(del laberinto al treinta)


sábado, 20 de junio de 2009

NOCHE BLANCA: LA "TOMATINA" FLAMENCA DE CÓRDOBA

Publicado previamente en LA CALLEJA DE LAS FLORES


PUBLICIDAD JAPONESA DE LA NOCHE BLANCA

Yo ya sé que soy un insorrible, un metepatas, un malafollá, un resentido, un inconformable, un esaborío y sienes y sienes de cosas desagradables más. Que a veces me paso con mi manía de verle el culo a la realidad, frente a la inmensa mayoría a la que sólo le interesa verle la sonrisa bobalicona, pero en este caso me parece que no me paso ni un pelo. Y como el año pasado ya me despaché a gusto, hoy no tengo demasiadas ganas de quemarme la vesícula de nuevo y hace mucho, mucho, mucho calor, me limitaré a copiar y pegar algunos de los párrafos que el año pasado ya le dediqué a la Tomatina Flamenca de Córdoba:

La NOCHE BLANCA DEL FLAMENCO es un enorme despropósito que amenaza con convertirse en una tradición y cuyo único fin es que Córdoba suene en los telediarios, en la prensa y en la radio por unos días como una ciudad guay, en la que el que vaya se puede pasar toda una noche de puta madre juergueando por la ciudad. El flamenco, a raíz de cómo se lo trató en los espectáculos importa una mierda. El público que quiere realmente asistir a las actuaciones importa otra mierda más. No es que el flamenco deba ser tratado con respeto reverencial como cabría esperar por los infectos latiguillos que los voceros del evento han evacuado ante el primer micrófono que se les puso delante, es que es mentira que sea una noche de flamenco, sino una noche de guiness record y de superbotellón legal. O sea, se trata de reunir el mayor número de gente callejeando por el casco antiguo con la excusa de que se han habilitado unos escenarios donde actúan artistas más o menos flamencos en determinados lugares. El que la burrada de actuaciones haga imposible acudir cómodamente a más de una de ellas, el que los escenarios se monten en lugares que serán más emblemáticos y más marcos incomparables que el copón bendito, pero que no permiten disfrutar con las mínimas condiciones de comodidad de casi ninguno de ellos, el que el caramelo de la gratuidad haga que miles de personas a las que se les refanfinfla el flamenco (o lo que pretenden vender por tal) acudan, como acuden a la feria o a las procesiones o al rally de Sierra Morena.

A los políticos que sufrimos no les interesa la cultura en sí misma, sino el número de festejantes que son capaces de reunir en la calle para vender el número dividido por el coste total del evento como una inversión que ponga el nombre de la ciudad en boca de los medios. Por eso igual les hubiera dado montar una festolina con concursos de comedores de huevos duros o de enhebradores de agujas con Parkinson. El espíritu de esta nueva fiesta es el mismo que el de La Tomatina de Albuñol: hacer famosa a la ciudad con una burrada mu grande. En este caso batir todos los records de irracionalidad cutural ofertando en una sola noche 55 actividades con casi 600 artistas involucrados. Medio millón de euros que hubieran podido utilizarse en organizar una semana de actuaciones espaciadas en el Teatro de la Ajerquía, con un precio simbólico para evitar el gañotismo y con actos paralelos a lo largo del día. O bien para crear las adecuadas condiciones para la enseñanza, difusión y conservación del flamenco. Pero eso no da dividendos políticos. Eso no vende imagen, ni abre telediarios, ni contribuye a que suene Córdoba y Nuestra Señora de las Pernotasiones en la asquerosa feria de las Capitalidades Culturales.

Probablemente dentro de muy pocos años este fin de semana será un ocasión de oro para que los cordobeses nos vayamos a la playa huyendo de la toma de la ciudad por hordas de visitantes con ganas de cachondeo. Por el turismo de noches de juerga. Los mismos que acuden indiscriminadamente a los carnavales de Cádiz o al botellón de las Cruces de Granada. Que llenarán las calles de mierda, meados y vomiteras borrachuzas y no dejarán dormir a nadie. Todo en nombre de la Capitalidad Cultural esa de los cojones.

Me gustaría resaltar la irresponsabilidad supina de la que fuera ojito derecho de la exalcaldiosa, Rosa Candelario, actual teniente de alcalde de Presidencia, que con un entusiasmo a prueba de cutex proclama encantada que se alcanzarán las 400.000 asistentes a la Supertomatina Flamenca. Puede que sea una desagerá, pero más que una desageración de político sin sentido del ridículo a lo que apunta es a una escasez de riego neuronal en fase aguda. Que alguien encargado de la seguridad de toda una ciudad esté encantado de que sus calles, unas calles esencialmente estrechas y laberínticas, se puedan ver por una noche absolutamente abarrotadas por 300.000 personas más de las que caben no habla más que de la degeneración de la raza de los políticos, y sobre todo, de la de los políticos de Izquierda Unida cordobeses, la que más ha sufrido sin duda la ola de cretinización generalizada que nos invade.

