En los años 60 del siglo XX la Semana Santa de Córdoba se encontraba en francas y saludables vías de extinción. Es probable que en otros puntos de la geografía andaluza, pueblos fundamentalmente, esa manifestación tuviera más arraigo e incluso las cofradías sirvieran como vertebradoras de sus cerradas sociedades agrarias a las que la ilustración no había rozado, pero en Córdoba por aquellos aún grises pero esperanzados años las procesiones comenzaban a pertenecer por fin a un somnoliento pasado preindustrial y asimiladas a lo peor del franquismo genocida y a las que ya sólo asistían cuatro beatas garrapiñadas y cuatro aflautados beatos de persignación diaria. Los pasos tuvieron que adaptarse por ese tiempo al transporte por ruedas porque los costaleros eran de cobro, faeneros que se ganaban con ello un sobresueldo hasta que tras un plante en huelga en demanda de mejoras salariales los prebostes cofrades decidieron prescindir de sus espaldas para mover sus aparadores.
Fue a finales de los 70 cuando en plena Transición del franquismo al posfranquismo surgió un poderoso contubernio cretino- político- intelectual formado mayoritariamente por pensadores exmarxistas (o en vías de serlo) no creyentes pero con el cerebro atocinado por el neoestructuralismo de pringá del cocido hispanocastizo que se entregó en cuerpo y alma a rescatar y devolver a su vieja enemiga la Iglesia de la Santa Inquisición y la no menos Santa Cruzada Nacionalcatólica la fuerza de sus tradiciones más oscurantistas -y/o agresivas. Con la excusa de que que se trataba de poder popular enfrentado a las jerarquías administradoras de la cosa religiosa o manifestaciones que supuestamente hundían sus raíces en ancestrales ritos paganos o prepaganos. Una estupidez monumental cuando está más que demostrado desde Marx que nunca los pueblos tuvieron control alguno sobre la emisión de ideología que los poderes reales les obligan por la fuerza a consumir, asimilar y a asumir como propios en contra de sus propios y siempre camuflados intereses. En todos los tiempos y lugares de la Tierra.
Así, y en Andalucía más que en ningún otro sitio a lo largo de los años 80 y 90, los gobiernos autonómicos del partido sedicente socialista pusieron toda su poderosa maquinaria propagandística al servicio de la caspa castiza (la copla, la torería y el rocierismo) y de la carcunda clerical cofrade para, tras conseguir la de los sectores más dinámicos de la sociedad, universitarios y profesionales liberales principalmente, tratar de ganarse la confianza de aquellos que aunque estaban en vías de extinción aún dominaban los resortes de las manifestaciones supuestamente identitarias populares. Tanto hicieron por ello que acabaron relanzándolos al estrellato social. Con la lógica consecuencia de que acabaron alimentando al propio enemigo político, porque como cualquiera puede entender su ámbito natural es el de la derecha más rancia, que veía alucinada cómo los detentadores de la ideología ilustrada universalista le hacían el caldo gordo de la moral identitaria reaccionaria. Las cofradías captaron a miles de jóvenes a los que no sólo se convenció para que prestaran su fuerza bruta para sacar los pasos sino a los que se negó la oportunidad de saber acerca de la maldad intrínseca de una Iglesia históricamente máquina de eliminar por métodos contundentes disidentes y castradora de los mecanismos del pensamiento libre y de calibrar las consecuencias de la extensión de su poder en la sociedad a costa de las libertades individuales de los ciudadanos. A los que se negó la capacidad de contrastar por sí mismos por ejemplo la posibilidad o imposibilidad de compaginar la creencia religiosa estricta con la teoría de la evolución. O con las teorías políticas del humanismo liberacionista. Un ejercicio interesante es comprobar el número de cofradías que se fundaron en esos años 80 y 90 y ponerlo en relación con el de las que lo hicieron en los 40, en plena atrocidad nacionalcatólica y en los 60, cuando el país empezaba a poder respirar un poco de aire libre.
