Monse Asenjo, el Viejo Brujo de la tribu, el mejor Hacedor de Lluvia que la nación cordomanche haya tenido nunca se nos va. Como recordaréis, este Gran Hacedor de Lluvia vino a esta tribu en sustitución de Monse Javi Martínez, que lo único que consiguió que llovieran fueron malos rollos con el Brujo Hacedor de Dinero, Monse Castillejo, por lo que fue cularmente patadeado hacia arriba como Gran Brujo de la nación granadapache donde sigue ejerciendo de Gran Hacedor de Poblemas, habilidad que le está consiguiendo gran fama en los tribunales.
Esperemos que el sustituto de Monse Asenjo que envíe el Gran Consejo Regulador de Supersticiones Arcaicas tenga tan buena mano con Manitú como él. Amén. He-ie he-he-he-ie, he-he he-ie....
Por cierto ¿Se llevará a su nuevo destino con la tribu sevillínola la supermegaguay nueva Silla Gestatoria que se había agenciado para emular a Toro Sentado o la dejará para que su sucesor vacile mogollón en el altar mayor de la Mezquita (antes mezquita)?
ÍNDICE DEL VIAJE A IRÁN:
Sí que es megaguay la sillita sí, aunque la veo muy bancuzca, somo si fuera de yeso. Por cierto, contabilizados los cordomanches, granadapaches y sevillínolas, me temo que si has de seguir así te vas a quedar sin nombres de tribus para cubrir el terriotirio indio de estas praderas católico-hispaniolas.Y por supuesto, desearos que el nuevo gran hechicero de vuestra tribu tenga tan buena mano como el que se os va. La esperanza, ya se sabe, es lo último que hay que perder.
ResponderEliminarNada de eso, que la sillita es de mammol del fetén, lo que pasa es que estaba recién desembalada cuando la pude afotar y el roce de ninguna beatífica posadera le había hecho perder aún su pátina de novísima.
ResponderEliminar¿Y que hacías tu en la Mezquita (antes mezquita).
ResponderEliminarConfiesa que fuiste a rezarle unas avesmarías al nuevo cuadro de la madre Teresa. ¿qué, que noo?
Jajajaja, aún no tuve tiempo de ir a rezarle a la nueva imagen de la madre Teresa de Calcula (el tiempo que hacía que no se duchaba). La foto esa la hice hace unn par de meses, el día que llevé a mis sobrinos (5 y 9 años) a la Mezquita (antes mezquita) para ver si les impresionaba. Infructuoso intento. Ni siquiera incitándoles a la búsqueda del colmillo colgado del techo conseguí interesarles. Intenté entonces impresionarlos con la machada del cautivo. Cuando les mostré la famosa columna y les conté con voz cavernosa de cuentacuentos que la cruz grabada en ella la había hecho un cautivo con sólo su uña, el mayor, con cara de extrañado me preguntó: ¿Y qué?
ResponderEliminarRealmente para que se interesaran por nuestro emblemático edificio habría que incorporarlo a algún videojuego.