sábado, 20 de diciembre de 2008

KASHAN, ROSAS EN EL DESIERTO

FICHA TÉCNICA DEL VIAJE


Nana interpretada por la Jahle Band, formada por esclavos libertos negros que viven en la costa sur de Irán (Del disco The Rough Guide To The Music Of Iran).



kashan



Kashan es famosa por sus rosas y por la industria derivada de su cultivo. En primavera hay un festival en el que se premia las mejores elaboraciones de productos con ellas fabricados, agua de rosas sobre todo. Nosotros vinimos en otoño, pero las botellas de agua de rosas se encuentran por doquier y su olor se percibe constantemente a la mínima que uno se fije.

Es en sí misma una ciudad muy interesante, aunque sumamente aburrida. Ya dije en la entrada anterior que los restaurantes y cafés en su perímetro urbano son una rareza. En realidad lo son en todo el país, sobre todo en los lugares menos turísticos, debido al brutal recorte de libertades a que está sometido por parte del ominoso régimen teocrático. Ya contaré más adelante cómo han perseguido, lógicamente sin todo el éxito deseado, cualquier forma de esparcimiento, cualquier posibilidad de relaciones sociales que no sean las estrictamente religiosas, las que se celebran en la mezquita. Ello ha hecho que la vida social se retire a las casas. O pasear por el bazar, la calle o el centro comercial moderno (si lo hay), hacer picnic a la vista de todo el mundo o encerrarse en casa a ver cine prohibido, a escuchar música prohibida, a conectarse a canales prohibidos mediante las prohibidas parabólicas camufladas en las terrazas interiores, posiblemente también prohibidas. Pero fue en Kashan donde más sentimos esa atmósfera espesa y gris de la dictadura.



calle de kashan



De todas formas el último día descubrimos que existe una zona de jolgorio a la iraní en la ciudad. El problema es que está a varios kilómetros. Unos 7, aunque el acceso es fácil porque son continuas las salidas y llegadas de autobuses y taxis colectivos. Se trata de la zona donde se asienta uno de los jardines más hermosos de Irán, país de jardines hermosos. Los Bagh-e Fin (Jardines Fin). A los largo de los últmos 100 mts de la carretera que lleva hasta la puerta se suceden los restaurantes típicos iraníes, en los que por la noche se juntan cientos de familias a comer los inevitables kebabs sobre las altas plataformas alfombradas que son la forma tradicional de mesa para los persas. Como nosotros fuimos a media mañana, los restaurantes estaban vacíos, aunque un vistazo a un par de cartas nos convencieron de que realmente la variedad gastronómica no es lo que busca un persa cuando sale de su casa a comer: kebabs, arroz y ensalada, ensalada, arroz y kebab, arroz, kebab y ensalada... Nos hubiera gustado haber venido a cenar de todas formas alguna noche, pero al final no pudo ser.



en el autobus kashanjardines fin



Para llegar a los Jardines nos dirigimos a pillar un taxi a la esquina de la avenida Amir Kabir con plaza Imam Hossein de donde parte la carretera que lleva a los Jardines, con la suerte de que en ese momento paraba en ella un autobús urbano con destino a ellos. Me subí yo por la parte delantera y C. por la trasera, que daba acceso a la zona exclusiva y obligatoria de mujeres, y al requerirle al conductor el cobro del billete me conminó a que pasara. Una vez que comenzó a andar el autobús pregunté a unos estudiantes por el mecanismo de pago y me indicaron que tenía que tenía que haberlo comprado fuera, en un lugar que no conseguí averiguar. Llamé a C., que, probablemente rompiendo las normas se colocó para hablar conmigo en el límite de lo permitido y le conté el asunto. Hicimos unas risas con la posibilidad de que nos detuvieran por estafa al estado islámico y acabáramos en las indudablemente siniestras mazmorras de los mullahs. Los estudiantes por supuesto aprovecharon para pegar hebra y practicar el inglés, aunque se dirigieron exclusivamente a mí y nunca a C. Yo, por supuesto aproveché también para practicar mi precarísmo persa, con el previsible descojone del respetable.

Los jardines son realmente hermosos, con una abundancia de agua realmente asombrosa teniendo en cuenta que la ciudad es realmente un oasis. Ya hablaré en su momento sobre las increíbles obras hidráulicas que han permitido desde hace milenios llevar el agua de donde la hay en las montañas del norte hasta las ciudades-oasis del sur incrustadas en pleno corazón del desierto. Consta de varios pabellones unidos por estanques y corrientes de agua que corren entre los setos y bajo un espeso arbolado. Aquí fue desterrado el visir Amir Kabir, el modernizador del estado persa, y en uno de sus pabellones asesinado (1852) por orden de la madre del Sha. Una rocambolesca historia digna de conocerse. En la pequeña tienda oficial del complejo vendían un fascinante surtido de facsímiles de páginas de Coranes antiguos de distinto estilo caligráfico, muy conseguidos. Sólo compré dos (4 € cada uno) pensando que encontraría más al lo largo del viaje. Pero no fue así y desde entonces me estoy arrepintiendo.



página del coran



La vuelta del jardín la volvimos a hacer en autobús. Nos dirijimos al kioskillo donde se vendían los billetes según las indicaciones de unos vendedores de suvenirs a quienes preguntamos pero las ventanillas estaban cerradas y dentro no había nadie. De nuevo fuimos socorridos por una panda de estudiantes que nos abordaron para practicar su inglés y curiosear sobre nosotros. Tras algunas cuchufletas nos invitaron a subir sin billete y una vez dentro nos dieron, sin aceptar que se lo pagásemos, unos de los suyos, que había que dar al conductor a la salida. Yo me quedé con los estudiantes charlando amenamente sin entendernos absolutamente nada en la parte de los hombres y C. se sentó en la parte de las mujeres sin tiempo para aburrirse porque en la primera parada se subió todo un colegio de chicas que la rodearon inmediatamente. Yo la veía reírse sin parar en medio de una ensordecedora algarabía y tratar de convencerlas de que practicaran su inglés una a una, aunque lo del idioma se trataba sólo de una excusa para manosearla y curiosear a placer con una guiri que se dejaba capturar mansamente en su autobús.

La idea primera era apearnos a mitad de camino para visitar la imamzadeh (mezquita que contiene la tumba de un santo) de Abu Lolua, pero con el cachucheo de los estudiantes decidimos pasar y regresar en otra ocasión, cosa que al final, lamentablemente, no hicimos. La tumba no parece tener en sí misma demasiado interés, aparte de la azulejeada cúpula cónica típica de Kashan, pero el personaje enterrado es todo un mito en el Islam y una de las piedras de toque del odio entre chiíes y sunníes, pues se trata del asesino del califa Omar. Las versiones, o más bien las leyendas sobre su figura y los hechos son muy contradictorias. En la wikipedia en inglés he encontrado un artículo que refleja esas contradicciones. A mí no es que el segundo califa del Islam no me pareciera un personaje lo suficientemente atroz como para merecer una muerte así, teniendo en cuenta que la leyenda le atribuye la orden de quemar la Biblioteca de Alejandría y la emisión de la frase famosa sobre que si un libro contradice al Corán es perverso y si no, innecesario, una de las perlas oscurantistas más venenosas de la historia de la infamia humana, pero desde luego santificar al navajero que le endiñó las puñaladas en plena calle me parece un puro fruto de la intrínseca perversidad o estupidez de las religiones organizadas. Los sunnitas lo odian y los chiítas lo veneran como santo, por la misma razón asesina.

Aunque la ciudad de Kashan, siendo de las mismas características, no cuenta con un casco antiguo tan bien (relativamente) conservado como la de Yazd sí que cuenta con un rosario de monumentos muy interesantes, tanto religiosos como civiles.



niños de kashanla chicas del bus



Varias casas-palacio muy bien restauradas o en proceso son visitables, así como un precioso hammam, mezquitas, medersas y una extrañísima estructura circular que fue un día una alcazaba del siglo XI.

Las casas (Ameriha, Tabatabei, Burujerdi y Abbasian) están agrupadas todas muy cerca unas de otras, en el sector suroeste del casco y se trata de palacetes de ricos comerciantes del siglo XIX. Su visita nos deparó momentos muy agradables disfrutando prácticamente en soledad del lujo oriental tanto decorativo como estructural en el que vivían (y deben seguir viviendo) los muy ricos, paseando por patios refrescados por serenos estanques o contemplándolos desde los preciosos pabellones que los enmarcan.



palacete de kashanhammam del sultan mir ahmad en kashan


El hammam del Sultán Mir Ahmad (s. XVIII) podría por sí solo justificar una visita a Kashan. Está recién restaurado, muy bien por cierto, y en su sala principal se ha abierto una casa de té, aunque la entrada al monumento ya de por sí es de pago. Disfrutar de un té o un café acostado en los divanes alfombrados bajo la luz tamizada de la cúpula es una experiencia mágica. Un increíble laberinto de salas de diferentes tamaños y funciones, a cual más fascinante, de lo que debió ser un enorme baño público, decoradas con motivos florales en un material especial llamado sarough, una mezcla de leche, cáscara de huevo blanco, harina de soja y lima, que según las explicaciones de la Lonely Planet consigue una dureza superior a la del cemento.



