Un par de semanas antes de la que llamamos Santa recibí la petición de la gente del Círculo Cultural Juan23 de Córdoba de participar como invitado principal en uno de los actos de la II Semana Laica que, coincidiendo con aquella, se viene celebrando en su sede.
La responsabilidad -y el curro consiguiente- de prepararme un tema que sirviera de eje a un debate me sobrepasaba, sobre todo hallándome, como me hallaba, convaleciente de agotamiento tras la terminación de mi último trabajo, un voluminosísimo y supercurradísimo libraco sobre el Arrabal y la Revuelta de Saqunda y los varios destinos de sus exiliados.
Pero al Juan no le podía hacer el feo de escaquearme. Mi vida, desde mi despertar político en 1971, está íntimamente unida a él y el agradecimiento que tanto yo como el resto de la ciudad le debemos es inconmensurable. Y sistemáticamente ninguneado por sus fuerzas zombies. Así que con el fruto de algunos viejos estudios que emprendí hace años, algunas intuiciones, bastantes certezas y las terroríficas constataciones que me vienen asaltando en los últimos años acerca de la verdadera índole actual de las cofradías, armé una charla con que dar el callo en la tarea que se me había encomendado. Me adjudicaron el Viernes Santo.
En plena sucesión de actos de la Semana Laica del Juan me quedé acongojonao el Martes Santo con el fastuoso despliegue expresivo y el insondable pozo de conocimientos sobre su tema (La financiación de la Iglesia Católica) que desarrolló Amelia Sanchís, doctora en Derecho y profesora de Derecho Canónico de la UCO y uno de los mayores lujos intelectuales con que contamos en la ciudad. Casi me rajo en un ataque de aceptación de mi humilde realidad. Pero la palabra dada es la palabra dada. Sagrada para mí. Que sea lo que Dios (perdone, doña Razón) quiera.
Amigos, algunos muy queridos y venidos de muy lejos (por pura y feliz coincidencia de fechas, claro), otros, igualmente queridos, más de andar por Córdoba. Y más gente desconocida de la que me esperaba, me arroparon en la faena. Un animado debate y unas cervezas después convirtieron el acto en una inolvidable velada laica, mientras afuera rugía la fiera de la superstición aprovechada por las fuerzas telúricas de la España Secular Reaccionaria y el adocenamiento sin seso de este pueblo sin redención.
Como ha habido mucha gente -que no se enteraron, estaban fuera o no pudieron asistir- que me ha hecho saber su interés por el contenido de la charla me he decidido a colgar aquí el texto base que me curré para la misma. Sobre la marcha debí cambiar algunas cosas, eliminar otras y añadir unas cuantas. Sé que existe el audio porque tuve el cacharro de grabar sobre la mesa. Si lo consigo no sé si me atreveré a colgarlo también. Ya veremos…
PARA ACCEDER AL TEXTO COMPLETO DE LA CHARLA PICA SOBRE LA IMAGEN DE MI AMIGO PEDRO PEINADO:
Muchísimas gracias por poner tu discurso asequible a quienes no pudimos ir a verte. Un abrazo
ResponderEliminarIllo, me quedé con ganas de verte y, sobre todo, oírte. Mira a ver si encuentras el audio y ponlo sinvergüenza...
ResponderEliminarExcelente texto el de tu conferencia, Manuel. Te felicito. Lo he pasado a otras gentes andaluzas y a todos les ha impresionado. Un abrazo
ResponderEliminarPues no sabes cómo me alegro que te haya gustado y más que lo publicites, Lansky, eso me indica que no está mal del todo.
ResponderEliminarTengo el audio, Isaak, pero me da un poco de vergüenza oirme.
De nada, Lisis, ya sabes que hago estas cosas por vosotros.