FRAY ALBINO: La memoria histórica fascista
Aquí todo el mundo anda últimamente desenterrando a sus muertos. Claro que hay diferencias. Los vencidos de la guerra desentierran a sus muertos para remover, rescatar y reconstruir una memoria de las víctimas prohibida por los vencedores durante 50 años. A éstos, que honraron hasta el asco a los suyos, ya sólo les quedaba por honrar a los verdugos y sus cómplices. Y en ello andan entusiásticamente.
Hace poco tuve que denunciar (1) la torpe maniobra del profesor de la Universidad de Murcia Francisco J, Guillamón Álvarez para rescatar para el santoral demócrata al prominente fascista y deleznable escritor José María Pemán. Los Pío Moa y César Vidal sólo son la punta del iceberg del intento desesperado de las fuerzas reaccionarias españolas para higienizar sus orígenes. Cientos de esforzados paladines del fascismo hispano tratan de minar desde sus cátedras, tribunas periodísticas o ediciones librescas la credibilidad de la historiografía más objetiva.
Ayer dos periódicos cordobeses (ABC y Córdoba) traían noticias, en forma de entrevistas, artículos de opinión e informes de fondo, sobre la preparación del homenaje que se le piensa tributar a quien fuera uno de los cómplices e ideólogos de la mayor matanza programada de demócratas en Europa después de la llevada a cabo por Hitler en Alemania: la Cruzada de Liberación Nacional Española. Se trata, claro, del que fuera obispo de Córdoba Fray Albino González Menéndez-Reigada (2) entre 1946 y 1958 y anteriormente de Tenerife (1924-46) de Tenerife. El aniversario redondo será dentro de un año (50 años de su muerte), así que ahora en lo que andan trajinando sus celebradores es en el conveniente abono del terreno con el concentrado estiércol de sus verbos. Los más avanzados son dos de los mayores representantes del pensamiento reaccionario cordobés contemporáneo. Dos dignos herederos de la corriente antiliberal y antidemocrática que desde el siglo XIX recorre la espina dorsal del catolicismo español desde Donoso, Balmes y Menéndez Pelayo hasta Cañizares y Rouco, pasando por el propio Fray Albino y los cardenales que firmaron la Carta de los Obispos llamando “plebiscito armado” a la rebelión militar fascista: el sacerdote y columnista del diario Córdoba Antonio Gil y el presidente de Adoración Nocturna y columnista también del diario ABC Juan José Primo Jurado. Me privo de cervezas una semana si no se suma pronto la otra pata del banco, el aguerrido párroco de Montemayor y también columnista Pablo Moyano Llamas.
Lógicamente, dado el momento histórico en que vivimos, estos turiferarios del fascio sólo hacen hincapié en una parte de los valores que adornaron el pensamiento y los hechos del que fuera, según se cuenta, confesor de Franco y su piadosísima esposa. O sea, el encargado de perdonar sus pecadillos en nombre de Dios, del de los Ejércitos, se supone. Efectivamente en los últimos años de su mandato episcopal en Córdoba Fray Albino fundó una asociación benéfica, La Sagrada Familia, con el fin de recabar fondos de las autoridades franquistas y de los ricos de la ciudad para construir viviendas baratas donde alojar a las miles de familias pobres que se hacinaban en condiciones inhumanas en las casas de vecinos de la ciudad. De ese esfuerzo surgieron las barriadas de Cañero (3), Campo de la Verdad y la que se bautizó, en un gesto de humildad muy frailuna, con su propio nombre, Fray Albino, Loable misión donde las haya. Pero sus taimados hagiógrafos se olvidan del pequeño detalle de que de esas condiciones inhumanas en las que se cocía la miseria del pueblo cordobés, era también responsable nuestro buen obispo. Y de que el dinero recaudado no era sino una ínfima parte del botín de guerra que los vencedores habían obtenido a costa del dolor de todo ese pueblo vencido y humillado.
Fray Albino fue uno de los más conspicuos incitadores del golpe de estado fracasado que degeneró en genocidio y guerra civil. Un investigador canario, Ricardo García Luís, llega a afirmar que intervino actívamente en la conspiración golpista en Tenerife (El Pozo. 55 artículos sobre la guerra civil en Canarias. Ed. Idea, Tenerife, 2008, p. 261) Ideólogo de la Cruzada, ensalzador hasta el ridículo del Caudillo a quien declaró enviado de Dios y apologista sin tapujos de los crímenes de guerra del bando fascista. Su obra cumbre, el CATECISMO PATRIÓTICO ESPAÑOL (Salamanca, 1939) (4), una especie de adaptación para niños del Mein Kampf de Hitler, fue de obligado aprendizaje en las escuelas durante la primera posguerra, siendo retirado de las mismas cuando muchas de sus enseñanzas chocaron con el nuevo giro que el Papa imprimió a la doctrina católica para adaptarla a la nueva situación mundial producto de la victoria de las democracias sobre los estados autoritarios a los que el Vaticano había apoyado sin tapujos.
