(del laberinto al treinta)


lunes, 8 de marzo de 2010

Empresarios vandaluces

CERCA DE LAGARTIJO


Cada vez que escucho que una gran empresa privada con ánimo estricto de lucro se monta una fundación con el fin declarado de fomentar la cultura pública se me descompone el vientre. Normalmente cuando su nombre aparece patrocinando eventos más o menos culturales el concepto es incluido entre los gastos de publicidad. Pero a veces la agencia de publicidad se la montan ellos solitos y le dan el nombre de Fundación. Bajo el supuesto altruista fomento de las artes y la cultura que sólo esconde más ánimo de lucro y casi siempre carta libre para destrozar la cultura no tangible y la tangible, esas Fundaciones que llevan el nombre de la empresa son alabadas hasta el asco por periodistas, estilitas columnarios y políticos. Las Fundaciones tienen para todos. Son Fundaciones Vandaluzas que fomentan el arte y la cultura del vandalucismo: la depredación del bien común. Las dedicadas al negocio del ladrillo se suelen llevar la palma.


El Casa de la Cerca de Lagartijo es un bien protegido, uno de esos bienes protegidos por orden de algún político con sentido común de los que puede llegar a haber de vez en cuando en el Ayuntamiento. Situado en un cerro a la salida de Córdoba al borde de la carretera de Madrid durante más de 100 años ha formado parte del patrimonio visual y sentimental de los cordobeses y del patrimonio paisajístico de la ciudad. Salir de Córdoba por esa vía significaba contemplar siempre recortada contra la sierra la figura de la gran casona-cortijo andaluz rodeado por una cerca de piedra que le daba un aire a la vez señorial y a la vez manejable, doméstico. Esa imagen la tienen impresa en su mente varias generaciones de cordobeses y es tan protegible como la propia imagen de la ciudad desde la Calahorra. Así que cualquiera que atentara contra ese patrimonio paisajístico, visual y sentimental de la ciudad y, sobre todo, de sus habitantes, merecería juicio sumarísimo con colofón insalvable de cárcel.


El caso es que una de empresas dotada de la consiguiente fundación altruista para fomentar la cultura y las artes del vandalucismo y que compró hace años los terrenos aledaños y los propios del cortijo para construir una de la sienes de urbanizaciones adocenadas de la era del ladrillo, decidió en su momento cargarse ese patrimonio de raíz porque estorbaba sus planes culturales y artísticos vandaluces que había diseñado para ellos. Pero la cosa no era tan fácil, porque el cortijo había sido previsoramente declarado de protección especial. Así que, con la inestimable ayuda de la desidia del gabinete municipal, que miraría pertinentemente para otro lado, decidió abandonarlo a su suerte con el inconfesado pero rentable fin de que se arruinara él solito. Una vez declarado en ruina e irrecuperable para la rehabilitación se derribaría y un bonito centro comercial ocuparía su lugar en el emblemático cerro. Y lo que era un proyecto inconfesable de los empresarios altruistas y mecenas de las artes y la cultura YA ES UNA REALIDAD. El arruinamiento del bien protegido les ha salido además barato. Sólo tuvieron que eliminar cualquier tipo de vigilancia y colocar un imaginario cartel en rumano que dijera: Edificio de Libre Saqueo.


Dentro de un par de años ya nadie recordará lo que pasó: que una empresa con ánimo de lucro, aunque protectora de las artes y las letras consiguió limpiamente cumplir con su obligación instintiva de depredación y esquilmación del patrimonio público con el exclusivo fin de beneficiarse económica y privadamente del mismo y que un gabinete municipal de izquierdas con la boca llena de Capitalidad Cultural lo permitió. Y lo peor es que a cambio de nada. Porque cada vez ese hace más la luz sobre la sospecha de que nuestros políticos municipales no es que sean corruptos sino que son sencillamente unos cretinos.


Si al final le conceden a esta ciudad la Capitalidad Cultural 2016 se cometerá una de las mayores injusticias de los últimos tiempos después de la concesión del premio Nobel de la Paz a Obama, el presidente del estado que ha promovido y promueve más guerras en el mundo inmediatamente después de Roma y del Imperio Español.