(del laberinto al treinta)


sábado, 27 de diciembre de 2008

Monse Asenjo regüelda de nuevo

La desvergüenza del boquipiñonado ya casi exobispo de Córdoba sólo tiene parangón con sus habilidades como Gran Brujo Hacedor de Lluvia, a lo que sin duda debería haberse dedicado a tiempo completo en lugar de a emitir las flatulencias ofensivas a las que es tan aficionado.


La ultima gamberrada de Monse Asenjo ha sido campanuda. En el marco incomparable de la Mezquita (a ratos Catedral) de Córdoba el culifino mitrado acusó a los padres que no enseñan la moral cristiana a sus vástagos de llevarlos por el camino del egoísmo y la delincuencia. Tal aseveración afecta indudablemente al honor y la dignidad de miles de padres cordobeses y millones de todo el mundo que libre y consecuentemente con sus convicciones morales y filosóficas deciden dar una educación laica a sus vástagos. Significativamente ni una sola de las ovejas de la grey del aguerrido pastor especialista en ofensas gratuitas ha levantado sus balidos para elevar una protesta por el atentado contra la dignidad de sus vecinos y familiares que no usan el catolicismo como ellos para educar a sus hijos. Es lo que tiene ser católico, que sólo te permite ser oveja para balar oraciones en honor de los seres imaginarios a los que adoras. Ser católico consecuente sólo significa ser cobarde y acatar hasta el infinito las consignas de los pastores. Ser católico inconsecuente sólo significa ser cobarde por no atreverse a romper definitivamente las cadenas supersticiosas.

Seguramente su plumada dignidad episcopal ha echado mano a sesudos estudios sociológicos basados en puntillosas estadísticas realizadas por acreditados Institutos de Estudios Conductuales para hacer las afirmaciones que ha hecho. Pero lo dudo. Yo en cambio uso otros sesudos estudios sociológicos basados en puntillosas estadísticas realizadas por acreditados Institutos de Estudios Conductuales mucho más fiables que afirman que dado que la profesión del señor Asenjo y la de los dueños de los colegios privados católicos es la que presenta mayor índice de comisión de actos de pederastia del mundo mundial supone una irresponsabilidad para los padres dejar a sus tiernos infantes en las blandurris, pero expertas manos palpadoras de los sacerdotes.

Así que Monse querido es más que dudoso que los niños de los padres laicos presenten por su educación más tendencia a la delincuencia que los de los católicos, pero lo que sí está demostrado sin ningún género de duda es que tienen menos posibilidades de ser manoseados por un tipo de alzacuello con su natural sexualidad absolutamente reprimida por las inútiles, pero aberrantes normas de su Iglesia.


BESAMANOS DEL NIÑO JESÚS EN LA CATEDRAL

Besa qué?



¿BESAMANOS? En qué lugar más raro tiene ese Niño las manos...

viernes, 26 de diciembre de 2008

miércoles, 24 de diciembre de 2008

martes, 23 de diciembre de 2008

El PSOE es un partido de derechas

Ya he dicho varias veces que considero la llegada de los socialistas al poder en este país como una verdadera desgracia que durante varios años tomamos como una bendición de la democracia. El que unos tipos liberales con los presupuestos de la derecha democrática europea perfectamente asumidos y con la consigna de comenzar a desmantelar el estado de bienestar nada más creado en España se presentaran aquí como los adalides del socialismo democrático sólo fue posible porque a su derecha no se situaban precisamente ellos mismos, sino una ultraderecha de índole fascista, cloacal y ultrareacionaria. El PSOE siempre pudo decir que fue un partido de izquierdas por criterios estrictamente espaciales y no ideológicos ni mucho menos programáticos.

El desenfoque está fijado por las palabras de José María de Areilza cuando dijo aquello de que la Transición se diseñó en un despacho en el que todo es calcular cómo impedir que la derecha pierda nunca el poder que recoge Jorge Urdánoz Ganuza en su magnífico estudio Valores democráticos e ingeniería electoral de cómo se redactaron las leyes electorales en este país. Esa derecha no era tal, sino una ultraderecha felizmente extinguida en toda Europa occidental (luego descubriríamos con horror la serbia). Así que los votantes que en 1982 pensaban que daban la patada a la derecha y elegían a un partido de izquierdas estaban siendo engañados. Y pronto pudimos comprobarlo. Felipe González se destapó como uno de los políticos más fuleros que ha dado la reciente política española, rodeado además de una panda de delincuentes, algunos de los cuales acabaron merecidamente en la cárcel. Sus traiciones fueron tantas (la OTAN, abandono de los saharauis en los crueles brazos de Hassan II, guerra sucia, rendición casi incondicional a las exigencias de la Iglesia Católica, eliminación de la posibilidad de una escuela pública única, laica y racional por puro economicismo, pistoletazo al proceso de privatización de las empresas públicas, defensa del sistema de depredación feroz del medio y del capitalismo más salvaje, desbravamiento forzoso del sindicalismo español siguiendo los pasos de su amiga Tatcher, ...) que su enumeración completa se comería todos los píxeles de este post. Pero el algodón de la historia no engaña: sólo hay que ver donde trabaja ahora el pájaro.

