La misma causa que hace que Sudán se encuentre desgarrado por una terrible guerra, la diversidad de culturas que (mal) conviven en el país, hace también que su música sea uno de los ejemplos más bellos de fusión de dos tradiciones musicales, la árabe del norte y la negra del sur, en una forma muy característica y que ha acabado imponiendo su presencia en las discografías de los amantes de las músicas no anglosajonas.
Aunque esa fusión ya existía en la música tradicional sudanesa ha sido Abdel Gadir Salim el que ha conseguido darle una vitalidad asombrosa a base refundirla una y otra vez aportándole su genio y la introducción de nuevos elementos, tanto melódicos como instrumentales.
El cantante, que se acompaña de un numeroso grupo, tuvo muchos problemas con el gobierno fundamentalista islámico que desde hace años gobierna dictatorialmente y que es responsable en buena parte (junto con el petróleo), con su agresiva reclamación de aplicación de la shari'a, de la guerra (y el genocidio subsiguiente) que asuela el gran país nilótico. En enero de 2006 grabó un disco (Ceasefire) a medias con el cantante de rap sudanés del sur Emmanuel Jal, en un gesto de crear lazos amistosos entre ambas comunidades enfrentadas.
En España tenemos la suerte de contar con una paisana suya, Rasha, que ha desarrollado su carrera de intérprete de las tradiciones sudanesas en nuestra tierra y que frecuenta los festivales de músicas étnicas que proliferan cada vez más. Cuenta con una preciosa voz, un profundo conocimiento de la música sudanesa y una encantadora apostura vital.
De Abdel Gadir Salim cuelgo una versión muy minimalista (acompañado sólo de su laúd, harmonium y derbuka) de su más conocido éxito Umrima bansa.
De Rasha Aguis mahasnik biman de su trabajo Sudaniyat
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