hammam



El edificio religioso más interesante de Kashan es la medersa Agha Bozorg (mediados del XIX), una estructura muy extraña porque conserva la que se considera única mezquita del mundo situada en una primera planta. Efectivamente el edificio consiste en un patio porticado a los lados del cual se abren las celdas de los estudiantes. Encima, en la propia terraza se abren los dos iwanes enfrentados, uno de entrada al complejo y otro como portada de la mezquita. El iwan de la mezquita es particularmente hermoso, de ladrillo decorado con azulejos azules con motivos geométricos y enrejados que no llegan a ahogarlo totalmente y dos torres circulares no demasiado altas lo que le proporciona una elegante, por sobria, prestancia. Nos parecieron también particularmente bonitos los frisos de azulejos de los dinteles de la entrada.



medersa1



azulejos de la madrasa agha bozorgh de kashan



el iwan de la medersa agha bozorg de kashanmezquitakashan


De la mezquita más antigua de la ciudad, la Masjed-e Jame (siglo XI) no queda prácticamente nada, tan sólo el mihrab y el alminar de ladrillo circular. Buena parte del edificio se ha convertido en un almacén de la parafernalia de la fiesta de la Achura en el que se acumulan, estandartes, tumbas portátiles de Hussein, herramientas para latiguearse la espalda, etc. Por una pequeña propina el sacristán lo abre. Merece la pena. En el patio han colocado recientemente una horripilante escultura perteneciente al estilo candórosico-disneyano que ha invadido el mundo, especialmente el oriental, en el último medio siglo. Se trata de uno de los iconos más sagrados para los chiítas, Zuljina, el caballo de Hussein, al que se representa herido, acribillado de flechas.



caballohussein



Otro edificio religioso interesante es la tumba de Habib ibn-e Musa, el hijo del Séptimo Imán, aunque el lugar es más famoso porque acoge la que fue sencilla tumba de pórfiro negro del shah Abbas I, el embellecedor de Isfahan, y que ahora ha sido cubierta por una espantosa estructura de cemento, según explica la Lonely. Nosotros no pudimos comprobarlo porque estaba en obras, pero sí accedimos al patio desde el que una vez se gozó de una vista fastuosa del iwan principal y la cúpula de ladrillo, vista perfectamente entorpecida hoy en día por una delirante estructura metálica destinada a entoldar el patio para que los fieles no se frían durante los rezos. Más adelante, en Isfahan, pudimos comprobar cómo el patio central de la gran mezquita del Imam, considerada uno de los espacios arquitectónicos más hermosos del mundo había sido entoldado inmisericordemente con el mismo fin, con lo que la increíble belleza del espacio central rodeado por los cuatro fastuosos iwanes quedaba absolutamente anulada.



tumba  del shah abbas I



tumba del shah abbas I



Las huecos que dan al patio están ocupadas por una serie de salas de velatorio familiares en las que se colocan las fotos de los difuntos de toda una familia, sillas, un atril con un Corán y, curiosamente, un reloj de pared. La relación de los chiítas con la muerte es sencillamente aterradora y absolutamente desconocida por los sunnitas. El luto permanente, la representación de la sangre de los mártires, las vistosas bandas de duelo negras que se colocan en las calles donde acaba de morir alguien, así como los miles de retratos de recién muertos con que empapelan las paredes, hacen que pueda encontrarse cierto aire de familia con el catolicismo mediterráneo y suramericano. Aparte de muchos elementos más comunes con los que ya me entretendré más adelante.



velatorioesquela callejera anunciando la muerte de un vecino

Un lugar que nos fascinó fue la antigua fortaleza selyúcida (s. XI), de la que sólo se conserva la muralla, una estructura circular (bueno, decagonal, una vez vista desde el Google Earth, en foto que adjunto) completamente cercada a la que sólo se accede por una abertura en el muro. En su interior, completamente llano, han instalado los lugareños una serie de huertas que prestan una apariencia surreal, onírica, al conjunto. Un camino lleva a uno de los extremos donde se levanta un enorme horno de ladrillos y un accidentado acceso a la parte superior de la ancha muralla desde donde se goza de una excepcional vista del interior completo, de la ciudad y de las cupulitas de los palacetes cercanos. La sensación de soledad es total, pero sobre todo sobrecoge el pensamiento de encontrarnos en un lugar realmente extravagante, como soñado por un alucinado diseñador de decorados para filmes fantásticos o videojuegos mágico-medievales.





fortaleza



fortaleza2



fortaleza3



ÍNDICE DEL VIAJE A IRÁN:

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