lunes, 15 de septiembre de 2008

SINVERPOLLAS Y GILIGÜENZAS (las vigas y la camorra diocesana)

La verdad es que si se pudiera aunque fuera virtualmente no ya raspar con una espátula sino enjuagar ligeramente con una esponja los estratos de mugre acumulada en la gestión del patrimonio histórico artístico de la provincia de Córdoba, desde la Transición en que se supone que comenzó el control, el horror, la rabia y los instintos criminales harían presa en nuestros corazones y probablemente haríamos una barbaridad irremediable.

De vez en cuando la torpeza de uno de los cientos de saqueadores (siempre me hizo gracia cuán repulsivos pintan las pelis y las novelas a los saqueadores de tumbas egipcios y lo atildados que son los de verdad) proporciona un desconchón desde el que algunas personas, periodistas, investigadores honrados o simples ciudadanos pueden hacerse una idea de cómo funcionan las cosas y por donde van los tiros en el continuo saqueo que nuestro patrimonio viene sufriendo desde tiempos inmemoriales. Últimamente con la complicidad necesaria de pensamiento palabra, obra u omisión de las autoridades comisionadas por los ciudadanos para salvaguardarlas. Todas. Las nacionales, las autonómicas, las locales, las departamentales. De todos los partidos. Todas igualmente carentes de vergüenza. Pero los que más los del PSOE, ese partido mafioso, de la derecha que oculta su nombre, que ha conseguido convertir esta comunidad en el paraíso de los ladrones impunes, engañando permanentemente a los votantes. Aunque los de Izquierda Unida que gobiernan también inmemorialmente la ciudad han enmierdado también bien su propio nombre. Porque del PP lo único que cabe decir es que se limita a cumplir con su obligación ancestral.

El pestilente asunto de las vigas de la Mezquita de Córdoba que iban (unas) y que van a ser (otras) subastadas ha proporcionado estos días uno de esos desconchones. Uno de los saqueadores, menor, ocasional y probablemente indirecto se ha cagado de miedo cuando ha visto la publicidad que está generando el asunto y se ha ido directo a la pasma con el culo entre dos manos a contarlo todo. ¿Todo? Supongo que ya habrá sido aleccionado por abogados más o menos ensotanados para que de la información justa y necesaria para que el asunto quede lo más aliviado posible de responsabilidades. Ha señalado con su dedo de señalar a un canónigo mu importantísimo o un monse o cualquier cargo de relevancia en el complicado escalafón de la camorra diocesana. ¿Ha dado su nombre? Deberían decírnoslo si ha sido así. Yo quiero saberlo. Yo ya, confiando un comino como confío en la justicia, me conformo sólo con saber sus nombres y ver sus cara. Es el único bálsamo para la impotencia legal. Hace dos años que fue a la policía. Y hasta hoy no ha trascendido. Así que quién nos explica por qué. ¿La policía también está en el ajo?

Pero hay más responsables. Todos los cargos políticos y administrativos encargados de velar por el patrimonio y que permitieron que un montón de vigas pertenecientes a la herencia cultural de todos los cordobeses se robasen y se vendiesen en una subasta multimillonaria. Todos sin excepción. Todos pertenecen a uno de las dos categorías en las que divido a todos los políticos: sinverpollas y giligüenzas. Todos los que han permitido el saqueo o la destrucción de los yacimientos arqueológicos de la ciudad. Los de las obras del AVE, que destrozaron un conjunto paleocristiano de una importancia capital, los que han permitido sin pestañear los arrasamientos de los barrios califales por la Internacional Atílica (de Atila) Ladrillera, los que han permitido o alentado con su mosntruosa desidia que el entrono de Medina Azahara, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del mundo, fuera colonizado por una metástasis parcelista de ya imposible erradicación, y tantas otras barrabasadas bendecidas por estos falsos izquierdistas, esta pandilla de semianalfabetos peseteros a los que la cultura, la historia, la arqueología les importa un carajo. Ellos a sus megalómanas Eutopías y Noches Blancas del Flamenco cuyas dudosas cuentas deberían ser vigiladas por los contribuyentes, porque sólo sirven para repartirse entre unos pocos los presupuestos librados para cultura, para la de verdad y no para subvencionar oscuras empresas de gestión cultural ubicadas en oficinas fantasmas.

Yo he conocido en la casa de la calle de la Feria donde vivía el cura párroco de la iglesia de San Francisco de Córdoba dos muy bien conservados capiteles de Medina Azahara que eran usados como maceteros. Los vi en varias ocasiones desde una ventana de la casa de un colega que daba al enorme patio de que gozaba el buen clérigo. Nunca supe su procedencia, pero teniendo en cuenta que la iglesia es una de las fernandinas del siglo XIII es posible que provinieran de los materiales de acarreo de que se construyó originalmente. Y allí estuvieron hasta febrero de 2002 en que murió. A los tres días, cuando sus familiares fueron a recoger sus cosas desaparecieron. Me consta que alguien lo comunicó en los años 90 a las autoridades competentes. Y que nadie hizo nada por investigar un poco. Así que si un día aparecen en una subasta de la capital de los reyes del saqueo arqueológico que no se echen las manos a la cabeza.

Sería cosa de investigar los nombres, sólo por el placer de conocerlos, ya que pagar no va a pagar nadie. Los del responsable de la vigilancia del patrimonio de la Junta, los del consejero o consejera de cultura, los de los curas encargados de inventariar los bienes culturales a su cargo, los arqueólogos que tienen que saber y callan. Todos ellos son unos chorizos. Con todas las letras. CHORIZOS.

Hoy esto, pero ayer me pasé todo el día con el careto de la Fuensanta Coves esa en la cabeza. La del Algarrobico. La responsable de permitir que se construyera. La hipócrita que hoy se hace cruces y dice que no hizo lo que hizo y no legalizó lo que legalizó. ¿Y si no tuvieran trabas? Y si no existieran esos grupos de activistas a los que ellos llaman “desquiciados”?

Qué pecados innombrables estamos pagando en esta comunidad para haber sido secuestrados por esta mafia de carnet, está élite de zaparrastrosos morales que está haciendo que muchos hayamos perdido definitivamente la fe en el voto, la fe y la esperanza, porque en la caridad ya vivimos.

2 comentarios:

  1. Anónimo7:04 p. m.

    Manué ya te voy a escribir en tu blog por decencia mía. Me da no se qué el entrar a leerte y no haber escrito nunca nada, todo lo desvío a la calleja, pero después del cabreo de ayer sobre el asunto de "las maeras" y una vez releído y releído tu artículo bloggero te envio un saludo fraternal y aunque no lo creas alguien lo lee. Hay que darles caña hasta que canten. Te leo todo lo que publicas, así que gracias por deleitarnos con tu pluma ágil y clara.
    Tu amigo Difícil te saluda.

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  2. Bueno, Difícil, no pasa na. Lo importante es que nos leamos donde sea. Y que demos matraca. Aunque nuestro tocalasnaricismo hace el efecto de una picadura de mosquito en el culo de un elefante, a veces conseguimos que mueva la cola para espantarnos, porque le duele.

    Un abrazo

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