Así, cuando tras el ciclo del cretinismo ladrillista que entretuvo las barrigas de los adocenados populachos canalsureños y despobló la escuela de los jóvenes más necesitados de ella, vino lo que tenía que venir, el florecer de lo que se había sembrado. En el caso de Córdoba la cosa fue aún peor debido a la ocupación del espacio político por uno de los más nefastos personajes del quintacolumnismo reaccionario en las filas de la izquierda, la alcaldiosa Aguilar -con el inri de provenir del Partido Comunista-, pudimos asistir no sólo al crecimiento desaforado de las cofradías en las que ingresaban jóvenes necesitados de esas inducidas referencias identitarias, sino a la permisividad más absoluta, cuando no el aliento directo, de la progresiva toma de los espacios públicos semana tras semana, aparte de la festiva anual a la que graciosamente tenían derecho por la vía de la tolerancia democrática, por parte de una casta de meapilas fundamentalistas al servicio de lo más reaccionario de la contrarreforma católica en que andaba empleado su Máximo Gurú con sede en Roma. En sintonía perfecta con la contrarreforma ultraliberal en que andaban empleados los poderes fácticos de la política y la economía mundial. Pero todo les sabe a poco. La Iglesia siempre lo quiso todo. Y siempre supo esperar para dar su tradicional zarpazo cuando las sociedades apenas empezaban cada ciclo a librarse de su terrible dictadura.
Y lo peor de todo es que a aquella recia raza de opinadores atocinados de los 80 que pajearon inconsciente pero fervorosamente al belcebú de la reacción ha sucedido en estos días de demediado pensamiento un nueva de mediocres lamentadores de paraísos perdidos, sobre todo del del pueblo de inocente corazón cofrade engañado por la perfidia de la clericanalla castradora de su genesiaca capacidad festiva. Son quienes piensan que hay que distinguir el mundo de las cofradías del de la jerarquía católica vaticana, que el mundo cofrade está más cerca del folklore y del asociacionismo popular que del poder de control del cura del pueblo. Las cofradías siempre, siempre fueron Iglesia, concretamente el brazo encargado de encauzar correctamente los instintos movilizadores de los pueblos. Cuando era Inquisición, cuando era el martillo de liberales, cuando incendió España con una Cruzada genocida en defensa de sus intereses y de los de los ricos y ahora en este neofranquismo reverdecido de PP. Y lo cierto es que todo es pura política, puras y simples maniobras orquestales en la oscuridad para hacerse son las conciencias y los caudales de los ciudadanos. Como siempre ha sido, y como siempre, Marx me perdone, será.
Asi que las diferentes Gran Tomatina Cofrade o Apoteosis Iconoplasta con distintos formatos que se vienen sucediendo a lo largo de este año en distintas ciudades andaluzas, con peligrosos visos de convertirse en tradición anual, y que hoy ocupará Córdoba si el cielo derramador de lluvia no lo remedia, responden a muchos hechos pero sobre todo responde a la celebración pública del éxito que está teniendo la cruzada contrarreformista que estamos sufriendo. Son los descorches de champán al que se invitan los obispos y los católicos fundamentalistas por todo lo que han avanzado en la extensión del tradicional oscurantismo catequético y los privilegios privados de sus negocios educacionales. Alejando V. García lo explicaba el otro día perfectamente en relación a la de Granada: La Magna sería solo un acontecimiento pintoresco para pasmo de turistas sino fuera porque al mismo tiempo se está produciendo una contrarreforma política sin parangón. Los obispos están entrando a saco en materias como la educación pública, a través de la malhadada ley Wert, o forzando sin venir a cuento -o sin más cuento que la satisfacción de su moral- la alteración de la normativa del aborto.
