(del laberinto al treinta)


jueves, 11 de diciembre de 2008

ASESINOS DE JARDINES



Los jardines históricos de España deben ser más para conservarlos que para ensayar reformas; y las restauraciones sólo son admisibles para reconstituir fielmente lo perdido. Además sería imposible depurarlos ya que cada generación ha ido dejando algo en ellos. Así es que lo más acertado es respetarlos tal como han llegado hasta nosotros.


Javier Winthuysen, 1937




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Javier Winthuysen, pintor y jardinero andaluz batalló para que los jardines fueran considerados como monumentos e invirtió mucho tiempo y parte de su precaria economía en trabajos de investigación. Otros andaluces, en este caso andaluzas, Rosa Aguilar y Carmen Calvo, alcaldesa de Córdoba y exministra de Cultura respectivamente, han batallado por su parte lo suyo para conseguir que un jardín histórico cordobés fuera considerado un simple solar edificable.






(Foto de Rafaelji)

Este es el aspecto que presentaba el lunes el espacio donde hasta hace poco lució la única rosaleda pública de Córdoba, cuya imagen, ya histórica, ofrezco debajo. Una rosaleda que no encontró baronesa que se encadenara a ella para impedir que los políticos la ofertaran impúdicamente a los ladrilleros. Se están dando prisa. Saben que la crisis que viene galopando como un jinete del Apocalipsis puede congelar su infamia si se descuidan. Lo importante es arrasar, excavar, evitar que pueda haber vuelta de hoja posible en la definitiva consagración sacrificial de este espacio verde al dios de la especulación inmobiliaria. Si al final no se hace la biblioteca porque no está el horno para dispendios, y menos culturales, se hará otra cosa. Pero se habrá ahorrado un solar edificable que se encementará con otra cosa. Y no voy a jugar como ya hice anteriormente con el jugoso hecho de que fueran dos mujeres las comadres del cordero sacrificado. Rosa Aguilar, la alcaldesa cediente y Carmen Calvo, la exministra pidiente. Los defensores de la existencia de cierta sensibilidad femenina en la política deberían estudiar con más detalle los ejemplos recientes (Margareth Tatcher, Esperanza Aguirre, Condoleeza Rice...).

Pero tampoco esperaba mucho más de ellas, sobre todo de nuestra quijotesca alcaldesa y su escudero Ocaña. Ambos son responsables de luchar contra los molinos de la razón, de tragedias medioambientales y de crímenes contra la buena ordención urbanística (naves de Colecor, chaboletización de la vega y de Medina Azahara, genocidio de alcornoques en la sierra...). Pero ahora parecen encajar algunas piezas del rompezabezas de sus inexplicables actuaciones de los últimos años. Su catolicismo sobrevenido (cristiana renacida como Bush, éste rescatado del zumo de Kentucky y ella del materialismo histórico), su afición a llenarnos las calles con nombres de inquisidores y las plazas con esculturas de clérigos y carcunda cofrade. Todo ello fruto del paciente, pero tenaz, apostolado que sobre ella ejerce su amigo Bono, que la reclama como las sirenas de Ulises para la sección episcopalista del partido socialista. La connivencia con el rey del ladrillo cordobés, del que ahora reniegan higiénicamente, cuando les salpica la mierda de la corrupción. Y la última, la destrucción de esta rosaleda que es posible contemplar bajo una nueva luz. El partido socialista se apunta el tanto de la construcción de la anhelada biblioteca provincial al menor costo posible: el de hacerlo sobre un jardín público cedido por la Alcaldiosa, que probablemente verá recompensada su generosidad más adelante, cuando por fin abandone sus últimos tiquismiquis fidelistas y se lance de cabeza en los brazos de su amado Bono. Tampoco estaría mal hurgar un poco en los demás puntos del negociete: quién contrata, quién diseña, quién construye...

Las protestas ciudadanas han sido mínimas y desde luego, estruendoso el silencio de la inmensa mayoría de los intelectuales y artistas locales, todos esos a los que se les llena la boca de crisoles de culturas, palimpestos, sabidurías telúricas y demás tópicazos casposos o posmodernos, entretenidos como están en contemporizar con los políticos que les alimentan desde sus tribunas mediáticas. Algún paniaguado torceversos incluso ha mostrado su entusiasmo por la infamia.

Hace poco, en una de mis frecuentes visitas a Madrid, me sentí agredido violentamente por un latigazo de espeluzno al contemplar el jardín vertical de Caixa Forum. Por lo que tiene de atroz posibilidad futurible: un mundo urbano completamente liberado de espacios verdes horizontales, todo pura edificación, pura artificialidad constructiva, todo invadido de cemento, cristal, acero y ladrillo.. Y la idea del jardín vertical de Patrick Blanc impuesta como única posibilidad de disfrute de la vegetación, como único enlace entre la remota naturaleza y el animal robotizado que habitaría en las ciudades-monstruos del futuro.


JARDÍN VERTICAL

Si al final los políticos consiguen la ya estomagante Capitalidad Cultural Europea del 2016 para esta extraña ciudad me alegraré por mis vecinos mercaderes y hosteleros que puede que hagan su agosto con los guiris que atraiga el evento, pero desde luego no por el resto de los ciudadanos que conforman una masa de gobernantes y gobernados hirsuta y montaraz, inculta y descerebrada. Córdoba la bravía...



OTROS FRENTES DE LUCHA: