La Corredera y un jeringo
Como ayer en el feisbu colgué un par de párrafos del capítulo que dedico a la plaza de la Corredera en un trabajo en el que ando trabajando a trancas y barrancas desde hace un par de años y que he titulado LA CORDOBESTIA (Una guía de Córdoba para insorribles) pero al que me temo que jamás daré fin, me animo a darlo a conocer completo (el capítulo) por esa misma causa, porque a este paso quedará irremisiblemente inédito, y porque se han interesado algunos amigos por él. No es que yo le dé demasiado valor, pero seguro que hay alguien en el mundo a quien aprovecha saludablemente.
Por otra parte en estos atribulados y críticos días nuevas amenazas se ciernen sobre el carácter secular de la plaza, ese carácter que hasta ahora nadie, y ha habido varios intentos, ha conseguido cambiar. El gobierno municipal, actualmente en manos, como el propio estado, de los herederos del franquismo en lo ideológico, del corruptalismo en lo político y del liber-liberalismo en lo económico, ha presentado un repentino, oscuro y agresivo proyecto en el que se contempla que la plaza del mercado tradicional, sito en el edificio de la vieja cárcel se trasladará a un solar cercano, en el que habría de construirse rápidamente (Constructoraaa, constructoraaa...) un complejo multiusos de corte moderno, mientras que el viejo edificio del XVI, una verdadera golosina arquitectónica para configurar negocios de más o menos lujo, queda pendiente de adjudicación de futuros usos. Uno de los que han dejado caer, aquejado de graves indicios de falsedad, por su evidente intención de neutralización de sospechas, es el de servir de sede a la Alcaldía. Pero lo que nos tememos los más retorcicolmillados del lugar es que en realidad se trata de un probable intento de gentrificación de una zona histórica hasta ahora y desde siempre impregnada de esencia demasiado popular en una ciudad esencialmente aristocrática, pero que empieza a ser considerada como muy explotable como futuro distrito de ocio tanto por una tendencia social creciente que ha ido en los los últimos años tomando la plaza espontáneamente como lugar de encuentro como en relación a la muy cercana e increasing zona Ribera, que en los últimos cinco años ha experimentado un vertiginoso despegue como nueva meca del coperío y el taperío fino local y que además se encuentra en contacto directo con la otra zona perita en dulce de ocio, la turística. Hacer coincidir el negocio turístico con el de consumo local es un milagro que sólo muy recientemente ha sido posible olfatear en una ciudad que sólo se alimenta de esas dos tetas. Diseñar un corredor de ocio que uniera la Mezquita y La Corredera pasando por Cardenal González, la Ribera y el Potro puede estar en la mente de los emprendedores hosteleros locales o de los lobbys de franquicias, los únicos colectivos que realmente parecen pensar en algo, por muy chungo que sea, en esta descerebrada ciudad negada para cualquier forma de generación de cultura que no tenga que ver con el arte del pinchado de barril de cerveza o la bistronómica elaboración de cualquier avatar de almóndiga de rabo de toro sobre lecho de salmorejo a la reducción de Pedro Ximénez. O sea que probablemente lo que instalen en la antigua cárcel, hoy mercado central sea un MERCADO GASTROPIJO como el de la Victoria, siguiendo la moda de gastropijizar los antiguos mercados de la mayoría de las ciudades españolas.
ADENDUM Octubre 2014: No me engañaba mi fino olfato para detectar las jugadas de la mafia fasciorancia cordobesa. Una noticia aparecida estos días en la prensa confirma lo que sospechaba que se escondía tras el affaire Mercado de la Corredera. Nada de dependencias municipales de representación ni pollas en vinagre: lo que iba en ese espacio una vez que los vendedores tragaran era un mercado gastropijo. Mercado Victoria II. Unos días antes de que los vendedores de la Corredera evitaran sensatamente caer en la trampa que se les estaba tendiendo, esa especie de Golum moral de roedoras maneras al servicio de la mafia en el movimiento vecinal se arrastró puesto por puesto intentando convencer a los tenderos para que mordieran el anzuelo. Afortunadamente tuvieron otras asesorías bastante más limpias. Y la mafia se dio de bruces con la realidad de la resistencia popular.
Pero como el negocio ya estaba cerrado tenían que buscar una alternativa. No se puede hacer en el edificio de la antigua cárcel del siglo XVI, hagámoslo en el contiguo: en el viejo Pósito, completamente en ruinas, que está pared con pared. Y además démosle la razón al Harazem, ese espabilao, que descubrió la maniobra de unir la Mezquita con la Corredera mediante un corredor gentrificado.
Aquí las pruebas: