El orgullo de ser cordobés no es un gusano que corroa únicamente las entendederas de los aborígenes que habitan en la orillita del Guardaquiví, sino que debe ser algo mucho más universal, una especie de virus cordubensis que afecta a todos los habitantes de las Córdobas del mundo, presentes, pasadas y futuras. Porque como seguro que sabéis, vaporosos lectores, los cordobeses como tales no estamos solos en la galaxia sino que contamos con muchos hermanos de otras latitudes, pertenecientes a diferentes culturas, pero que participamos todos en ese amor desaforado metafórico y tropista por nuestra Córdoba, sultana y mora, pero también judía, pero también romana, pero también de la calle Ceuta.. Por eso es seguro que tanto en el pasado como en el presente, tanto en el hemisferio norte como en el sur, han existido infinitas variantes del Soy Cooordobés, de la tieeerra de Juuuuuulio Romero, quintaesenciada manifestación poético-canora de nuestro acendrado amor por nuestra tierra. Seguro que la Corduba de Séneca y en la Qortoba de Almansoh existieron canciones equivalentes y antepasados de los de Sierra Morena. En latín y en árabe, claro. Con toga y con turbante. Pero haberlas seguro que húbolas. ¿Cómo sonarían? Ay, dolor, imposible saberlo hasta que los taiwaneses no inventen la máquina del tiempo a pilas.
Así pues y mientras tanto tenemos que conformarnos con lo que tenemos y lo que tenemos son otras versiones del Soy Cordobés y de Los de Sierra Morena actuales pero de otras latitudes.
La versión que os ofrezco con todo cariño es doblemente interesante porque habla casualmente además de la pureza de las tradiciones, amenazadas recientemente también allá por las modas foráneas y el consumo ligh. Porque vamos a ver, qué es eso de bautizar nuestros sagrados caldos con burbujosas bebidas edulcoradas sino un crimen de lesa cordobesía. ¿Desde cuando aguar el vino es de personas decentes? ¿Qué atentado contra la tradición barrachuza cordobesa es esa del luciferino invento del rebujito?. En otros sitios, lo tienen claro. La lucha ha comenzado. Este estribillo se convertirá sin duda en el próximo himno del MOVIMIENTO CORDOBESISTA ANTIREBUJITO del mayo florido del año que viene.
Soy cordobés, me gusta el vino y la joda
y lo bebo sin soda
porque así pega más, pega más, pega más.
Escuchad, escuchad, criaturas:
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