miércoles, 16 de marzo de 2005

Primer misterio

Del Sexo en las Cofradías: Nuestro Padre de la Testosterona
Hace sólo unas semanas leí la necrológica de un famoso canónigo sevillano. El necrólogo resaltaba el carácter progresista de que había hecho gala en vida el finado, apuntalándolo con la autoridad de su amistad con los políticos socialistas de la órbita sevillana: Chaves, Felipe Gonzalez, (me extrañaría, pero no recuerdo si) Alfonso Guerra, etc. Los de la famosa tortilla. Seguidamente hacía la observación de que fue un gran defensor de la incorporación de la mujer al mundo cofrade y que gracias a sus presiones muchas de las cofradías habrían cedido finalmente a permitir que las mujeres se pudieran disfrazar de nazarenas y participar decorativamente en las procesiones como ya venían haciendo los varones. Hace dos días, prácticamente. Ello no viene sino a confirmarnos el sospechado hecho de que las cofradías han venido practicando el apartheid sexual de una manera sistemática hasta que el buen canónigo no ha convencido a las íntegristas autoridades semanasanteras de lo feo de su proceder dado el tipo de sociedad en el que vivimos. No estoy seguro, pero es posible incluso que muchas de ellas, las de más asolerada raigambre histórica al menos, sigan practicándolo. Buscando por encima en el Google encuentro lo siguiente:
En la Hermandad de la Macarena, una de las seis que desfilaron este Viernes Santo en Sevilla, por primera vez en la historia 115 mujeres «nazarenas» acompañaron por las calles de la ciudad la imagen de la Virgen en signo de penitencia. A la una de la mañana (hora local) la imagen de la Virgen de la Macarena, del siglo XVII, abrió paso a la llamada «Madrugá», uno de los momentos más populares de la Semana Santa sevillana. Durante 13 horas 2.300 «nazarenos» acompañaron a la magen desfilando por la ciudad. La decisión de permitir la presencia de mujeres entre los «nazarenos» fue sumamente debatida. Fue tomada el 4 de marzo(¡¡¡de 2001!!!), en una asamblea general de la Hermandad, por 354 votos a favor y 293 en contra.
No he hecho más averiguaciones, ni en el mundo cofrade sevillano, ni en el que yo vengo sufriendo pqrticularmente: el cordobés. Pero la casualidad me pone a tiro la siguiente perla. Hace dos años fue noticia el que una abogada malagueña consiguiera, tras una lucha titánica contra la testosterona cofrade, ser admitida como costalera en uno de los pasos de la Semana Santa de Málaga. Claro que al final se le permitió precisamente allí dada la característica del porteo de los santos en esa ciudad. En Sevilla o Córdoba no hubiera sido posible. Los costaleros van todos debajo del paso, ocultos por espesos ropones, muy juntos, compartiendo demasiadas cosas... Incluso la misoginia. Boris Izaguirre, en su divertido libro Morir de glamour cuenta lo que le emocionó esa imagen andaluza de tanta carne masculina joven, debajo de las tupidas enagüillas, sudorosa, tan cerca una de otra, electrizada por el rítmico esfuerzo....

Comentarios
Hay algo que no termino de entender: ¿solo te gustan las "nazarenas"?, ¿estás a favor de que lascofradías permitan la participación de las féminas en sus actos festivo-religiosos?... Si sufres con resignación (o no) las pías paradas que se nos vienen encima, ¿por qué han de sufrirlas (o no) las mujeres?.Veo que tienes las pilas recargadas, el ritmo de escritura es frenético.Por cierto, he vuelto a leer "El monstruo melancólico", sigue siendo mi favorito.
Almorávide — 17-03-2005 13:48:10

Hace unos años la actual ministra de cultura, que es mi paisana, se disfrazó de rey mago (o reinamaga, que nunca quedó claro) en navidad, y alguien dijo que si la aspiración de las mujeres era compartir las mismas tonterías que los hombres, entonces apaga y vámonos porque el feminismo no sirve de nada, sólo para lograr las mismas cotas de imbecilidad que han logrado los hombres.Aquí en Córdoba es lo que hay, hipocresía y feria de los discretos: un cura banquero que mantiene una hoja parroquial con el grupo Z, como bien dices, y que es quien decide lo que hay que hacer, y quien tapa las bocas políticas y sociales. Siendo así, no le pidamos peras al olmo, no damos
más de sí. Un saludo.
trapo — 19-03-2005 03:11:43
A mí lo que me gustaría es que el gusto por estas macabras manifestaciones, participen activamente hombre o mujeres, desapareciera naturalmente, por una especie de darwinismo ideológico. Pero parece que esa selección natural no funciona con determinados órganos o al menos hay muchos intereses en impedir que actúe. Lo que yo exijo es que desde el poder no se fomente su consumo, por ser dañinas para la salud espiritual de la gente. Desde luego no que las prohíba. Todo el mundo tiene derecho a drogarse como quiera, pero desde luego sabiendo qué es lo que consume. Como el tabaco, el alcohol o la telebasura. El que quiera consumirlas que lo haga enlocales especialmente diseñadospara ello o utilizando esos otros templos de la estupidez de la misma índole que son los estadios de fútbol. Lo que pretendo con estos misterios, de los que referente al sexo es el primero, es poner de manifiesto una serie de características de esas sociedades semisecretas, que copian las estructuras vaticanas, que me parecen especialmente repugnantes. Me alegro de que alguien se acuerde de mis antiguos escritos. Gracias por tus palabras, Almorávide.
harazem — 19-03-2005 20:20:14
Desde luego, Trapo, que no damos más de sí. No hay nada que hacer en esta ciudad que, como dice mi amigo Juan Sepelio, aunque esté gobernada por una Izquierda Unida de aguachirle, sus esquinas están bien marcadas con orina de cura.
harazem — 19-03-2005 20:25:44