Otro esaborío como yo, Isaac Rosa me consolaba el otro día por simpatía de sentimientos en su blog de Público alarmado por disentir de un 93’6 % de españoles que quieren que Madrid sea sede olímpica:

Debo aclarar que no me opongo por fastidiar, ni por ninguna vocación de marginalidad, sino porque los Juegos me parecen un pelotazo disfrazado de espíritu olímpico que en una ciudad como Madrid puede ser la puntilla. Lo que no tengo tan claro es que ese 93,6% haya dado lo que en medicina llaman el “consentimiento informado”. Como el cirujano con el paciente antes de entrar en quirófano, aquí nadie nos ha explicado cómo será la operación, qué nos van a extirpar, cómo nos van a dejar la cara, qué secuelas nos quedarán y, sobre todo, cuánto nos costará.

Sobre la candidatura olímpica no ha habido debate público, sólo adhesiones inquebrantables y globos de colores. Y esa falta de debate no es efecto sino causa de esa unanimidad.

viernes, 19 de junio de 2009

Córdoba erige un monumento al amor sacerdotal por los niños

No podía ser en otro. Dios tenía que elegir lugar y eligió con su Dedo de Señalar Lugares Benditos a la ciudad de Córdoba. Por directa intervención vicaria en la persona de su entonces alcaldesa la hermana Rosa Joaquina Aguilar que, tras arrastrar como alma en pena una previa existencia encadenada en la oscuridad de la aberración comunista, vio milagrosamente la luz del Señor de la mano de dos santos monseñores que pastoreaban en la ciudad y que la condujeron al camino de la Verdad, Castillejo y Asenjo, el Ayuntamiento de Córdoba ha tenido la valentía de homenajear merecidamente a los sacerdotes que sufren persecución por su demostrado amor a los niños. En estos momentos en que en tantos lugares (¡ay, en la católica Irlanda!) se han desencadenado virulentos ataques de los enemigos de la Iglesia y por lo tanto del Único Dios Verdadero al cumplimiento del cristalino mandato evangélico Dejad que los niños se acerquen a mí y sobre todo su consumación material por parte de los pastores del rebaño infantil de la Iglesia, Córdoba y su renacida alcaldesa sacan la cara por ellos. Para ello decidieron erigir un mirífico monumento en plena vía pública y en el corazón simbólico y físico de la ciudad con el fin de limpiar las inmundicias que las diabólicas mentes de los impíos imaginan y arrojan sobre la misión educativa que la Santa Madre Iglesia encomienda a sus sacerdotes de enseñar a los niños el verdadero amor a Dios que se consuma íntimamente en la penumbra de las sacristías. En los Santos Evangelios Jesús mismo se refiere a ello: Más le valdría que se le atase al cuello una piedra de molino y fuese arrojado al mar al que escandalizase a uno de estos pequeños (Lucas, 17, 2). No habría piedras suficientes para todos los malvados descreídos que últimamente escandalizan a los niños y a sus padres malinterpretándoles torticeramente las muestras de amor de los santos varones sacerdotales por los más pequeños y no tan pequeños.

El artista ha captado perfectamente el espíritu (santo) del asunto y ha concebido una escultura de bulto redondo a pie de calle en la que un padre cura, en cuyo rostro se manifiesta plásticamente el arrebato místico del mandato evangélico, conduce alegremente a dos niñas por el camino de la consumación del amor divino. Los rostros de las niñas han sido concebidos a su vez mostrando una deliberada e inquietante ambigüedad que el espectador puede apreciar apropiadamente cambiando los ángulos de visión al rodearlas, presentando ora un halo angelical ora un destello diabólico, lo que habla claramente de que el artista buscó inspiración en las celebradas teorías de uno de los grandes exégetas del amor sacerdotal por los niños, el obispo de Tenerife, Monseñor Bernardo Álvarez. Y para captar exactamente esa ambigüedad, en un rasgo de genialidad intuitiva encontró inspiración en dos personajes que encajan perfectamente en el perfil de las criaturas representadas: las Gemelas de la película de El resplandor. La flagrancia de dicha inspiración no hace falta señalarla. Las niñas hablan por sí mismas.


Ya sólo queda agradecer a la hermana Rosa Joaquina, ahora que fue destinada por intersección del Espíritu Santo a otros destinos más altos en los que seguir su misión evangelizadora, todo el bien que hizo a la causa católica mientras estuvo en esta ciudad, fructificación milagrosa de su conversión a la auténtica fe, fomentando y subvencionando las devociones marianas, las de penitencia y gloria, colocando en puestos claves a acreditados hermanos en Cristo y en la cofradía, llenando de monumentos católicos las plazas, cambiando los nombres que absurdamente habían llevado durante cientos de años muchas de las calles del casco antiguo por los de Vírgenes, Cristos y Sacerdotes, convirtiéndose en aguerrida bautizadora de catecúmenos cordobeses en la romería del Rocío... Por todo ello ha quedado abierta la Causa para la Beatificación de la Hermana Rosa Joaquina Aguilar, cuyo seguimiento esperamos pronto ofrecer a todos sus devotos en una página web que la Hermana Informática de este convento, Sor Sistema Operativo, está preparando con mucho amor y mucho cariño.