Nuestro viejo amigo Luis Miranda, el cofrade rencoroso, vuelve desde las páginas del monárquico-católico diario ABC que le acogen como el colchón acoge a la chinche, a picar en el culo de la razón con sus razonamientos (es un decir) de inequívoca raíz reaccionaria. Esta vez dedica sus pestíferas andanadas, a cuenta de las tonterías recientemente emitidas por una ministra, contra la ONG Lobby Europeo de Mujeres con evidente intención de molestarnos a todos los racionalistas de esta ciudad. Y como siempre lo hace con munición averiada. Incide para ello en sólo dos cosas: la falsedad de que tal ONG única y exclusivamente se dedica a solicitar cambios en el diccionario y en la gramática y en que recibe cuantiosas subvenciones públicas y apoyos morales institucionales para ello. No voy a recordar al señor Miranda la cantidad de otras actividades en que se emplea tal ONG ni la opinión personal que me merecen sus anecdóticas insistencias en el cambio del lenguaje, sólo que debería mirar en casa propia y hacia las asociaciones expresamente fundadas para la extensión de la superstición y la idolatría llamadas Hermandades y Cofradías, de las que él es entusiasta propagador y cuyas macabras performances callejeras reciben infinitamente más subvenciones y atenciones institucionales que la pequeña ONG femenina. Subvenciones que no sólo deberían ser retiradas por pura alineación con la supuesta aconfesionalidad del estado, sino sobre todo por ir dirigidas a asociaciones de marcado carácter antidemocrático y machorrista, cuyas actividades están sistemáticamente marcadas por la cofradosterona, la hormona testicular del cofrade almizclero.
Quien quiera comprobar el talante de nuestro cerífago amigo puede contrastar su aguerrido artículo contra las feministas con otro anterior en el que comentaba con un tacto exquisito el divertidísimo culebrón con que nos ha regalado recientemente el Hermano Mayor de la Cofradía de los Dolores, Manuel Herreros, viejo conocido también de este blog por haber negado, incluso contra la opinión del propio Obispado, el derecho de las mujeres a ejercer de costaleras en sus procesiones para evitarse él mismo a sí mismo mismamente la calenturienta tentación de imaginar las desaforadas orgías a que se lanzarían con los machos bajo las andas. Porque a nuestro buen don Manuel las orgías que le gustan son otras: montar procesiones etílicas tras llenarse los depósitos con un buen rebujito sin plomo, erigirse él mismo en crucificado y ser conducido a paso lento por sus costaleros (todos machos-machos) por el clásico empedrado de la plaza de Capuchinos. Puro Kempis. No contaba con dos cosas el buen imitador de Cristo. Una que los minúsculos objetivos de los móviles son los infinitos ojos del omnisciente Dios de la suprema indiscreción que es el YOUTUBE. Y dos que quien habría de juzgarlo una vez en el candelabro sería el dueño del negocio: el Obispado, que siempre se ha caracterizado por poseer el mismo sentido del humor de quien caga higochumbos.
Y a estos tipos también se les subvenciona. Y mucho.
BIBLIOGRAFÍA
Mi amigo LAMALGAMA, a pesar de su juventud, se ha mostrado como un avezado etólogo social, especializado en la rama de las especies casposo-cofrades de esta ciudad. Y nos ha dejado en su página UN BRILLANTÍSIMO ESTUDIO que pasará sin duda a los anales de los estudios folklofrikistas cordobesas.
Ya había detectado el artículo de Luis Jimenez Losantos Miranda.
ResponderEliminarFelicidades por el post Manuel.
Has visto esto, Manuel?
ResponderEliminar