Catolicismo Gore: la Gran Macabrada






















NAZARENO: Joseph Barbaccia

Se acerca la Gran Macabrada. Durante una semanita completa las ciudades españolas, muy principalmente las andaluzas, se verán invadidas un año más por la carcunda estética macabro-sanguinolenta de la Cofradías de la Semana Santa, la versión más gore del catolicismo. Esto desde luego sólo pasa en este país. Un país desarrollado en lo económico pero subdesarrollado en lo moral y en lo político. En el que se permite que una creencia religiosa haga un alarde descomunal de propaganda de irracionalidad y superstición utilizando las calles y los caudales de todos los ciudadanos. Una exhibición de estupidez que nos coloca realmente en nuestro sitio en el concierto de las naciones. El espectro de nuestro aciago siglo XVI que sigue agitando sus hediondos jirones contra la luz de la razón y la concordia. El protestantismo fue, entre otras muchas cosas, un intento de la racionalidad burguesa de enviar la religión al lugar que le correspondía en las nuevas formas de relación entre los humanos que comenzaba a apuntalar la incipiente democratización de la sociedad: a la esfera puramente privada. Un paso fundamental en el camino de la autonomía del hombre, de su lucha contra la superstición y de su emancipación del poder oscurantista de los hechiceros y los ventrílocuos de la divinidad. Contra esa lúcida pretensión, que se instaló en la nueva Europa de las Luces que se avecinaba, España se convirtió en el bastión amurallado más importante de defensa del orden teocrático y de las estructuras feudales de dominación y creó un aparato propagandístico brutal, la Contrarreforma, tan brutal como los métodos de convicción que se aplicaron a los resistentes y que fue gestionado por la Inquisición. Cristos sangrantes, llagas purulentas, lágrimas de madres doloridas, éxtasis de sospechosa índole, capirotes, penitencias dolorosas, pies encadenados... Este país se llenó de todo eso y de un fanatismo intransigente y supersticioso del que hoy todavía se nos impone el recuerdo que cada año y por una semana nos asalta indecentemente envuelto en apestosos inciensos y en idolatrías chorreantes de insultante lujo. No necesitan justificación. Ni se les pasa por la cabeza. Aunque los más razonables te responden agitando el espantajo justificativo del respeto a las creencias de los católicos y de los defensores de la tradición. En fin. Siempre con el respeto en la boca...

domingo, 13 de marzo de 2005

LA FRASE

La frase me pareció siempre, en su perfecta concisión canónica, merecedora de abrochar, como décimo mandamiento, el corpus de un código de conducta para agnósticos.
SE PROHÍBE A LOS MATERIALISTAS ESTACIONARSE EN LO ABSOLUTO
Y no se encontraba en el frontispicio de ninguna Academia, ni en el texto sagrado de ningún filósofo, sino clavado en la puerta de una obra por donde entraban los camiones que transportan materiales de construcción.
Yo la recordaba lejanamente como recogida por Julio Camba, al que siempre atribuyo todas esas chispas lingüísticas de las que no recuerdo el origen. Pero como no estaba seguro escribí la frase completa en el GOOGLE. La primera entrada se la adjudica al Cabrera Infante de Tres Tristes Tigres. Bien, pensé, así le hago un pequeño homenaje a mi admirado y recién desaparecido G.C.I.
La siguiente se la asigna a un hallazgo casual de Fernando Savater en el Zócalo de México. Aunque también admiro a Savater, la cosa ha empezado a pasar de filosófica a humorística.
Se me ocurre tal vez que se trata de una de esas famosas leyendas urbanas, en este caso de índole cultureta, para consumo de intelectuales españoles, que ruedan de boca en boca sin que se sepa su origen ni su certeza.
Pero eso no quita para siga admirando el relámpago de genialidad que supone su desconcertante ambigüedad.