de su excolonia. Ningún otro gobierno de un país europeo excolonialista se ha portado tan cobardemente y de una manera tan rastrera con los habitantes de sus excolonias como el español. Todos los gobiernos españoles sin excepción. La promesa hecha por las autoridades coloniales españolas a los saharaouis siguen en pie. No cumplidas e intencionadamente olvidadas, pero en pie. Moratinos es el símbolo hoy de esa vergüenza. Y debería darle vergüenza, mucha vergüenza en lugar de acusar a una mujer mil veces más íntegra que él de estar manipulada por traidores a la patria. Debe ser que la tiene también en calderilla.


ADDENDUM del 07/12/09. José María Ridao coloca hoy en sus exactos términos el conflicto surgido por la doble ilegalidad cometida por los representantes de dos gobiernos, el marroquí saltándose su propia legalidad,la internacional y la Declaración de los Derechos Humanos que ha firmado, expulsando a una ciudadana sin motivos y el español por aceptar ocultamente la recepción de la expulsada saltándose las normativas del derecho nacional e internacional.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Periodismo patético cordobés

Uno de los inefables plumillas de la Hojilla Parroquial Cordobesa ha vuelto, para variar, a hacer lo que suelen, es decir, el ridículo más espantoso. Me avisa mi amigo Miguel en un post de La Calleja de las Flores. Desde que en el más importante diario local, también conocido como DIARIO CÓRDOBA decidieron sustituir a los profesionales del periodismo por curas auténticos o aficionados para mejor fomentar la superstición católica, por peñistas orodentados y roepalillos para cubrir los innumerables eventos de folklofrikismo de la ciudad, por intoxicadores profesionales para crear una realidad virtual paralela y a unos cuantos soplagaitas para todo lo demás, la verdad es que los porculeros cordobeses nos lo pasamos bomba. Pareciera que la misión de estos prensaheridos no fuera otra que ponérnoslo a güebo cada día para que nos descojonemos a placer de sus descagurriciantes meteduras de pata, abirortadas hinformaciones y descacharrantes artículos de opinión. El derecho a la información de nuestros paisanos queda al nivel del culo, pero nosotros, lo dicho, descojonaos tol día.

Viene a Córdoba un científico que ha escrito un libro de la colección VAYA TIMO que dirige Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y autor de uno de los mejores blogs racionalistas que se confeccionan en este país, POR LA BOCA MUERE EL PEZ. Eugenio Manuel Fernández participó en la Semana de la Ciencia en Andalucía 09 en el Botánico y habló del pensamiento crítico, de ciencia y de pseudociencia y sobre todo del contenido de su libro La conspiración lunar: ¡vaya timo! La crónica de Rafael Muñoz se publica perfectamente en la página Andalucía Investiga. Y de ahí pasa trágicamente a la redacción de nuestro querido diario eclesiástico-local, donde los dedos peludos del primate de guardia convierten al científico racionalista y denunciante ardoroso de los comportamientos y teorías pesudocientíficas en un MAGUFO, en un conspiranoico, en un defensor de las mismas teorías que en realidad denuncia. Y coloca la firma del autor de la crónica original. Eugenio Manuel Fernández lo cuenta en su página y coloca incluso una captura de pantalla con el cuerpo principal del delito subrayado. Se lo ha tomado deportivamente, demasiado a mi parecer. Dice que no ve mala intención. Tiene razón. Sólo estulticia puede verse. Pero como dice el antiquísimo proverbio pernambuqués: es cien veces más peligroso un tonto que un malvado. Al menos a éste lo ves venir fácilmente. El tonto en cambio es una temible fuerza ciega. Imprevisible en su embestida. No sé cómo se lo habrá tomado el autor de la crónica original. Pero yo que él me buscaba las habichuelas en otro sitio. En cuanto a Eugenio, que no se preocupe, aquí casi nadie lee.