Para presentar un fresco del pensamiento de nuestro personaje voy a resaltar algunas citas que utilizan dos buenos conocedores de sus hazañas bélicas e intelectuales. El profesor de Historia de la Universidad de La Laguna Ricardo A. Guerra Palmero, estudioso y profundo conocedor de la época de la República y la Guerra Civil en Tenerife que le ha dedicado un libro, Ideología y beligerancia: la Cruzada de Fray Albino, Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife 2005. Y el teólogo español Enrique Miret Magdalena que recogía muchas citas del Catecismo Patriótico de Fray Albino en su artículo La educación nacional-católica en nuestra posguerra, publicado en el número 16 de la revista TIEMPO DE HISTORIA, correspondiente a marzo de 1976.
Siguiendo estrechamente el discurso del profesor Guerra Palmero alcanzamos a saber que el principal enemigo de España era para nuestro obispo la democracia.
La democracia se organiza a partir de intereses individuales cuya expresión es el voto. Según la democracia todos los hombres valen lo mismo y procura una nivelación por lo bajo, es decir, destruyendo, inutilizando y rebajando a los que son más y valen más, para ponerlos al nivel de los que valen menos. según este razonamiento, la democracia no cree en el pecado original y por eso afirma que todos los hombres son buenos. Por ello Fray Albino afirma que ni la honradez ni la inteligencia son propiamente características de la masa, siempre retardataria e incomprensiva y fácil de sugestionar...
Después estaban los judíos a los que llamaba absurdos y blasfemos seguidores del Talmud que aspiran a la dominación universal mediante la aniquilación de los cristianos, en cuyas manos está el capitalismo con el que financió al separatismo, las revoluciones y las propagandas antiespañolas.
Los rojos no sabían morir, por su falta de heroísmo. Sin embargo algunos conseguían ser fusilados cristianamente ya que con motivo de los fusilamientos que la justicia de Franco tuvo que hacer con los criminales rojos Fray Albino afirmaba que en privado un 60% de los que iban al paredón se confesaban, pero en público era menos del 10%. (pag. 68).
La fe en Cristo y en Dios salvó a España porque sobre esa fe vino en seguida, no, había venido antes de comenzar el Movimiento, la fe en el Caudillo Franco, hombre providencial enviado por Dios. (A. Menéndez Reigada, Mina de oro para enfermos y atribulados. Imprenta Católica, Santa Cruz de Tenerife, 1941, p.249).
Por su parte Miret Magdalena resalta que el Catecismo Patriótico Español (Salamanca, 1939) de Fray Albino fue el más expresivo de los catecismos de la época.
Allí se dice que los enemigos de España son, entre otros el liberalismo, la democracia y el judaísmo. Y para aclarar bien las cosas, a las infantiles mentes de sus educandos se les enseña que todos los demócratas liberales con la Gran Cruzada han quedado vencidos. Sin embargo teme este padre dominico que no hayan sido aniquilados y se lamenta de ello porque –en su violenta postura- considera que como sabandijas ponzoñosas escóndense en mechinales inmundos, para seguir desde las sombras arrojando baba y envenenando el ambiente. La dureza, la crueldad, la censura y el espionaje entre españoles, son las actitudes falsamente evangélicas que se desprenden de la enseñanza de este religioso español, que no fue la única, sino sí la más frecuente y casi única en el ambiente de nuestra posguerra. (pg. 11).
Ante el hecho evidente del adelanto de los países protestantes.... Los países protestantes son los más adelantados con una adelanto parcial, unilateral y morboso que lleva fatalmente en germen la catástrofe y la causa del relativo atraso de España en la época moderna fue el haberse olvidado de sí misma y querer vivir de prestado copiando al extranjero.
Afirma este padre que los partidos políticos no subsistirán en el Estado español porque son creaciones artificiales del régimen parlamentario para dividir, inutilizar y explotar la nación.
A continuación hace la apología de lo que él llama Estado totalitario cristiano que es –según él- el que tenemos en España, porque es el que conviene a la estructura y tradición de la España cristiana.
