Hace dos días en Guadalcázar, un pueblo cercano a Córdoba, una jauría de ciudadanos normales y corrientes persiguió y agredió brutalmente a unos rumanos confundiéndolos con secuestradores de niños.
Nada extraño. Esa es la respuesta automática de las jaurías y de los ciudadanos normales cuando se les inocula el terror. Así comenzaban los progromos contra los judíos. De ahí viene el mito del Sacamantecas. Ese es el origen de las limpiezas étnicas.
Lo que sí es verdaderamente extraño es que la Guardia Civil se llevara detenidos a los agredidos, con las marcas de los dientes en su cuerpo aún sangrantes, y dejara libres a los perros.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Me asusta que la gente empiece a tomarse la justicia por su cuenta.
ResponderEliminarY otra cosa, es cierto, el puente está muchísimo mejor que antes, soy de madrid y viejé hace 10 días a Córdoba y me encantó. Espero que las farolas aguanten y no les pase la que al puente de enfrente.
Tremendo... y lo peor es eso, que la policía local no hiciera nada, que la gente se tome la justicia por su cuenta yque encima detengan a los pobres inocentes, quedándose los demás tan panchos... ¿les remorderá la concienca?, ¿se hará algo para que paguen por lo que han hecho?...¿dejará el periodismo basura de fomentar estos miedos?
ResponderEliminarEntré aquí desde tu comentario a la noticia en El País y me sorprendió tu post, ¿para qué te voy a alagar con perogrulladas, obviedades..?. Coincido contigo de forma bastante sorprendente.
ResponderEliminarLo más divertido fue ver los comentarios en la web del Córdoba el primer día de la noticia y ver como al día siguiente, cuando se aclaró la verdad, estos comentarios llenos de racismo, intolerancia e imbecilidad habían sido escrupulosamente limpiados. Eso sí, la noticia, también redactada de forma un tanto tendenciosa, aún sigue ahí.
ResponderEliminarNada que añadir, lo has dicho tú meridiana y magistralmente...
ResponderEliminar¡Un besote!
Los hechos acontecidos me recuerdan a una película española creo que de los años 70 o principios de los ochenta. Se enmarcaba en el contexto de un relativo aumento de la delincuencia que tuvo lugar en aquel momento y retrataba a un individuo obsesionado con ser víctima de un delito; si no recuerdo mal, este fulano se preparó para cuando fuese víctima de un delito y al final,como era de prever, mató a alguien al que erróneamente creyó un delincuente. Esto ha sido algo parecido. Con la diferencia de que lo que ha ocurrido aquí viene además aderezado con una leyenda más propia de la edad media, que nos hace ver que los rumanos secuestran niños.
ResponderEliminarSigo insistiendo que lo más lacerante del asunto no es que los energúmenos se portaran como tal, sino que la Guardia Civil no supiera (o no quisiera) distinguir entre agresores y agredidos. Es mucho más xenófoba la postura de los miembros de la Benemérita, porque los energúmenos estaban enloquecidos por sus instintos desatados como, por por otra parte confesó el municipal que llegó primero, que tampoco parece que ayudara mucho a los civiles a distinguir.
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