Desde entonces el PSOE ha mantenido la misma tónica, porque no ha tenido nunca necesidad de cambiar, convertido en un partido de la derecha civilizada (pero derecha al fin y al cabo) con las concesiones simbólicas en lo social que los cambios en las costumbres de la sociedad requieren. Porque lo que tiene enfrente no es más que la carcunda perifascista sacristanesca nacionalcatólica trasmutada ahora en neoliberal salvaje.

¿Es la culpa de la derecha perifascista que no es capaz de evolucionar y exigir un papel en una Europa del siglo XXI?. Parte tiene, pero es que la derecha tradicional española es como es desde los tiempos del vivan las caenas. Pero sobre todo es del socialismo español por ser como es. Un movimiento de travestidos políticos que han fagocitado todas las tradiciones progresistas españolas, desde el liberalismo clásico hasta el socialismo democrático, pasando por el radicalismo republicano y hasta los restos de la teología de la liberación, usándolas como careta de cara a los votantes de izquierdas y sintiéndose muy seguros y muy cómodos en el engaño.

Para ello han necesitado verdaderos maestros del travestismo en diferentes campos. María Teresa de la Vega, tan amiga de nuestra renacida católica Rosa Aguilar, se nos presenta como aguerrida luchadora laicista, pero no pierde ocasión de ir a arrastrarse ante los pies del Papa y concederle toíto lo que pía a cambio de nada, pues sus huestes locales no dejan de montarle pollos en la calle.

El campechanismo populista de Bono les produce amplios réditos en muchos ámbitos, sobre todo entre los católicos progres. Pero de vez en cuando se le ven las orejitas de lobo y se alinea directamente con sus supuestos enemigos políticos, sobre todo con los peores: los del Opus y demás sectas destructivas católicas. La entraña inmoral de este elemento quedó bien patente cuando fue descubierto guiñando tabernariamente a los del PP y llamando hijosdeputa a los de su partido porque no habían cedido a las presiones de aquellos de colocar una placa en el Congreso dedicada a una especie de monstruo comeniñas embutida en un burka.

El cada vez más episcopal Zapatero acaba de rizar el rizo de la ignominia concediendo su apoyo al plan marroquí de autonomía del Sahara, en contra de los acuerdos de la propia ONU, a cambio de que el gobierno pseudodemocrático del rey de Marruecos se afane siquiera un poco colocando más policías para detener a los cayucos de la miseria antes de que salgan de sus costas. Los más pobres de la tierra sirviendo de moneda de cambio en los trapicheos políticos de dos rufianes con fronteras.

La lista es larga, pero si hay un elemento que aúne en su peluchana persona todas las gracias del travestismo político ese es MORATINOS. Pero a ese lo dejo para mañana, que ahora me aguardan las faenas propias de mi condición.

Pero antes no me resisto a colgar el video en el que, como prueba de lo sinvergüenzas que han llegado a ser, el propio Gabilondo de las Gracias Socialistas se ha visto obligado, dolorosamente como confiesa, a llamar mentiroso al lider del partido que ama sobre todas las cosas:



lunes, 22 de diciembre de 2008

CURAS PERIODISTAS

Yo sé que es culpa mía, que debería practicar la saludable abstinencia de la lectura de los infumables panfletos plastocatólicos que nos endiña un día sí y otro también el diario decano de la prensa cordobesa, el medio escrito en el que predican más curas profesionales y aficionados por página cuadrada del hemisferio norte tras el L'Osservatore Romano, pero no tengo más remedio que hacerlo si quiero estar enterado de lo que se cuece en esta extraña ciudad en la que vivo. Y eso que suelo andar con cuidado mirando en donde piso, pero a veces me resbalo al saltar de piedra en piedra noticiera y caigo en el lodazal de la provocación reaccionaria que es el sustrato habitual en esa beata hojilla parroquial que responde al nombre de DIARIO CÓRDOBA. Por algo es semipropiedad del Obispado a través de su brazo armado de pasta, CAJASUR.

