Así como los suicidas-mártires cristianos se presentaban en tiempos de Abderramán II en el patio de la Mezquita de Córdoba a gritar ante los alfaquíes que Mahoma era un saco de pus para obligarlos inevitablemente a cortarles sus cabezas, descerebrando real y físicamente unos cuerpos que ya lo estaban metafóricamente, y pasar a la posteridad de santos gilipollas en las estampitas guardadas en los misales con olor a orina rancia de las beatas de todos los tiempos, se está extendiendo actual y peligrosamente una nueva entrega al martirio por parte de los obispos españoles. Como desde hace mucho tiempo, y bien a su pesar, por estos pagos ya no se le corta la cabeza real a nadie, ni por insultar a Dios ni a la Razón, han decidido entregar la suya a la afilada hacha de los medios de comunicación, nuevos alfaquíes que se prestan a ejercer de verdugos publicitando ardorosamente sus soplapolleces y vesanias. Desde que a la Iglesia la democracia le limó algo los peligrosos colmillos con los que desde siempre agarraban a dentelladas enormes parcelas del poder político y económico, la luz del Espíritu Santo ha descendido sobre los pastores y les ha mostrado un nuevo camino de santidad: el fomento del anticlericalismo mediante la emisión de declaraciones purulentas y atroces para concitar sobre sí el odio de las gentes sensatas, tanto de las que han perdido la fe o nunca la han tenido como las de amplias capas de su propia grey, cuya infinita paciencia puede llegar a un límite. Ese odio los santificará por la via del martirio sin duda y acabarán en los misales e-book de las futuras beatas del Tercer Milenio.
Comenzó Monseñor Asenjo, el de la boquita de piñón apretadita, obispo de Córdoba entonces y ahora Arjopihpo de Sevilla. No contento con haber obrado el portentoso milagro de haber convertido a la fe borrega y cofrade a la otrora correosa comunista Alcaldiosa Rosa Aguilar, un buen día y sin que nadie lo esperara dejó caer desde el púlpito sobre por atufadas neuronas de su grey que las familias que no enseñaban la moral católica a sus hijos los conducían por el camino de la delincuencia. Evidentemente tal guarrada silogística concitó una oleada de verde odio hacia su persona por parte de muchos padres cordobeses que sin ser católicos tampoco eran anticlericales hasta entonces, odio que se acumuló en su expediente martirial como se acumula la energía eléctrica en una batería. Rosa Aguilar, la Repelente Alcaldiosa, sin embargo no dijo ni mu, no se sabe si por el hecho de no ser madre, o por el de que Monse Asenjo era ya su Director Espiritual (Spiritual Coaching) y le había prometido que algún día se la llevaría de monaguilla a Sevilla, como finalmente ocurrió..
Continuó la senda del fomento martirial del anticlericalismo como una bendición de Dios el gordezuelo obispo de Tenerife, Monse Bernardo Álvarez, afirmando en una entrevista que la existencia de tantos curas pederastas se debía a que había muchos niños libidinosos que los provocaban con sus insinuaciones lascivas. En este caso la oleada anticlerical fue ya nacional y la repulsa general se desató en oleadas y oleadas de embates de tinta mediática, lo que le valió al subnormal obispo una cantidad ingente de energía martirial en forma de odio cómodamente almacenable.
Los dos últimos casos han surgido muy seguidos en el tiempo, lo que demuestra que de una moda más o menos pasajera amenaza con convertirse en una epidemia de concitación popular al odio anticlerical con fines estrictamente martiriales por parte de sus ilustrísimas y eminencias. Ya que no nos quieren, al menos que nos odien, es el mensaje que pretenden dar a sus subordinados pastores y ovejas.
El siguiente en ofrecerse al martirio mediático ha sido el que fuera también (semos campeones) obispo de Córdoba, Monse Javier Martínez, experto en sufrimientos martiriales previos ya que fue pateado cularmente desde el Vaticano con una inusitada violencia por expresa orden del Orondo Cura Banquero, Marzinkus Castillejo, a la sede de Granada, por afearle su codicia. Su posterior enjuiciamiento y condena por los tribunales ordinarios acusado de acoso moral tras machacar inmisericordemente a un oscuro diácono protegido de Castillejo, lo confirmaron como candidato a convertirse en estrella mediática en el apartado de tontolculo irremediable, con el agravante de alevosía y reiteración. Pero lo que lo ha llevado al más absoluto de los estrellatos martiriales ha sido el tener los santos cojones de afirmar recientemente al pie de la tumba de los Reyes Católicos más o menos que a la mujer que aborta cualquier hombre la puede ya violar tranquilamente y sin cargo de conciencia. Las lógicas reacciones anticlericales se desataron inmediatamente extendiéndose en concéntricas descargas centrípetas de odio electrificado que alcanzaron de lleno el alma martirial del obispo bocazas. El punto álgido del odio concitado lo puso la revista satírica El Jueves que lo declaró GILIPOLLAS DE LA SEMANA y lo caricaturizó como un enorme tontolhaba sin remedio.
