miércoles, 21 de febrero de 2007

HUMOR BATURRO


En el cielo de Aragón brillan las luminarias de tres de sus hijos más preclaros, tres enormes humoristas dotados de esa especial gracia que la naturaleza y la Virgen del Pilar ha tenido a bien conceder a algunos de ellos: Jose Maria Escrivá de Balaguer, Paco Martínez Soria y Federico Jiménez Losantos forman un trío de ases tocados por la misma varita mágica del baturrismo irredento. Es el suyo un humor (1) contundente, noble y directo (normalmente al hígado), sin triquiñuelas, bien diferente de la vulgar y fulera sal gorda andaluza o del tiquismiquis humor inglés. De estos tres ases, desgraciadamente, sólo nos queda ya uno, pues los otros dos hace tiempo que se nos fueron al cielo donde de seguro siguen haciendo retorcerse de risa el hígado de las cohortes celestiales, pero el que queda condensa meridianamente la gracia de todos ellos, una gracia baturra que derrama abierta, generosamente, cada mañana sobre los que somos sus fans desde las benditas ondas de la emisora de los Curas Capones.

Del gran humorista que fue el hoy titulado San Josemaría podríamos destacar muchos momentos estelares, entre los que no es el menor la humorada de reforzar su humildad sacerdotal reclamando un título nobiliario. Pero yo conservo como su mejor logro aquel chiste que cuajó en una de sus celebradas actuaciones en directo cuando alguien le acercó una niña con parálisis cerebral para probar su ingenio y allí, improvisadamente, con sólo la luz de su intuición de mago del humor, juntando las manos miríficamente en su pecho como sólo él sabía hacer, soltó aquella genialidad de: ¡Esto es una bendicioooón de Dioooooos! Si no tuviste oportunidad en su momento AQUÍ puedes disfrutarlo. Otro momento inmortal fue aquel en que compuso un ingeniosísimo guiño a costa de las nalgas de los jovencitos para consolar a un atribulado entrenador de fútbol juvenil aquejado de sospechosas infidelidades maritales. Milagrosamente ha quedado documento grabado de AQUELLA CUMBRE DEL HUMOR MUNDIAL.

Paco Martínez Soria llenó nuestros corazones de gozo y nuestro hígado de espasmos sincopados durante los muchos años en que nos regaló con sus películas de fino humor baturro. Aunque se trata de un humor mucho más sofisticado que el de San Josemaría, participa de su mismo espíritu hepático. A pesar de su aparente simplicidad, sus gracias escondían una elevada complejidad conceptual que ha posibilitado la celebración de varios congresos patrocinados por la Cátedra de Pensamiento de Cine de Barrio en los que grandes pensadores y pensadoras de la talla de Carmen Sevilla y Marianico el Corto han tratado de desentrañar los profundos sentidos ocultos del humor baturro martinezsorianesco. Como botón, HE AQUÍ UNA MUESTRA.

El frenillohepático Federico Jiménez Losantos, conocido profesionalmente como el Pequeño Talibán de Sacristía, el único, por desgracia, que continúa entre nosotros, ha recogido el testigo de los otros dos genios difuntos y ha condensado en su verbo todo la grandeza de su baturrismo humorístico. Su recreación del personaje de un fascista atrabiliario, bilioso y enfermo de odio que desentierra los más agrios topicazos de la España negra nazionalcatólica, sólo tienen parangón en la historia del humor español con la recreación del homo carpetovetonicus paleozoicus del genio baturro anterior, del que es directo heredero. Sus últimas celebradas creaciones sobre el ácido de Vallecas, la furgoneta del bórico, la mochila de Mondragón y la cinta de goma dos e-co e-co e-co e-cooooooo, llevan meses haciéndonos reventar de risa cada mañana. Su manera de embromar a su compadre Pedro Jota recordando a sus oyentes un día sí y otro también el célebre video de su hazaña sexual da también la medida de su grandeza de corazón, al cederle protagonismo sin asomo de celos profesionales. Pero si he de quedarme con alguno de sus momentos estelares sin duda recomendaría el día en que instó al gobierno a que mandara 600 paracaidistas a Senegal para meter en cintura a los desharrapados que intentaran convertirse en inmigrantes ilegales para invadir Eh-paña a bordo de un cayuco. Milagrosamente aquella actuación quedó debidamente registrada y hoy es posible encontrarla en los más acreditados expositores de cassettes de gasolineras y bares de carretera de toda la patria. Por si no te quieres molestar en buscarla yo te la ofrezco, aunque para ello tenga que burlar a los aviesos espías de la SGAE.



FEDE EN SENEGAL

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Insuperable. Que Dios te bendiga, Federico.

(1) Descojonamiento, en baturro normalizado, batua o herribaturriko. (VOLVER)

1 comentario:

  1. Anónimo1:46 a. m.

    En mi opinión exageras en lo que a Escrivá se refiere, cierto es que se le ve terriblemente falso, pero desde luego no hay dobles intenciones, solo mucha ambición y falsedad.

    uf, últimamente estás siendo tan prolífico que no me da tiempo a leerte!

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