El Partido Putrefacto tiene que pagar los servicios a su favor prestados por los obispos durante la etapa del demonio Zapatero movilizándole semana sí y semana también los ejércitos de católicos fundamentalistas por las calles de todas las ciudades españolas, pero sobre todo de la capital. Ese tiempo ha llegado. La ley Wert supone, entre otras cosas, pero no la menos importante, el triunfo de los obispos sobre la educación laica y gratuita. La nota de la asignatura de Religión volverá a contar para hacer la media y los estudiantes que quieran lograr becas tendrán que aprender mejor las devociones, lo que garantiza a la Iglesia no sólo un mayor grado de adoctrinamiento sino disponer de un sutil instrumento para cuadrar al alza la calificación de los alumnos en sus colegios. La ley, además, blindará las ayudas para los centros que discriminan por sexo a los estudiantes y dejará en nada la razonable oposición de la Junta de Andalucía. El descarado apoyo de la ley Wert a la enseñanza privada en detrimento de la pública supone también una ayuda en todos los sentidos a los colegios privados confesionales.
La supuesta ciudadanía que correspondería al tipo de sociedad en la que vivimos mientras tanto convertida en apopulachada masa aplaudidora asiste entre divertida y fervorosa a los fastuosos espectáculos barrocos sin saber muy bien a qué vienen fuera de temporada. Sin entender el calado profundo del robo al que está siendo sometido y cuyo símbolo es esta incitación desde el barroquismo espectacular al rezo y a la resignación cristiana en lugar de a la rebelión. Siempre que estuvo mantenido en el analfabetismo más o menos total o funcional lo hizo así. Lo mismo le dio siempre un buen auto de fe donde divertirse viendo a los curas quemar brujas o herejes que gritar ¡vivan las caenas! para echar a la Ilustración. La verdad es que el pueblo nunca anduvo muy fino detectando exactamente a sus enemigos. Aunque también que cuando alguna vez lo estuvo fue escarmentado sin misericordia.
Así, que champán, mucho champán. Lo que me da pena es que la piadosa exalcaldiosa Santa Rosa da Grima no sea quien presida el Magno Pifostio este. Estoy seguro que le encantaría. O como dice mi sobrinillo con su media lengua: se meadía de gutto en das bdagas...
Excelente retrato de lo que es y de lo que será. Aún a pesar de no comprender como la gente puede compaginar ideología y meapilismo. Eso me lleva a pensar que en el fondo tienen más porcentaje de lo segundo. Mercantilismo puro y duro como a lo largo de la historia ha ocurrido, antes enredaban a las personas con los papeles de las bulas, y Lutero, posiblemente sensato, se les rebeló. Ahora el método es más sibilino. Porque no lo vamos a ver tú y yo, pero seguro que en una silla preeminente estará la dama que citas, es una ocasión de visaje importante para seguir cultivando el granero, por sí.
ResponderEliminarVive tu vida , y deja vivir tranquilos a los demás , una cofradía va mucho mucho mas allá de la vida política, la suerte que tenemos en las cofradías es que no vive la política en ellas, se puede ser de izquierdas, de derechas, anárquico etc.. solo importa tener fé y esa fé se lleva dentro o no se lleva.
ResponderEliminarBueno, Paco, el eclesiástico es el oficio más viejo del mundo (más que el mucho más digno que pasa por ello). Han tenido tiempo de aprender. Una cosa que se me ha olvidado ha sido comentar que probablemente todo encaje como un guante: no hay nada que le vaya más a la pobreza extrema que el rezar. Nos empobrecerán hasta extremos inauditos en breve y para bálsamo piensan utilizar el rezo de la gente: la ministra Báñez y el gobernador civil de Córdoba han marcado el camino.
ResponderEliminarAnónimo: yo también te quiero y a ver cuando nos tomamos una buena Fe con Leche in Plaza Mayor...
Anónimo: No existe un solo episodio en la historia de la Humanidad, en el que los ateos "intranquilicen" a ninguna confesión. Pero desde luego la historia si está llena de guerras y matanzas de una religión contra la otra. La Historia de la Santa es palmaria. Una historia que es un reguero de sangre y de muerte, de intimidaciones y de miedos para conseguir lo que hoy han conseguido; que 200.000 pobres a los que están esclavizando por días, no tengan capacidad de pensar ni de reaccionar, solo de orar temerosos.