Por último la perla de la corona martirial episcopal se la colocó más recientemente aún el escandalosamente recien elegido para la sede donostiarra obispo Munilla, sobre cuya enorme cabeza ha concitado una tormenta de odio anticlerical de fuerte valor martirial que sin duda acabará llevando al ultrareaccionario Monse a los altares. Un par de cojones como su propia frente, un arrojo frío como el del mártir Álvaro insultando al profeta moruno ante el alfaquí, un coraje de torero descerebrado ante un Miura loco hacen falta para afirmar en una entrevista radiofónica ante todo un país galvanizado por la tragedia del paupérrimo pueblo haitiano machacado por el terremoto, que en el fondo esa tragedia es una mariconada al lado del de la pobreza espiritual que asuela las almas de los españoles.
Estoy a favor de jerarcas católicos como el inefable Munilla.Ya está bien que esa penosa institución sobreviva colocando peones, como los curas obreros o los de la liberaciión, en posiciones progresistas, porque, aunque sistemáticamente ignorados por su propia jerarquía son a la vez utilizados para presentar y lavar una imagen demasiado tridentina y brutal. ¡ Viva Munilla que nos muestra la Iglesia verdadera! (mis amigos cristianos de izquierda no están de acuerdo, claro)
ResponderEliminarEjem... con permiso... Desconfío de los jerarcas religiosos en general y católicos en particular,y las perlas que sueltan a veces me escandalizan, pero pinchando en el enlace que das a "El Jueves" y de ahí al del sermón de lopispo de Granada, no creo que hablase de violación. Según esa página el obispo dijo: "Eso le da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la traga ella, y se la traga como si fuera un derecho (...)". En mi opinión, no se refiere a sentirse un hombre con derecho a abusar de una mujer por haber ésta abortado; quería decir que un hombre se puede acostar con una mujer con la tranquilidad de que si se queda embarazada, a él plim, porque sería sólo responsabilidad de ella, y con un aborto se arreglaría. Abusar igual a aprovecharse. Es todo un estilo retórico y grandilocuente para homilías, pero en este caso creo que este obispo no ha hecho méritos suficientes para ser merecedor del martirio mediático.
ResponderEliminarUn saludo.
LANSKI: Es algo que a mí me parece de una soberbia estupidez por parte de esos cristianos de izquierda, que aunque critiquen ferozmente a sus jerarquias, llegan un punto en que, como la base de su sistema de pensamiento es que están insufladas por el Espíritu Santo, no pueden ir más allá por muchas maldades que cometan. Es algo parecido al corporativismo médico que pone por encima de todas las cosas la imprescindibilidad de no erosionar el principio de confianza que debe tener el paciente, independientemente de cualquier otra consideración.
ResponderEliminarPor otra parte, y aunque mi natural tendente a la total benevolencia de quienes luchan contra las injusticias de cualquier forma me crea conflictos, siempre me pareció muy interesante, a la par de sumamente inquietante, la teoría de Alberto Cardín acerca de la concomitancia de la teología de la liberación con el islam, en el sentido de que ambos preconizan una sociedad en la que las estructuras religiosas a las que pertenecen (islam, Iglesia) están disueltas en el mundo y su evidente pretensión de revocar la separación entre lo político y lo religioso, que tanto trabajo costó a lo largo de los dos últimos siglos conseguir, su lucha contra el estado burgués de derecho a que opone como alternativa la utopía de una sociedad solidaria y justa que vendría al ser la realización del Reino de Dios en la tierra. UN verdadero yu-yu.
GUINDA: Bienvenida o bienvenido a esta casa, si es la primera vez que llegas. Pues sí, podría interpretarse así, pero el mismo hecho de que un obispo, cuya base de confianza respecto a sus fieles es la interpretación de la Palabra de Dios, debería ser más clarito y no consentir que la ambigüedad interpretativa se instalara en la mente de los receptores del mensaje divino. Dejémoslo en que probablemente tengas razón, pero que también podrías no tenerla. De todas maneras, en esa homilía el tipo suelta otras malnacidades, supuestamente insufladas por el Espíritu Santo, que si no son ya suficientes para el martirio mediático es por inflación de las que suelen soltar sus colegas cada día.
