Me escribe Náyade Urrero, una doctora en sociología y humanidades muy preocupada como yo por los intolerables cauces de que goza la Iglesia Católica para difundir su mensaje oscurantista y supersticioso a estas alturas del siglo XXI. Así que se dedica a escribir agudos artículos de denuncia y a publicarlos en diversas páginas de la red, fundamentalmente El Plural y Ediciones Simbióticas. Me ha pedido que le ayude a difundirlos también en mi blog y mi permiso para mandarme enlaces a otros artículos sobre laicismo y racionalismo y le he contestado, una vez leídos: no faltaría más, para eso estamos. Así que colgaré lo propio que me mande y le dedicaré un espacio bajo la etiqueta de COLABORACIONES. En él encontraréis la lista de lo publicado así como los enlaces interesantes que me vaya enviando. Y por supuesto quien quiera convertirse también en colaborador no tiene más que pedirlo. Aquí a nadie que tenga algo interesante que decir le faltará un plato de espacio. Faltaría más.
El obispo de Orihuela-Alicante ha vuelto a evidenciar la sinrazón, la indecencia y el absurdo de la voz de la organización a la que representa
¿Dónde está la espiritualidad de la Iglesia?
NÁYADE URRERO
Una vez más vuelven a impresionarme y a indignarme sobremanera las indecentes declaraciones de un miembro de la jerarquía católica. Hace escasos días, en el diario Información, el obispo de Orihuela-Alicante volvió a evidenciar en voz propia la sinrazón, la indecencia y el absurdo de la voz de la organización a la que representa.
El mencionado representante de la curia osó declarar tales “lindeces” como que la homosexualidad es una enfermedad, que la violencia de género es consecuencia del escaso espíritu de sacrificio de las mujeres en la sociedad actual, que sólo el matrimonio “fruto del sacramento” es el defendible. Y osó manifestar falsedades tan funestas como que la Iglesia ya se autofinancia, y que la Iglesia es apolítica y no se vincula a ninguna ideología concreta (cuando es más que evidente que el Estado sigue financiando a la Iglesia y que están refrendando, desde todos los flancos, al PP como aliado político).
Sólo aceptan un modelo estático
Como cualquier secta, la Iglesia considera su hipócrita y angosta moralidad como la única posible, y pretende constreñir los intereses éticos de todos a los suyos propios. Llegados a este punto me pregunto en qué intersticios de su doctrina se encuentra la espiritualidad de la que tanto hablan. Si sólo aceptan un modelo estático de considerar el mundo y la vida, si niegan las libertades individuales, si marginan y menosprecian a las minorías, si se alían con las tendencias políticas más totalitarias y radicales, si consiguen beneficios económicos astronómicos de los gobiernos, si ponen freno a los avances científicos que benefician a la sanidad pública, si son contrarios a la pluralidad y al respeto a la diversidad, ...¿dónde están esos valores “cristianos” que supuestamente justifican su implacable pervivencia?
Código ético injustamente apropiado
Basta con indagar un poco para comprobar que los valores morales que falsamente propugnan, y digo falsamente porque a nivel efectivo nunca cumplen, constituyen un código ético del que injustamente se han apropiado porque no les pertenece; cualquier ser humano decente, de cualquier credo o cultura, ni mata, ni roba, y ama a su prójimo (o al menos lo respeta, lo cual dista mucho de lo que hacen los señores obispos y sus acólitos).
“No matarás”
“No matarás” dice el primer mandamiento católico; simplemente con dedicar una somera investigación a la historia del cristianismo se hace más que evidente que este mandamiento, si ha sido incumplido sistemáticamente por alguien es, con diferencia, por la Organización Católica: Guerras “santas”, Inquisición, colonizaciones, masacres de culturas precolombinas, alianzas con dictadores y genocidas…
Si acudimos a los textos bíblicos en los que basan su doctrina (y que curiosamente una gran mayoría de católicos ni ha leído) nos encontramos con innumerables alusiones a la defensa de la más vil inmoralidad, de la intolerancia, la barbarie y el totalitarismo, y nos encontramos con el más abyecto desprecio a la vida:
1. Respeto a los derechos humanos básicos. (Levítico, 25:44) “Comprareis esclavos de las naciones vecinas; en estas podéis adquirir esclavos y esclavas”.
2. Tolerancia religiosa. (Levítico.24:11-16) “Ningún hereje es cristiano…. todo hereje es demonio… reses para el matadero”.
3. Respeto a la vida y a la diferencia. (Levítico 21: 18-20) “Ciertamente, no se acercará (al altar) ningún defectuoso, sea ciego o cojo, mutilado o deforme, con roturas en pies o manos, jorobado o enano…”.
4. El pensamiento Libre, la Duda , la Racionalidad y la Democracia. (Isaías 1, 19-20; 1,28) “Si sois sumisos y obedientes comeréis los frutos del país. Pero si os rebeláis, seréis devorados por la espada… y aquellos que se alejen de Yahvé perecerán”.
5. Y no quiero dejar de citar ciertas pías doctrinas papales, como la de Bonifacio VII quien, en consonancia con la hipocresía y la justificación de la pedofilia de ciertos próceres actuales, declaraba que: “darse placer con mujeres o niños no es más pecado que frotarse las manos”.
¿Dónde están la espiritualidad y los valores morales?
...Me pregunto ¿dónde están la espiritualidad y los valores morales de la iglesia Católica con los que justifican su permanencia en nuestras vidas? ¿Acaso son sólo la cortina de humo con la que esconden sus verdaderos intereses y, a la vez, manipulan la conciencia de sus adeptos?
Y reitero hasta la saciedad que el bagaje ético que nos venden como propio y exclusivo no es patrimonio de ninguna organización ni de ningún ideario religioso, forma parte del corazón humano, de cualquier raza, credo, cultura o condición.
Náyade Urrero. Es doctora en Sociología y en Humanidades
¿Dónde está la espiritualidad de la Iglesia? Pues en el mismo sitio que las llaves de Matarile, rile, rile. Al menos en lo que se refiere a la Jerarquía, porque sí que ha habido dignísimos ejemplos de cristianos que han enaltecido la espiritualidad cristiana. Aunque, como bien dice Náyade (bonito nombre), la ética que subyacía en ellos no es desde luego un invento (ni patrimonio) de la Iglesia Católica. En fin, se podría escribir y diversificar hasta la saciedad los mismos argumentos de tu colaboradora (y se ha hecho), sin que nada cambie. Lo nuevo es siempre la anécdota del obispo de turno; esta vez le toca al de Alicante: vaya joyita. Saludos
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