Operación Urraca
Mientras escuchaba hablar a los buitres del Auto Excremental de anoche del tema del dinero desaparecido en los bancos del paraíso bancario de Singapur me acordaba de la otra noticia del día, del descubrimiento de 400 obras de arte en un hoyo situado en el Parque Joyero cordobés y perteneciente a nuestro simpático empresario y gloria local San Dokán, que en sus ratos libres, entre trasvase de maletín y trasvase de maletín, presta su hermosa figura como modelo para escultores de arcangélicas figuras. A la vista de lo de los hoyos que debe haber, aparte del sandokaniano, en el Parque Joyero yo creo que deberían renombrarlo como Parque Hoyero, que da más idea de cuál es realmente su función económica y social en el marco de la actividad puntero-subterránea de esta extraña ciudad.
Bueno, a lo que iba. Realmente conforme avanza la investigación sobre los malvados malayos (hay quien opina que lo de Operación Malaya viene por el sobrenombre de nuestro prócer local, tomado de su parecido con la versión televisiva del salgariano pirata de Malasia) se va descubriendo el carácter absolutamente delirante del caletre del instinto delictivo de la choricesca banda.
Los que pensábamos que el caso Roldán no podía ser superado en su esperpéntica esencialidad carpetovetónica nos hemos quedado patidiphusos al comprobar cómo siempre se puede dar una vuelta de tuerca más a la casposidad criminal de la raza hispana.
Porque si bien Roldán fue un estafador, extorsionador y malversador casposo y zafio en sus métodos, a la hora de esconder el botín se ha descubierto como un verdadero maestro de la ingeniería financiera enviándolo a Singapur donde sigue amorosamente pastoreado por la banca de los chinos más finos del mundo, nuestros chorizos municipales, señores del ladrillo y del lingote del metal amarillo de la operación esa del Tigre de Malasia se han destapado como unos verdaderos gilipollas inversores en la mayor colección de chilindrinas de la que los siglos tengan noticias. Yo creo que a la vista del botín policial (más de mil cuadros, cuatrocientos o quinientos caballos purasangres, trescientas máquinas de coser de colección, jirafas disecadas, tigres de bengalas enjaulados, etc...) la Operación policial debería haberse llamado más que Malaya, Operación Urraca. U Operación Chilindrinas.
ADDENDUM (16-11-08): SAN DOKAN HABLA PARA ONDA MEZQUITA.
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