Otras ideas del clérigo blanco eran que era un crimen la libertad de conciencia. Que no se podía profesar la religión que le dicta su conciencia, ni elegir la religión que más le agrade. El Gobierno, por tanto, no debe amparar la libertad de cultos, en contra incluso de nuestro teólogos clásicos como Soto y Suárez que la habían defendido en el siglo XVI para América. Al Gobierno sólo le incumbe: Profesar él primero, y amparar después, la única religión verdadera, que es la católica. Las demás libertades de enseñanza, propaganda y reunión –aceptadas como derecho inalienable del hombre por el Vaticano II- eran libertades perniciosas que no se pueden ni siquiera tolerar (pg. 13).
Pues a este señor es a quien se va a homenajear el año que viene. La cosa no tendría mayor importancia si los homenajes se ciñeran a los convocados por los miembros de la Iglesia Católica, que tiene la costumbre de santificar, beatificar y homenajear a todos sus funcionarios difuntos, hayan sido hombres de bien, untosos pederastas o desalmados asesinos. Pero me temo que en esta ciudad, el gobierno de rojos (de quienes monseñor hubiera justificado en su momento su fusilamiento) colaborará entusiásticamente en ellos.
Lo que ocurre en este país sería algo inaudito en otros países de nuestro entorno. Teniendo en cuenta que el régimen franquista tuvo exactamente la misma categoría moral que el nazi o el fascista italiano, supongo que los ciudadanos de esos países alucinarán en colores cuando se enteren de que aquí no sólo no se ha consumado un higiénico ajuste de cuentas con el pasado y sus verdugos, sino que aún se siguen rotulando calles, levando monumentos, rescatando memorias de los más conspicuos colaboradores del régimen criminal del general Franco. Que en la Transacción se pasara de puntillas sobre esos temas fue más o menos lógico, dado su carácter mismo de transacción de olvido por poder político. Pero que 25 años después de que los socialistas ganaran las elecciones y 28 de gobierno municipal casi ininterrumpido de una coalición donde es mayoritaria la participación del Partido Comunista, sigan existiendo símbolos fascistas en nuestras calles (Placa del General Varela en el Realejo, la calle José Cruz Conde), se les sigan dedicando calles a los alcaldes fascistas y homenajes a los obispos feroces, es un desatino que atenta contra la razón democrática y contra esa memoria histórica de las víctimas del fascismo que comienza a aflorar.
El caso es que podían haber dejado correr el tiempo y que el olvido cubriese con su piadoso manto las hazañas del aguerrido obispo. Ya tiene suficientes homenajes dados en forma de nombre de barrio (barriada de Fray Albino), de colegio público (C.P. Fray Albino), de busto en la plaza de Cañero, de bajorrelieve en la del Campo de la Verdad y el nombre de una avenida (5), que por cierto se le dedicó en tiempos de Rosa Aguilar, que la inauguró y tuvo unas cariñosas palabras para ensalzarlo. Aunque lo suyo es que se les renombrara higiénicamente a todos y las esculturas se enviaran a dormir el sueño de los justos a los sótanos municipales.
Que un personaje como Gunter Grass se haya visto conducido al abismo de la vergüenza por haber ocultado que con 16 años se afilió a las SS y que aquí se concedan aun loores a los ideólogos y justificadores de la matanza de la guerra civil y el asesinato programado de demócratas subsiguiente y no sólo por grupúsculos neonazis o falangistas, sino por los propios poderes públicos en manos de la izquierda, es un despropósito sólo posible en este estúpido país, desquiciado y grasiento.
(1) Mi respuesta enviada a la sección Cartas al Director fue censurada en el Día de Córdoba. (VOLVER)
(2) Le pasaba como a Monse Escrivá, que le bailaron siempre mucho los apellidos. (VOLVER)
(3) Se dice que los terrenos para el barrio los consiguió acojonando al rejoneador Antonio Cañero, dueño de los terrenos, con el fuego eterno, ya que vivía amancebado con su amante. (VOLVER)
(4) Por si alguien duda de la existencia de semejante monstruo le informo que existe una reedición muy reciente de Ediciones PENÍNSULA (2003) prologado por el monje de Montserrat Hilari Raguer quien hace un interesante estudio sobre él. (VOLVER)
(5) A mí me hizo mucha gracia que la avenida que le dedicaran fuera la anteriormente llamada de la Confederación (del Guadalquivir, se entiende), pero que todo el mundo conocía como Avenida del Colecor (Central Lechera Cordobesa) por la cantidad de preservativos usados que amanecían arrojados desde los coches donde las parejas sin techo tenían que aliviarse con nocturnidad y alevosía. (VOLVER)