La contrarreforma agraria del PSOE de Andalucía
El partido-condón, el PSOE, la correspondiente gomita profiláctica necesaria que usa la dictadura del mercado en este país para violarnos por nuestros derechos sin temor a preñarnos de rebeldía, continúa su imparable camino hacia la debacle a lomos de la infamia. Durante años pudimos entender muchas de las pasadas infamias por los evidentes beneficios que en su disfrute del poder le proporcionaban su perpetración: la entrega de la educación pública a los colegios de la multinacional privada Iglesia Católica, creación de cuerpos parapoliciales mafiosos para vengarse de los terroristas, venta de la independencia económica del país para entrar en la UE, la entrada sí o sí en la OTAN, emisión de una Ley de Memoria Histórica a medida del posfranquismo, destrucción del patrimonio arqueológico para construir sus fantochadas autobombásticas, regalo de las cajas de ahorro a la banca privada, política económica general de derechas... Otras no tanto, por gratuitas y ofensivas a su propia memoria como por citar sólo un par la concesión de premios a las carceleras de Franco o a la representante de la mayor estirpe de explotadores de campesinos del país.
Yo siempre he sostenido que el que el PSOE ganara las elecciones del 82 comandado por ese portentoso tahur que fue, y sigue siendo, Felipe González, en lugar de una derecha liberal con pedigrí que hiciera aquellos trabajos sucios que el capitalismo europeo nos exigía y que no se hubiera dejado usurpar señas de identidad por la izquierda fue una desgracia para este país. Porque la posibilidad de que aquel partido supuestamente heredero del republicanismo ilustrado hubiera tenido los suficientes redaños y la suficiente decencia cumpliendo con su obligación ética y política y hubiera servido de contención a la ola ultraliberal que venía de Europa, se ha demostrado que era mínima. Entre los tahúres propios y los mercenarios canallas que tuvieron que contratar lo hicieron imposible.
Pero uno esperaría que en su triste agonía de partido agusanado por sus propias contradicciones internas hubiera tenido algún detalle de decencia ideológica al final y no muriera matando... a los suyos propios. Porque morir matando es heróico, pero al enemigo, con lo que se deduce que los enemigos del PSOE a los que mata mientras muere son los jornaleros del campo andaluz.
Uno nunca esperó que la Reforma Agraria, esa compensadora de injusticias históricas fruto de la estructura feudal impuesta a sangre y fuego por la nobleza guerrera castellana, uno de los puntales del igualitarismo socialista y de la racionalidad democrática auténtica, es decir no de la insolidaria burguesa, estuviera en la mente de los liberalotes disfrazados de socialdemócratas del PSOE andaluz, pero lo que nunca podría esperar es que lo que acabaran haciendo mientras agonizan tristemente es una contrarreforma agraria, o sea una privatización en beneficio de la nobleza (sustituida dialécticamente por la burguesía) de las tierras de labor que aún permanecían en manos públicas y que forman parte del patrimonio de todos los andaluces. El espíritu del bandolerismo andaluz a la inversa. Robar el patrimonio de los pobres para regalárselo a los ricos. Eso es exactamente lo que está haciendo la patulea de mamones que ha conseguido mantenerse por los pelos en el gobierno autonómico. Igual se creen que los andaluces no los han barrido del todo para que hicieran precisamente eso: patear el culo de quienes los han mantenido en la poltrona por pánico al fascismo que viene. O tal vez es que sacrifican al Moloch de los mercados lo poco que les va quedando y que no es suyo, a ver si se aplacan y les dan créditos para seguir viviendo de la mamandurria.
La puesta en subasta de las tierras de titularidad pública de la Junta de Andalucía para que acaben en manos de la neoburguesía cortijera empresarial no se sabe muy bien a qué responde. ¿Sacar dinero para en el mejor de los casos invertirlo en sanidad y educación y en el peor seguir repartiéndoselo entre los políticos corruptos bajo cuerda como venían haciendo últimamente? Sea como sea se trata de la peor de las traiciones reales y simbólicas que los pesoeístas, expertos en traiciones, han podido perpetrar contra el campesinado andaluz.
Una de esas fincas, la de Somontes, en Palma del Río, ha sido tomada por un puñado de jornaleros para impedir esta contrarreforma agraria del PSOE, la enajenación del patrimonio agrario andaluz y para demostrar que en ella se puede crear la explotación sostenible, eficaz, rentable y solidaria en manos públicas que los políticos de la Junta de Andalucía no han sido capaces nunca de poner en funcionamiento. O no han querido como apuntan las sospechas más fundadas. La reacción de los políticos peseoístas han sido las lógicas en quienes se asimilan a los caciques históricos locales: mandar a jueces y guardiaciviles a morder los calcañares de los jornaleros para expulsarlos de las tierras tomadas. Nada que la historia de esta pobre región no haya visto mil veces.
Yo espero que una de las condiciones que IU les ponga a estos caimanes para apoyarles en su gobierno sea esa: la paralización inmediata del trasvase de tierras del patrimonio agrario andaluz a las manos de la nueva nobleza del dinero en que están enfangados los políticos pesoeístas de la Junta de Andalucía. Y su conversión en cooperativas populares o cualquier otra forma de explotación que las haga solidariamente rentables, sin que pierdan la titularidad pública, la pertenencia a todos los andaluces y no sólo a quienes contemplan la tierra como una mercancía de explotación especulativa financiera.