jueves, 8 de abril de 2010

La Mezquita y el barril de gasolina


El racismo y la xenofobia son herederos directos de la etapa tribalista de los humanos y responde tanto a factores de competencia por los recursos como a factores de dominación de unos humanos sobre otros. Se defiende el territorio y se usa a extranjeros, a los que se deshumaniza, como esclavos. Pero como tantos sentimientos e instituciones humanas que nacieron nítidos y simples la propia dinámica cultural los complejiza. Así en las sociedades actuales los mismos conceptos se solapan bajo múltiples capas de la pintura de la civilización. La Ilustración venció conceptualmente mediante complicados artificios culturales a las sociedades cerradas y castizas anteriores pero desde luego no solucionó totalmente el problema de la adaptación de las mentalidades de las masas a la asunción de la igualdad de todos los humanos. Es por eso que a nada que se den unas mínimas condiciones críticas y aparezcan los necesarios portadores de mecha y candela junto al polvorín del miedo y la inseguridad los incendios puntuales están asegurados. No siempre esos incendios puntuales pasan a mayores y se convierten en Holocaustos. Pero peligro siempre hay.


En Córdoba, ciudad que publicitariamente se vende como de la Tolerancia, de las Tres Culturas, de la Alianza de las Civilizaciones, y otras formas del necesario, pero totalmente artificial, voluntarismo racionalista, no íbamos a estar sólo por eso inmunizados. La publicidad es una cosa, la materia prima, otra.


Y está siendo precisamente la joya de la corona de esa publicidad de la Tolerancia y la Alianza, la Mezquita la que está sirviendo de mecha del barril de gasolina sobre el que está asentada la ciudad. Y hay manos concretas, con nombres y apellidos que están interesados en que explote. Y son todos blancos.


Vaya por delante que a quien esto escribe todas las religiones les parecen formas arcaicas y peligrosas de interpretar la realidad, que si bien pueden servir para calmar los nervios interiores de sus consumidores, suelen enervar con exagerada frecuencia los exteriores, sobre todo porque sus administradores son profesionales y maestros en la manipulación de las conciencias en defensa de la exclusividad de la franquicia de la supuesta divinidad que representan. Pero desde luego las condiciones legales para su práctica deben ser las mismas para todos. En esta ciudad de mayoría católica más o menos practicante, existen varios miles de ciudadanos que practican otra religión, de la que podemos pensar y decir los ateos y los creyentes de la competencia lo que queramos, pero que tienen el mismo derecho que los católicos a celebrar sus yuyus. La inmensa mayoría de ellos son inmigrantes de variada generación, normalmente portadores de un color de piel ligeramente (salvo los subsaharianos, claro) más oscuro que la de los locales. Practican los ritos de su religión en una minúscula mezquita de los Jardines de Colón. Están pensando conseguir un espacio mayor, aunque por los problemas que están teniendo sus correligionarios en otras localidades, Sevilla sin ir mas lejos, no se han atrevido a solicitarlo. Que yo sepa esa nutrida comunidad jamás de los jamases ha creado un problema en esta ciudad. Jamás. Se limitan a trabajar, comer, divertirse, reproducirse y rezar, los que son practicantes, como el resto de los ciudadanos. Si traen costumbres que atentan contra la legislación española tienen que adaptarla. Y de hecho, que se sepa, lo hacen sin problemas. La Mezquita de Córdoba para el común de esos musulmanes puede ser un símbolo de lo que correligionarios suyos hicieron hace mil años en estas tierras, hoy de María Santísima, pero desde luego me gustaría que alguien pudiera demostrar que ha escuchado a alguno de ellos reinvindicar un espacio en su interior para el rezo islámico, y mucho menos la exigencia de compartir su propiedad. Para ellos NO ES UNA MEZQUITA. Entre otras entre otras cosas porque su suelo está empedrado de tumbas, y a los musulmanes les da mucho asco postrarse para rezar directamente sobre la putrefacción de un semejante y más si ese semejante es un cura. Tal vez sea un prejuicio tonto, pero para eso son creyentes para creer en tonterías, tan respetables como las de las demás religiones.


En tiempos del Caudillo a los dignatarios petroárabes se les permitía rezar puntualmente, probablemente ocultándoles el macabro hecho de los enterramientos y como medio para ordeñarles unos milloncejos. Y, que yo sepa, del asunto de poder rezar por el rito musulmán bajo los arcos de la Mezquita, visión sublime de un poeta emir, nunca más se supo. Hasta que españoles conversos (hay gente pa tó), a quienes los musulmanes de pata negra (con perdón) miraron siempre raro y tal vez por ello, lo convirtieron en valla publicitaria de sus aspiraciones a contar en el negocio de las prebendas, el reconocimiento y las desorbitadas subvenciones que ya trinca el Negocio Religioso por Antonomasia de la competencia. Pero desde luego, son pocos y mal avenidos y su importancia, nula realmente, ha sido magnificada oportunamente por la Iglesia Católica como ejemplo de la maldad del competidor entre su rebaño que le ha salido. Para ésta, los musulmanes fetén son una cosa de escasa preocupación, pero los conversos son más peligrosos. Pueden dar ideas a sus fieles si se mosquean por las barbaridades que aquella comete con verdadera fruición y en lugar de liberarse higiéniamente de los sectarismos, se deciden sólo a cambiar uno por otro. En eso funcionan como las empresas de telefonía.


El hecho clave fue la inclusión, por sus contactos clave, de esos minoritarísimos muladíes en Foros Internacionales Interreligiosos celebrados en Córdoba donde consiguieron meter la cuña del rezo compartido en la Mezquita, seguido de la performance del rezo en la calle junto a sus muros del máximo representantes de una de esas asociaciones, con fines claramente publicitarios. Tras el consiguiente revuelo de campanas y el aprovechamiento del hecho que hicieron los dueños del edificio y la jauría de columnistas de la prensa cutrefacta cordobesa y nacional para volver a señalar el peligro de la morisma, el asunto se volvió a olvidar.


Hasta que, oh, casualidad, el flamante obispo de la ciudad en su toma de posesión de hace apenas un mes, antes incluso de ni siquiera decir buenos días, ni que seáis buenos ni que creáis en Dios, arremete sin venir a cuento contra la pretensión de esos minoritarísimos, pero bien situados publicitariamente, muladíes. ¿Qué mueve al obispo a rescatar en primera plana un asunto menor y sin la menor importancia? Su rentabilidad. Cortina de humo contra la imparable, arrolladora constancia del demostrado proceder delictivo de las jerarquías católicas en el tema de la pederastia, empezando por su Director General y por supuesto, el aprovechamiento de la crisis económica que siempre causa inseguridad intelectual e insensibilidad moral para fomentar y dirigir hacia la competencia los probables brotes de racismo que suelen surgir en ella.


Pero además para esa jugada han contado con la inestimable ayuda de la Divina Providencia que les ha brindado un sorprendente apoyo logístico en forma de una panda de cretinos organizados en asociación de musulmanes austriacos, que probablemente alertados de las palabras de obispo y de la pretensión de los muladíes cordobeses por las redes sociales de Internet decidieron en su visita al monumento provocar organizando un rezo. La misma Divina Providencia proveyó además que ocurriera en Miércoles Santo. Guardia de seguridad y policía nacional se emplearon a placer con los capullos. Lo demás es bien conocido por la versión hiperinflada de la prensa ávida de carnaza y con la ayuda del ejemplar de juez que les tocó tras el altercado hablando de rezos y alfanjes de pelar fruta de destrucción masiva, entrada en sigilosos comandos por varias puertas (sólo se entra por una) y walkistalquis que resultaron audioguías. La jauría cristofacha de la prensa local, con especial fiereza la del Acorazado ABC se han lanzado a degüello directamente a la yugular de los lectores inyectándoles islamofobia, racismo y xenofobia de primera calidad.


Y ya lo han conseguido. Una población agobiada por la crisis y con la xenofobia a flor de piel ha asistido galvanizada al relato novelesco del asalto de los émulos de Tariq a su monumento más querido, aunque no más conocido, claro, dado que el impresionante número de cordobeses que no lo han pisado jamás. Dependientas de panadería que jamás leyeron un libro hablan de las intolerancias del Islam como Antonios Burgos con mandil, kiosqueros que arremeten contra la tolerancia del gobierno con los extranjeros, taxistas que arreglan el problema de la inmigración con una facilidad pasmosa... Azuzados por columnistas y locutores sin escrúpulos. Gente normalmente doméstica, pero que azuzados convenientemente se vuelven jauría. Y hasta las jaurías de caniches matan. Sarajevo, El Ejido, Martos...


Yo no soy partidario de rezo compartido alguno. Es más soy partidario de que no haya rezo alguno. La Mezquita, el espacio que rodea a la catedral okupa tiene que convertirse en un museo como el que concibió Atatürk, un dictador pero con actuaciones racionales sublimes, para Agya Sofia, cuyo nombre cristiano por cierto los turcos siguen conservando sin problemas. Desacralizado. Y la catedral puede seguir sirvendo para el culto católico. Sólo por respeto a la singularidad artística, arqueológica e histórica del monumento y las millones de personas a las que les importa un comino su invisible sacralidad y que la visitan cada año. E incluso para su correcta explotación turística. Seguro que Nuestra Señora de las Pernotasiones lo aprueba.


Como decía el otro día Marti Julbe en un acertado comentario, el puntero con el que los norteamericanos aprenden geografía lo marcan las guerras que su gobierno organiza o en las que se mete sin que lo llamen. Lo que van a conseguir estos irresponsables es que en algunos sitios se aprenda geografía a costa nuestra. Al Qaeda está a la que cae y lleva su guerra de bombas y de símbolos allí donde se le llama o donde tiene mercado y movidas absurdas como esta sólo pueden hacerles señales de humo. Un conflicto inexistente, absolutamente imaginario, que sólo responde a los intereses de una minúscula tribu y a los de los brujos de la gran nación apache católica que puede colocarnos con la ayuda inestimable de los voceros mediáticos en el blanco del terrorismo islamista.

4 comentarios:

  1. Alguien dijo que el atraso de este país se debe a que ni la religión ni la política funcionan. Aquí, nadie va a alargar el cascabel hacia el cuello del gato de la desacralización del resto de edificio que le sobra a la catedral, que debe desde ya pasar a dominio público y remarcar su carácter neutral.

    Ninguna administración entiende de barcos y to dios se lava las manos, mientras el Cabildo sigue manejando a su gusto el cotarro turístico del casco histórico.

    Tu reflexión, exquisita como siempre, Manué. Un abrazo.

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  2. Amigo Harazem:

    Estoy muy de acuerdo con lo que dices y como lo dices.

    No sé por qué, pero me vienen a la cabeza un verso, un sólo verso de un poema de Emily Dickinson a la que estoy leyendo nuevamente so pretexto de una nueva traducción. Me gusta tanto que lo he adoptado como lema:
    "El dolor es humano: descortés"
    ("To Ache is human -not polite")

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  3. Gracias Lansky, no sólo porque aprecie tu comprensión y elogio, sino ya sólo por sentir compañía. El verso de Dickinson es precioso y acerado y seguro que tiene que ver con el tema. La poseía es eso: intención de expresar lo inexpresable. Por cierto, a la Dickinson hace siglos que no la releo y no he sabido nada de nuevas traducciones. La buscaré.

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  4. Querido Ibn Harazem, es difícil superarte cuando empuñas el bisturí, pero es que te has superado a ti mismo. Y con tanto aplomo que lo que dices resulta aún más contundente. Mi más sincera enhorabuena. Me alegra ver que somos muchos los que estamos fuera de estas infames y mortíferas trincheras.
    Por cierto, gracias por llamar tontos a los tontos... se corre el riesgo de que sea el tonto el que acabe señalando, y eso es peligroso, sobre todo si tienen altavoz gratis.

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