Qasida de la Paloma Blanca: Tetuán (san'a 2)
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Yo siempre pongo por método en cuarentena todo ese tipo de afirmaciones positivas respecto a cualquier forma de colonialismo y siempre trato de descubrir el racismo encubierto de las manifestaciones paternalistas que las acompañan. De hecho siempre he defendido la necesidad de asunción perenne por el Estado Español del recuerdo de los bombardeos aéreos con gases letales de los aduares rifeños por parte de su ejército a principios del siglo pasado, que inauguraron la abominable tendencia militar a bombardear desde el aire a la población civil como una táctica más de guerra. Pero por más que he buscado jamás he encontrado rencor en los sobrevivientes de la colonización. Más bien he percibido una especie de nostalgia por un tiempo más feliz que el actual, por una situación política y social más cómoda y dinámica, más liberal, en suma. El gobierno central marroquí tiene mucho de culpa: el norte del país siempre fue sospechoso y ha sido mantenido en la más absoluta indigencia por la desidia institucional de Rabat. La colonización española fue sustituida por la colonización de las gentes del sur, que absorbió el rencor que pudieron haber generado los españoles.
Aunque cada vez menos, por todo Tetuán se pueden encontrar personas mayores como el abuelo de la tiendecita. Y les encanta saludarte en español e intercambiar unas palabras. Y señalarte dónde estuvieron algunas de las dependencias militares o sociales españolas: el casino, un cuartel, una escuela...
La presencia española está muy viva aún, a pesar de la inmersión francófona que ha sido sometida la población rifeña desde hace años. En los mercados no se cuenta por dirhams, sino por riales. La gente aún llama Plaza Primo (no sé a cual de los dos Primos se refiere si al dictadorzuelo zarzuelero o al fascista de su hijo) a la plaza donde está la iglesia y Plaza de España a la monstruosamente remodelada y renombrada como de Hassan II.
El caso de esta plaza es especial. Los tetuaníes siguen sin perdonar al rey que les destrozara su coqueto lugar de encuentro favorito, ajardinado y con un templete hispanomorisco en su centro, de un blanco resplandeciente, para sustituirla por una explanada dura que antecede al nuevo palacio real que sustituye al del Khalifa, un conjunto construido en ese horripilante estilo neoasirio que es la marca arquitectónica de la monarquía alauita. Lo más sangrante es que la plaza es ahora impracticable, acordonada perennemente y vigilada por celosos policías. Mis sondeos son, claro, limitados pero, creo, sintomáticos.
La nueva plaza y el palacio neoasirio del rey
ADDENDUM:
ARTÍCULO DE GABRIEL CARDONA acerca del trato que el ejército colonial español tributó a los miembros de las tropas "indígenas", en el marco de una opinión sobre el homenaje que se tributó recientemente en Nador al criminal de guerra general Mizzian con motivo del museo abierto en su memoria con la inmoral presencia de autoridades españolas.
1 comentario:
que article interesante. muchas gracias.
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