Ayer en concreto me tocó los cojones más de lo habitual la columna titulada PREDICACIÓN DE ATEOS de un tipo que esconde su condición de vendedor de supersticiones tras el usurpado título de periodista. El cura ANTONIO GIL, que ha sido y no sé si seguirá siendo Jefe de Opinión del medio irresponsable que le publica sus ponzoñosas deposiciones y que se autotitula independiente, como si pudiera serlo quien está umbilicalmente unido por inviolables lazos de obediencia a la legislación de un estado teocrático, discriminador genérico y defensor de la persecución legal de la homosexualidad, nos agredía ayer desde su púlpito mediático a todos aquellos que consideramos que la religión, independientemente de que haga o no feliz a quien la practica, debe mantenerse en el estricto ámbito de lo privado y no debe imponerse de ninguna de las maneras ni doctrinal ni simbólicamente a nadie que no lo desee. Y lo hace usando ese grasiento sarcasmo de alzacuellos que tan bien conocemos los que hemos sufrido la hipócrita untosidad clerical desde la escuela, asombrándose falsamente de que en Londres unos grupos de ateos, que según él tanto critican el asociacionismo religioso, se hayan organizado para publicitar la salubridad de la descreencia en entidades imaginarias.

No, mirusté, don Antonio, a nosotros, a los no creyentes, ateos, agnósticos, o como le salga de la sotana clasificarnos no nos gusta asociarnos en función de nuestra relación con la religión, no necesitamos, gracias a Dios, del olor del establo religioso, para sentirnos seres sociales. Esos son ustedes, los amantes de las supersticiones colectivas, que además necesitan, pastor y perros guardianes morales. Pero a veces la necesidad obliga y desde luego la agresividad de sus apostolados en el ámbito de la escuela pública y de los chantages populistas con que presionan a los políticos para que legislen como delitos lo que sólo para ustedes deben ser pecados, de sus intentos de someter a sus particulares paranoias morales a toda la sociedad desde hace ya demasiados años (en tiempos democráticos, que antes ni se lo planteaban) nos está llevando a muchos de los que vivimos nuestra civilidad en la estricta observancia de las reglas de la razón al planteamiento asociativo como mecanismo de defensa, como único medio de evitar que pisoteen nuestro derecho a vivir en un espacio libre de creencias agresivas que no compartimos y que invaden el ámbito público constantemente. Y para exigir que se cumplan los mandatos constitucionales de neutralidad religiosa en nuestros propios países.

Como dos personas razonables (Jorge Urdánoz Ganuza y Javier Pérez Royo) acaban de publicar recientemente, con un ejemplo de un hecho ocurrido en Valladolid hace muy poco y que ha puesto de los nervios a las jerarquías católicas se lo voy a explicar clarito clarito: la verdadera noticia no es que se retirara el crucifijo, sino que siguiera estando en una escuela pública todavía en 2008, después de 30 años de estado supuestamente aconfesional. Lo que ustedes no pueden entender ni soportar es que a muchos de nosotros, aunque seamos minoría, sus consumos religiosos nos apesten la razón como el humo del tabaco apesta las narices de los no fumadores. Y que exijamos que si ustedes no son capaces de controlar su afán exhibicionista, sea el estado el que los obligue. Porque lo más obsceno de su religión no son las absurdas creencias que profesan, sino el indecente mandato de permanente exhibicionismo al que están obligados por la doctrina a la que se someten. Ya sabe, lo de dar testimonio y demás agresividades publicitarias. Una doctrina que no puede ser discutida porque tiene una esencia antidemocrática (las misas no son asambleas, sino actos de adoctrinamiento). Y por eso tratan por todos los medios de que se inocule voluntaria o involuntariamente a los niños, para que asumiendo sus presupuestos irracionales desde la inconsciencia les sea muy difícil abandonarlos en la edad adulta.

Otro ejemplo. A usted seguro que le parece normal que en los balcones de los fundamentalistas católicos de esta ciudad, en una especie de terrorífico remake de La invasión de los ultracuerpos (en dodotis) se cuelguen unos espantosos carteles en los que un niño desnudito y tricornado representa lo que para ustedes significan religiosamente estas fiestas universales del solsticio de invierno: la creencia en la veracidad de un fantasioso cuento medioriental que habla del avatar infantil de una divinidad en la que cifran sus convicciones morales. Y sin embargo les parece una agresión que otra gente, con los mismos derechos que ustedes, hagan exactamente lo mismo: publicitar que consideran la autonomía moral humana mucho más sana que las imposiciones irracionales de los gestores de las palabras y mandatos de una supuesta divinidad en nombre de quien dicen (sin posibilidad de réplica) hablar.

Y eso, Don Antonio, se llama competencia desleal. ¿Qué le parecería que las carnicerías acusaran a las verdulerías de vender productos venenosos? Pues eso es lo que acaba de hacer usted con una desfachatez a prueba de algodones democráticos. O sea con una caradura cementérea.

Como aclaraba recientemente Juan Antonio Millás, los antisitema no son los ilusos chavales que se encadenan a las a las puertas del G8, sino la gente como usted, don Antonio, la gente que trata de confundir los conceptos para hundir la razón del sistema democrático, junto con los banqueros ladrones y los políticos inmorales y sacar tajada.

Por eso lo más bonito que se puede decir de usted, don Antonio, es que es un CARADURA.

LA INVASIÓN DE LOS ULTRACUERPOS (EN DODOTIS)