(del laberinto al treinta)


sábado, 14 de septiembre de 2013

La Magna Tomatina Cofrade

En los años 60 del siglo XX la Semana Santa de Córdoba se encontraba en francas y saludables vías de extinción. Es probable que en otros puntos de la geografía andaluza, pueblos fundamentalmente, esa manifestación tuviera más arraigo e incluso las cofradías sirvieran como vertebradoras de sus cerradas sociedades agrarias a las que la ilustración no había rozado, pero en Córdoba por aquellos aún grises pero esperanzados años las procesiones comenzaban a pertenecer por fin a un somnoliento pasado preindustrial y asimiladas a lo peor del franquismo genocida y a las que ya sólo asistían cuatro beatas garrapiñadas y cuatro aflautados beatos de persignación diaria. Los pasos tuvieron que adaptarse por ese tiempo al transporte por ruedas porque los costaleros eran de cobro, faeneros que se ganaban con ello un sobresueldo hasta que tras un plante en huelga en demanda de mejoras salariales los prebostes cofrades decidieron prescindir de sus espaldas para mover sus aparadores.

Fue a finales de los 70 cuando en plena Transición del franquismo al posfranquismo surgió un poderoso contubernio cretino- político- intelectual formado mayoritariamente por pensadores exmarxistas (o en vías de serlo) no creyentes pero con el cerebro atocinado por el neoestructuralismo de pringá del cocido hispanocastizo que se entregó en cuerpo y alma a rescatar y devolver a su vieja enemiga la Iglesia de la Santa Inquisición y la no menos Santa Cruzada Nacionalcatólica la fuerza de sus tradiciones más oscurantistas -y/o agresivas. Con la excusa de que que se trataba de poder popular enfrentado a las jerarquías administradoras de la cosa religiosa o manifestaciones que supuestamente hundían sus raíces en ancestrales ritos paganos o prepaganos. Una estupidez monumental cuando está más que demostrado desde Marx que nunca los pueblos tuvieron control alguno sobre la emisión de ideología que los poderes reales les obligan por la fuerza a consumir, asimilar y a asumir como propios en contra de sus propios y siempre camuflados intereses. En todos los tiempos y lugares de la Tierra.

Así, y en Andalucía más que en ningún otro sitio a lo largo de los años 80 y 90, los gobiernos autonómicos del partido sedicente socialista pusieron toda su poderosa maquinaria propagandística al servicio de la caspa castiza (la copla, la torería y el rocierismo) y de la carcunda clerical cofrade para, tras conseguir la de los sectores más dinámicos de la sociedad, universitarios y profesionales liberales principalmente, tratar de ganarse la confianza de aquellos que aunque estaban en vías de extinción aún dominaban los resortes de las manifestaciones supuestamente identitarias populares. Tanto hicieron por ello que acabaron relanzándolos al estrellato social. Con la lógica consecuencia de que acabaron alimentando al propio enemigo político, porque como cualquiera puede entender su ámbito natural es el de la derecha más rancia, que veía alucinada cómo los detentadores de la ideología ilustrada universalista le hacían el caldo gordo de la moral identitaria reaccionaria. Las cofradías captaron a miles de jóvenes a los que no sólo se convenció para que prestaran su fuerza bruta para sacar los pasos sino a los que se negó la oportunidad de saber acerca de la maldad intrínseca de una Iglesia históricamente máquina de eliminar por métodos contundentes disidentes y castradora de los mecanismos del pensamiento libre y de calibrar las consecuencias de la extensión de su poder en la sociedad a costa de las libertades individuales de los ciudadanos. A los que se negó la capacidad de contrastar por sí mismos por ejemplo la posibilidad o imposibilidad de compaginar la creencia religiosa estricta con la teoría de la evolución. O con las teorías políticas del humanismo liberacionista. Un ejercicio interesante es comprobar el número de cofradías que se fundaron en esos años 80 y 90 y ponerlo en relación con el de las que lo hicieron en los 40, en plena atrocidad nacionalcatólica y en los 60, cuando el país empezaba a poder respirar un poco de aire libre.

Así, cuando tras el ciclo del cretinismo ladrillista que entretuvo las barrigas de los adocenados populachos canalsureños y despobló la escuela de los jóvenes más necesitados de ella, vino lo que tenía que venir, el florecer de lo que se había sembrado. En el caso de Córdoba la cosa fue aún peor debido a la ocupación del espacio político por uno de los más nefastos personajes del quintacolumnismo reaccionario en las filas de la izquierda, la alcaldiosa Aguilar -con el inri de provenir del Partido Comunista-, pudimos asistir no sólo al crecimiento desaforado de las cofradías en las que ingresaban jóvenes necesitados de esas inducidas referencias identitarias, sino a la permisividad más absoluta, cuando no el aliento directo, de la progresiva toma de los espacios públicos semana tras semana, aparte de la festiva anual a la que graciosamente tenían derecho por la vía de la tolerancia democrática, por parte de una casta de meapilas fundamentalistas al servicio de lo más reaccionario de la contrarreforma católica en que andaba empleado su Máximo Gurú con sede en Roma. En sintonía perfecta con la contrarreforma ultraliberal en que andaban empleados los poderes fácticos de la política y la economía mundial. Pero todo les sabe a poco. La Iglesia siempre lo quiso todo. Y siempre supo esperar para dar su tradicional zarpazo cuando las sociedades apenas empezaban cada ciclo a librarse de su terrible dictadura.

Y lo peor de todo es que a aquella recia raza de opinadores atocinados de los 80 que pajearon inconsciente pero fervorosamente al belcebú de la reacción ha sucedido en estos días de demediado pensamiento un nueva de mediocres lamentadores de paraísos perdidos, sobre todo del del pueblo de inocente corazón cofrade engañado por la perfidia de la clericanalla castradora de su genesiaca capacidad festiva. Son quienes piensan que hay que distinguir el mundo de las cofradías del de la jerarquía católica vaticana, que el mundo cofrade está más cerca del folklore y del asociacionismo popular que del poder de control del cura del pueblo. Las cofradías siempre, siempre fueron Iglesia, concretamente el brazo encargado de encauzar correctamente los instintos movilizadores de los pueblos. Cuando era Inquisición, cuando era el martillo de liberales, cuando incendió España con una Cruzada genocida en defensa de sus intereses y de los de los ricos y ahora en este neofranquismo reverdecido de PP. Y lo cierto es que todo es pura política, puras y simples maniobras orquestales en la oscuridad para hacerse son las conciencias y los caudales de los ciudadanos. Como siempre ha sido, y como siempre, Marx me perdone, será.

Asi que las diferentes Gran Tomatina Cofrade o Apoteosis Iconoplasta con distintos formatos que se vienen sucediendo a lo largo de este año en distintas ciudades andaluzas, con peligrosos visos de convertirse en tradición anual, y que hoy ocupará Córdoba si el cielo derramador de lluvia no lo remedia, responden a muchos hechos pero sobre todo responde a la celebración pública del éxito que está teniendo la cruzada contrarreformista que estamos sufriendo. Son los descorches de champán al que se invitan los obispos y los católicos fundamentalistas por todo lo que han avanzado en la extensión del tradicional oscurantismo catequético y los privilegios privados de sus negocios educacionales. Alejando V. García lo explicaba el otro día perfectamente en relación a la de Granada: La Magna sería solo un acontecimiento pintoresco para pasmo de turistas sino fuera porque al mismo tiempo se está produciendo una contrarreforma política sin parangón. Los obispos están entrando a saco en materias como la educación pública, a través de la malhadada ley Wert, o forzando sin venir a cuento -o sin más cuento que la satisfacción de su moral- la alteración de la normativa del aborto.

El Partido Putrefacto tiene que pagar los servicios a su favor prestados por los obispos durante la etapa del demonio Zapatero movilizándole semana sí y semana también los ejércitos de católicos fundamentalistas por las calles de todas las ciudades españolas, pero sobre todo de la capital. Ese tiempo ha llegado. La ley Wert supone, entre otras cosas, pero no la menos importante, el triunfo de los obispos sobre la educación laica y gratuita. La nota de la asignatura de Religión volverá a contar para hacer la media y los estudiantes que quieran lograr becas tendrán que aprender mejor las devociones, lo que garantiza a la Iglesia no sólo un mayor grado de adoctrinamiento sino disponer de un sutil instrumento para cuadrar al alza la calificación de los alumnos en sus colegios. La ley, además, blindará las ayudas para los centros que discriminan por sexo a los estudiantes y dejará en nada la razonable oposición de la Junta de Andalucía. El descarado apoyo de la ley Wert a la enseñanza privada en detrimento de la pública supone también una ayuda en todos los sentidos a los colegios privados confesionales.

La supuesta ciudadanía que correspondería al tipo de sociedad en la que vivimos mientras tanto convertida en apopulachada masa aplaudidora asiste entre divertida y fervorosa a los fastuosos espectáculos barrocos sin saber muy bien a qué vienen fuera de temporada. Sin entender el calado profundo del robo al que está siendo sometido y cuyo símbolo es esta incitación desde el barroquismo espectacular al rezo y a la resignación cristiana en lugar de a la rebelión. Siempre que estuvo mantenido en el analfabetismo más o menos total o funcional lo hizo así. Lo mismo le dio siempre un buen auto de fe donde divertirse viendo a los curas quemar brujas o herejes que gritar ¡vivan las caenas! para echar a la Ilustración. La verdad es que el pueblo nunca anduvo muy fino detectando exactamente a sus enemigos. Aunque también que cuando alguna vez lo estuvo fue escarmentado sin misericordia.

Así, que champán, mucho champán. Lo que me da pena es que la piadosa exalcaldiosa Santa Rosa da Grima no sea quien presida el Magno Pifostio este. Estoy seguro que le encantaría. O como dice mi sobrinillo con su media lengua: se meadía de gutto en das bdagas...

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Manitú contra el Imperio Iconoplasta

Ante la terrible amenaza que se cierne sobre las cabezas de los ateos practicantes y consumidores de otros productos espirituales de esta ciudad y sobre los principios básicos del laicismo y la decencia democrática, un grupo de amiguetes fervientes racionalistas llevábamos tiempo estudiando las posibilidades de contratar un buen brujo rainmaker intercesor ante MANITÚ entre las diferentes tribus indias norteamericanas, que parecen ser los campeones del rainmakerismo mundial, para que consiguiera una buena sesión de lluvia purificadora y abundante para este sábado con el piadoso fin de joder convenientemente la pretensión de la Yihad Narcocofrade Cordobesa de celebrar una APOTEOSIS ICONOPLASTA en nuestra ciudad con el nombre de VIA CRUCIS MAGNO DE LA FE. 36 pasos 36 entre muñeiconos y muñeiconas de Palio y de Señor, de Penitencia y de Gloria ocupando el espacio público urbano, utilizando el supuestamente escaso presupuesto municipal para hacer propaganda gratuita de una religión privada, algunos de cuyos principios estatutarios atentan claramente contra la Declaración de los Derechos Humanos. Y cobrando a beneficio vaticano a quien quiera ser adoctrinado sentado cómodamente en palco.

Después de visitar las páginas webs oficiales de las distintas tribus de la pradera elegimos al viejo Sapo en Cuclillas, el mejor chamán de la nación cheyenne. Puestos en contacto con su manager vía email nos parecieron abusivos sus honorarios, ya que el cabrón nos pedía, aparte del billete de avión, transporte hasta Córdoba y un sitio donde colocar su tienda, trescientas pieles de zorro o zorra. Al final nos veíamos atracando el ropero del Círculo de la Amistad en noche de tiros largos para mangar los pellejos o confiando sólo en la buena voluntad del Dios de los Cristianos que tampoco es manco mandando, por misteriosas razones, chuzos de punta a sus adoradores en plenos actos de adoración en su honor. Aunque desde luego nada que ver con el poder de Manitú para esos menesteres y nosotros no queríamos correr riesgos innecesarios. Así que empezamos a regatear y regatea que te regatea conseguimos del manager del viejo brujo una interesante oferta: un KIT DE DANZA VIRTUAL que, sin prometer al 100% el éxito de la danza real, aseguraba muy buenos resultados. Por el módico precio de 100$. El kit, que nos ha enviado en un zip, contiene un Sapo en Cuclillas danzante virtual que hay que colocar en una foto del lugar donde queremos que se sitúe el epicentro de los chaparrones cubriendo un círculo de 5 kilómetros garantizados. Un mp3 con la voz del viejo Sapo en Cuclillas cantando el mantra de petición de lluvia a Manitú sirve de imprescindible apoyo. Y un pdf con las instrucciones adjuntas en las que se advierte de que hay que hacer sonar el canto al mismo tiempo que se activa el brujo virtual. Cuanta más gente active en sus ordenadores ambas cosas más posibilidades hay de que la rogativa llegue a Manitú, lo ablande y lo incite a inundarnos con sus lágrimas celestiales.

INSTRUCCIONES:

MIÉRCOLES 11: Activar una sola vez a lo largo del día

JUEVES 12: Activar dos veces, una por la mañana y otra por la tarde.

VIERNES 13: Activar tres veces, una tras cada comida.

SÁBADO 14: Dejarlo funcionando en bucle continuo desde la hora más temprana posible a lo largo de todo el sábado y hasta bien entrada la noche para que si funciona su lluvia provocada disuada a los iconoplastas de intentar atufar el aire común con sus macabras idolatrías y agredir nuestros nervios con su aporrear de tambores de guerra y sus destempladas chirimías de combate.

El colmo de la eficacia se consigue si el usuario se aprende el MANTRA ROGATIVO y lo canta a la vez. No es difícil, está en un cheyenne muy clarito. Aquí tenéis una transcripción por si os animáis. A ver si entre todos conseguimos que este sabado caiga agua a mantas, limpie la ciudad de malos rollos, humedezca y vivifique la tierra de las macetas que florecerán por última vez antes del otoño y nos proporcione estampas de gozo inenarrables:

Yoooo

Yu-000

Ho-he

Hi-Hi

Yi-he

He-yihe

Ho-li he- hihé

Hi-le- hehé

Yooo wigo hel-le