CRETINALIA EPISCOPAL 2010
En la carrera por demostrar la capacidad de emisión de estupidez más acendrada en que están engolfados en los últimos tiempos los obispos españoles, los cordobeses, todos, orillando la ancestral y encarnizada división entre clericales y anticlericales, ateos y crédulos y narcocofrades y madres de adictos a la cera, tenemos que apostar conjunta y decididamente por apoyar a nuestro prelado. Esta ciudad no puede perder la inestimable oportunidad que la destilada calidad de las soplapolleces demetrianas le está brindando al colocar la marca CÓRDOBA en el ojo del mundo. Córdoba, pues, no puede permitirse el derroche de ese precioso combustible extra pero indispensable a estas alturas para la consecución de la Caspitalidad Uropea del Dormidisisái que está suponiendo el interés que provocan en los media las flatulentia vocis de nuestro querido obispo. Más cuando tras la lamentable pérdida de un valor de tan alta calidad expeledora de caspa como la huida Exalcaldiosa Rosa Aguilar, realmente andábamos desorientados.
Hay que reconocer que la competición está reñida y que desde el obispo tontolhaba aquel que afirmó, se supone que tras comprobarlo experimentalmente soplando en uno usado, que los condones tiene bujerillos por donde se puede preñá a la propia o ajena de turno, no habíamos recibido unas andanadas de cretinismo clerical tan divertidas. Y sobre todo desde la feliz temporada en que Bernadito de Tenerife expelió aquello de que los curas follaniños son víctimas de la tendencia libidinosa de ciertos infantes que tientan a los buenos y débiles clérigos, o el nuevo y boquitipiñonado Asenjobispo de Sevilla con aquel célebre regüeldo de que quienes educan a sus hijos en la racionalidad estricta los abocan a la delincuencia. Pero en los últimos días el obispo de Alcalá de Henares, Monse Reig Pla, precalentado tal vez por el reconocimiento mediático por sus famosas misas nazis, ha conseguido rascar unos metros más de pista con su afirmación de que los arrejuntaos cascan más a sus barraganas que los unidos en santo matrimonio católico a las propias. Que se lo ha dicho el Paráclito.
Tampoco hay que olvidar el temible spring del obispo de la Congregación del Clero el (Ex)Celso Morga con su afirmación de que de la afición a manosear chiquillos en las sacristías no tienen la curpa los cura que la prartican sino la sosiedá ehta que ehtá en crisi morá.
Difícil se lo han puesto todas estas afirmaciones a don Deme que en los últimos tiempos y desde que llegó a la ciudad iba claramente en cabeza con las suyas acerca del peligro de la morisma que trata de quitarle la catedral (antes muerta que mezquita) y solicitando el cambio de nombre de los monumentos cordobeses.
Pero es que además realmente Monse Deme se lo merese ér mihmamente propiamente por sí mihmo. Su entrenamiento viene de lejos. Don Demetrio estuvo muchos años durante su etapa tarazoniana dedicado en cuerpo y alma, como inquisidor titulado que era, a la búsqueda, persecución y condena de herejes arrianos relictos. La portentosa hazaña de detectar, denunciar y anatemizar en pleno siglo XXI a practicantes de una herejía que se extinguió en el siglo VI debió desgastar mucho el sistema neuronal de una persona de selebro limitado ya de por sí como el de nuestro manchego muchachote, haciéndole perder ya del todo la capacidad de entendimiento del lenguaje común, tanto en su apartado de veras como en el de bromas. Tal vez contribuyera a ello la impotencia de pundonoroso inquisidor de no poder relajar a los pillados al brazo secular para que los achicharraran merecidamente.
Así se entiende que nada más llegar a esta ciudad a tomar posesión del cargo que Susan Tidad, el de la Voz Varonil, le había reservado se despendolara absolutamente y se dedicara para asombro de propios y extraños a desbarrar como un poseso en temas tan variados como supuestas invasiones de la morisma, el cambio de nombre de sus monumentos y otras perlas demetrianas que tantas tardes de gloria nos están proporcionando a los aburridos habitantes de este ciudad. La explicación más plausible apunta con claridad a que no entendió muy bien adonde venía. O se lo explicaron con claridad y el pobre no se enteró. Es decir que alguien debería haber descubierto que cuando se le dijo al buen obispo que a venía a ocupar la SEDE DE OSIO, él entendió que lo que venía a ocupar es la SEDE DEL OCIO. Y claro, el pobre, de natural activo, martillo de herejes a tiempo total, acojonado por la amenaza de tanto tiempo libre se lanzó como loco a hacer bailar para entretenerse las tres neuronas y media que le quedaron en el selebro tras el terrible deshoje de las demás que le produjo la titánica persecución de relictos: La Neurona del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, más la media de mantener el báculo erecto contra to lo que se menea.
Es en ese ámbito del desgaste y de su carencia de discernimiento de las bromas y la veras en el que hay que colocar justamente la perla con que don Deme ha vuelto a colocarse en cabeza del rankin de la estolidez episcopal. Porque de lo que se ha tratado es claramente de un mal entendimiento de un chiste. Podemos imaginar en un pasillo del Vaticano al cardenal Ennio Antonelli presidente del Consejo Pontificio para la Familia, aficionado a contar chascarrillos entre cónclave y conclavillo, rodeado de obispetes, preguntándole al corrillo: ¿Conoscete illum qui dixit? (¿sabéis aquel que diu?). Sí, hombre el de la conspiración de la UNESCO y los maricones... Y al aplicado don Deme tomando nota.
Dios le guarde así muchos años, Don Demetrio.