miércoles, 29 de agosto de 2007

Muere un furbulista y de paso Paco Umbral y Emma Penella que no lo eran

Todo se ha juntado. Hay días en que de un sólo golpe, un golpe como del odio de Dios, se puede medir la verdadera profundidad del verdadero cretinismo campante en este país y, también de paso, en esta ciudad.

Se muere un furbulista, un chaval del que yo no había oído hablar en mi vida, y todos los medios de comunicación, públicos y privados, le conceden el desmedido espacio que suelen conceder a las estupefacientes actividades que se encargan ellos mismos constantemente de que ocupen las mentes de los ciudadanos. Y los inmorales políticos en lugar de llamar al orden y a la sensatez no tardan un segundo en subirse al carro de la estupidez colectiva para que no se les escapen esas riendas. El Chavez que padecemos ya inmemorialmente en la comunidad es el primero en asistir al entierro y monseñor Zapatero hace sus primeras declaraciones después de las vacatas arrimando cebada al yerto rabo del chavalillo. Ya sé que suena a cantinela añejomarxista y a demagogia de rojo descatalogado, pero cada uno se estupefacta con lo que quiere o con lo que puede.

Ni siquiera me sirve el consuelo de que en Argentina pueden llegar a ser aún más cretinos noticiando:



Para muchos cordobeses, y no cordobeses, además, los tres difuntos han tenido la inmensísima suerte de converger con la hefeméride cordobesa por antonomasia. Palmarla el mismo día en que se cumplían 60 años, en acto de servicio, en una sofocante tarde de bostas, moscas y sangre, del empitonamiento del monstruo incomensurable, que colma por sí solo la iconografía y la mitología de esta ciudad: el fino matarife de la pedrusqueña faz Manolete, no es moco de pavo, ni baladí trascendencia. Esta ciudad que parece instalada de una especie de región neblinosa, rodeada de pantanos y en la que muertos viviente, zombis y chupacabras campan a su antojo, mientras unos vampiros invisibles chupan la sangre de sus habitantes silenciosamente, sigue llorando la apolillada tragedia linarense. Merecimiento grande:




Un poco antes de la explosión informativa por la muerte del furbulista en un programa de chismorreos tengo que escuchar la pregunta que se dispara a los espectadores para ganar nosequé concurso mediante mensaje de móvil. ¿Cuál es el nombre de la cantante unida sentimentalmente a Julián Muñoz y que se dispone a comenzar su giro por América? La pregunta la hace una semiestrábica tipa disfrazada de pija de la sierra que habla a la concurrencia como si con mocosos niños de una guardería tratara. Una telepollas de primera. En la cadena pública. Peste de socialistas.

Y lo de la tomatina esa de Albuñol, Buñol o Puñol o como carajo se llame el jodido pueblo ese de los cojones que grusgftgkwxf.... me lo voy a ahorrar por puro cariño a mi hígado. Y a los tomates. Y desde ya solicito que me declare su Ayuntamiento en solemnte acto institucional tomatero persona non grata.

¿No era que el cambio climático ese estaba ya al llegar?

3 comentarios:

  1. Anónimo10:03 a. m.

    Ya era hora de que volvieras a soltar adrenalina y te olvidaras un poco de la cultura musical.
    Salud.

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  2. Anónimo10:09 a. m.

    Manuel, sigue poniendo música y no te sulfures!!. Que se puede pedir en un país donde los telediarios consisten en 50% muertos, guerras, desastres varios y 50% fúrbol (no deportes, solo fúrbol) y noticias chorras. Todo eso a las horas de comer... es para ponerse malo. Y acabas con los telediarios y el resto son tomates y chafardeos ...Mejor escuchar música y anestesiarse con algo que suene a cultura, arte, sensibilidad, en fín, que nos aporte algo bueno!!... ¡¡y luego nos llaman raros!!...

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  3. El leer tu entrada me ha tranquilizado: menos mal que alguien en el Planeta Cordobapedia (la ciudad que aspira a capital cultural...) ha mencionado la muerte de Umbral. Saludos.

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