ResponderEliminarSon las 1.30 de la mañana del día que pasará a formar parte de los anales de la historia de Córdoba: el día del VIACRUCIS A LO GRANDE. Vivo cerca de la Mezquita y a estas horas ya he oído cuatro veces el himno nacional, aderezado con trompetas y tambores con la machacona y ratonera música de semana santa. El jolgorio de fondo es a lo bestia. Esto no hay quien lo entienda. Harazem, por favor, estudia, indaga en la esencia de las cosas y busca algún tipo de explicación psicosociológica que nos haga comprender por qué varios miles de personas, muchas de ellas jóvenes, se echen a la calle en pleno siglo XXI para seguir un via crucis medieval.
ResponderEliminarPara el Anónimo de la fe, una frase de Carl Sagan:"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto fue la fe.
Lo sangrante es el dinero de mis impuestos que habrá costado todo esto y que será muy difícil de averiguar.
ResponderEliminarEsta mañana los operarios de Sadeco con manijas con agua a presión limpiando las miasmas en torno a la catedral.
Diputación firmando un convenio para pagar las bandas de música.
Si vivimos en un país laíco y aconfesional, yo me pregunto porque los adoradores de una determinada deidad se apropian de las calles de toda una ciudad donde tengo entendido convivieron al menos tres de esos monoteismos.
ResponderEliminar¿Para cuándo uan profesión atea?
procesión, no profesión, auqnue también
ResponderEliminarLas hay, Lansky, aunque suelen ser reprimidas más o menos contundentemente por las autoridades competentes. Y no sólo procesiones, también concilios. ¿No recuerdas el I Concilio Ateo de Toledo del 2007 que prohibió el alcalde socialpollas García-Page porque ofendía a sus votantes?
ResponderEliminarhttp://manuelharazem.blogspot.com.es/2007/12/inquisicin-socialista-en-toledo.html
Los vómitos y cagarrutas de este singular personaje, a sí mismo denominado Manolito Jarasén, no deben ser tenidos en cuenta por nadie. El pobre es un fracasado que estudió algo para lo que no ejerce, y calienta una silla en un organismo público, con el culo cubierto por un salario que no le falta ningún mes. Si algún día, no muy lejano, algún famosete bufetillo de abogados sevillano u cordobés, le remite un burofax, seguro que los dodotis se los tendría que cambiar más de 10 veces por día. Es un valiente amparado en el anonimato que no tiene otra cosa que hacer que no sea insultar y vejar a colectivos, igual le da que sean católicos que lesbianas o gays.
ResponderEliminar¡Vaya! deben haber metido grifa de primera calidad en la redacción de ABC Córdoba. Curioso, muy curioso, acusar el "pseudonimato", que no anonimato, desde el propio anonimato, aunque por el estilo bilioso, guerracivilista, tiroenlanuquista, al grito de UNAGRANDILIBRE, poco, muy poco, tiene el columnista abecedario, de anónimo. Un besito en los morros bonita.
ResponderEliminarMás que el tufillo a incienso y cera te delata, querido Anónimo, el de la naftalina: el uso del verbo "vejar", por ejemplo, esa pulcritud... Como RAE ya te ha explicado lo del anonimato, el pseudonimato y sus relaciones con la cobardía o la valentía, no seguiré por ahí. Pero sí quiero que sepas que has conseguido henchirme de orgullo. Por un lado si sabes tantas cositas de mí puede deberse a dos razones: o porque llevas años leyéndome religiosamente o porque has investigado a fondo por tí o por sicarios, porque todo todito es rastreable en mis escritos. Lo que quiere decir que me consideras atendible. Eso viniendo de una personita tan notoria como tú para un mindundis como yo es importante. Y por otro lado el que sientas la necesidad de entrar con antifaz en mi blog a advertir a los incautos que no deben leerme me produce mucho gustirrinín. Sólo que las causas por las que tratas de convencerlos de ello son un poco... pedorras, impropias de alguien con tanta pulcritud estilística y argumentativa como tú, querido. Porque soy un fracasado, porque no trabajo en lo que estudié, porque lo hago en la administración y porque tengo un sueldo mensual fijo. Unas razones contundentes, muera Dios. Te creía más pulcro en tus argumentos. Debe ser el antifaz que te acanalla. Ah también porque sólo insulto y vejo a colectivos. Eso ya está mejor ¿ves? Igual sólo con eso convences a alguno de esos incautos que entran a leerme.