ResponderEliminarMe quedé patidifuso leyendo en este post tu referencia a las pallabras del arzobispo de Granada, tanto que buceé un poquillo para conocer las originales que aparecen publicadas en la web de la diocesis granadina.
ResponderEliminarTiene en efecto razón Guinda cuando dice que Monseñor no habló de que los varones tuviesen derecho a violar a las mujeres que habían abortado y, sin duda, la interpretación bienintencionada de esa homilía es la que ella apunta. No obstante, no pueden los prelados de la jerarquía exigir que nos cojamos sus frases con papel de fumar ni protestar porque lecturas que superen el estricto límite de la literalidad (hay ya demasiados antecedentes).
Porque "abusar del cuerpo de una mujer" puede que signifique en la más beata catolicidad acostarse con ella sin preocuparse de las eventuales consecuencias procreativas, pero será una ínfima minoría la que así lo interprete. Si no se dice más (y Javier Martínez no dice más al respecto en su homilía) la gran mayoría entenderá que abusar del cuerpo de una mujer es cualquier otra cosa, siendo la primera que te viene a la cabeza la violación.
Y por supuesto, el obispo, cuando las escribe, no ignora que tal ha de ser la interpretación natural a esas palabras. Así que si lo que decide es elegir el verbo abusar y no otro y, además, no aclarar el pretendido sentido beato con el que lo utiliza, está claro que pretende echar leña al fuego (o postularse para el martirio ante los medios, como señalas en este post). Máxime cuando en otro momento se refiere a címenes "menos repugnantes" que el aborto, como probablemente le parecerá violar a las madres que han asesinado a sus propios hijos.
En fin, que la homilía esta merece guardarse para alguna antología.
Vaya, nos hemos cruzado en el comentario a Guinda.
ResponderEliminarGuinda: aún admitiendo pulpo como animal de compañía, es decir que:"la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer" signifique en la gramática episcopal "aprovecharse", la idea que trasmite este obispo respecto a la concepción que tiene sobre las relaciones sexuales entre humanos es tan deplorable, sectaria y poco respetuosa con las personas, especialmente con las mujeres, que sigue mereciendo el puesto que acertadamente le pone Manuel.
ResponderEliminarLo mismo pasa con le padre Munilla y su valoración de los males de Haití respecto a los males de la podredumbre espiritual de los españoles. También él salió a la palestra a matizar sus palabras y a quejarse del uso de un supuesto "forceps" por parte de los medios, para sacarlas de contexto. Pero no es menos aberrante la explicación que dió, o sea, que no quiso minimizar la tragedia de Haití, ni parecer insensible al sufrmiento de sus víctimas, si no que aún siendo las dimensiones del drama inconmensurables, todavía le produce más misericordia y desazón nuestro deplorable estado espiritual.
En fin, que no sé que es peor, el crudo mensaje o su su contextualización...
Manuel no tienes derecho a hacerle a uno escuchar las palabras de este Sr. el tal Munilla. Es más de lo mismo, lo que me imagino es que se dirigirá a sus fieles, no al resto de la ciudadanía. Porque esa pobreza espiritual está, ha estado y estará siempre, en los jerarcas de su confesión.
ResponderEliminar“Existen males mayores, que… los que esos pobres de Haití e…stán sufriendo estos días ¿no? Nosotros nos lamentamos mucho de los pobres de Haití, pero igual también deberíamos, al igual de poner toda nuestra solidaridad en ayudar a los pobres, nuestros medios económicos, etc. también deberíamos de llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida ¿No? Quizás es un más grande el que nosotros estamos padeciendo que el que estos inocentes también están sufriendo.”
Es un tremendo despropósito el que un Sr. diga estas imbecilidades. No puede haber nada peor que el sufrimiento físico de los tuyos, la enfermedad el dolor y la muerte.
Comparar estas cuestiones con la pobreza espiritual es absurdo. El perder a tus hijos, el verlos sufrir sin poder hacer nada, el hambre, la enfermedad, la miseria, el no existir futuro, hacen que, posiblemente la muerte, pueda parecer un regalo de la naturaleza.
Me voy a rezar por el Sr. Munilla.