ResponderEliminarEn cuanto a las amenazas nada veladas de burrofax mandados chapuceramente y con la puntería de un tuerto por los Borriquez, ya viste el miedo que me dio. A ver si eres capaz de convencer de nuevo al cabezón de que lo autorice, costando lo que cuesta cada uno..., so mastuerzo (perdona, ya sabes que no puedo remediarlo, tengo que insultar a un colectivo constantemente, en este caso al de los anónimos anónimos).
Besitos
De Fernán Nuñez tenía que ser...
ResponderEliminarHarazem, llevo años leyéndote y me encanta. Sigue así. Comentarios como el del facha chupacirios "Anonimo" pienso que te deben hacer sentir orgulloso de lo que escribes, ya que al parecer les jode y bastante. Así que ánimo.
ResponderEliminar¡Es verdaderamente alucinante el cutrerío y ambiente eclesiástico/cofrade de la más baja estofa que se respira en esta ciudad.
No hay un solo día en que el Diario Córdoba no traiga una noticia relativa a la iglesia y sus fantasmales creencias y ritos.
Harazem Te regalo esta deliciosa, y aguda, frase de un socialista de los de antes:
ResponderEliminar"Contra Dios no tengo nada, lo malo es su personal de tierra" (Willy Brandt.)
Puedes aplicársela a tu Anónimo
No sabes cómo te lo agradezco Lansky. No la conocía y es muy muy buena. La guardaré más que para lo que dices para mi colección de frases anticlericales.
ResponderEliminarHaber si aprendemos de Portugal, aquí tan cerca: laica como ella sola
ResponderEliminarHombreeeee, por si no pudiste disfrutarlo con toda su intensidad, ahora oigo una cuña publicitaria en la radio de que la hojilla saca unos vídeos sobre este evento que tanto te pone. Como dice la publicidad, corre y reserva. Si es que no paran.
ResponderEliminarNO te preocupes, calle del viento ya tengo hecha mi reserva. La viraré a sepia y le pondré velocidad un pelín acelerada. Así lo disfrutaré más en su "jugo".
ResponderEliminarBueno,bueno,como me divierto leyendo
ResponderEliminartus escrito(en el buen sentido),con tus exageraciones,pero que dices muchas verdades y buenas criticas.
A mi me encantan todos los ritos,in
cluidas las procesiones,con sus puestas en escenas y que no tienen
nada que ver con las creencias reli
giosas.Además valoro el interés y
trabajo de las personas que inter
vienen en los rituales.Pero claro
todo tiene su momento y su tiempo,
en este caso la Semana Santa.Por
lo tanto estoy en contra del abuso
de este ritual,fuera de su tiempo.
Una cosa en los años 60 efectiva
mente el ritaul bajó mucho,pero
es que la enorme emigración,que
nos llevó a emigrar a los jovenes
y menos jovenes hizo que muchos
pueblos y ciudades como Córdoba
quedaron faltos de personal para
estas fiestas.Yo recuerdo en Baena
donde no faltaba a sus ritos de
tambores primaverales,la merma en
"coliblancos","colinegros" y es que
se habian ido para Barcelona,Alema
nia...Daba pena ver tan poca gente
en las procesiones.
Saludos y sigue escribiendo.
"ben"