(del laberinto al treinta)


sábado, 13 de febrero de 2016

Titiriteros y la profunda idiocia hispánica

La perfecta sincronización es lo que tiene, que canta mucho. Este humilde bloguero, modestamente me lo reconozco, lo adelantó el mismo día de los hechos en un comentario sobre el tema en el muro de una amiga del Feisbu. Esta mañana Ernesto Ekaizer, probablemente el mejor conocedor de los entresijos judiciales de este país, abiertamente lo defendía en la SER, ante Pepa Bueno, esa listísima pseudoperiodista al servicio de su amo. Los hechos que Ekaizer proponía como comprobables son más o menos estos:

Aprovechando que el fiscal Jefe Zaragoza estaba de viaje en el extranjero (Ekaizer lo disculpa y no lo cree metido en la conspiración, cosa que puede ser materia de duda razonable) el fiscal sustituto, el juez franquista y dos ministros (uno virgen y otro sanjosé), informados convenientemente por un chivato mamona del contenido del guiñol que había contratado el Ayuntamiento de Madrid para el Carnaval, un contenido perfectamente conocido porque se venía representando tanto en Madrid como en otras ciudades desde hacía tiempo, decidieron montar el pollo conspirando para hacer el mayor daño posible a ese ayuntamiento, a los partidos de izquierdas y a la propia democracia. Habrá que afinar el estudio de cómo lo hicieron, quién entre el público, apenas 30 a 40 espectadores, –que no se enteraba de nada por la mala calidad de los medios empleados- empezó a escandalizar(se), a tratar de paralizar el espectáculo violentamente, lo que impidió la seguridad contratada para el acto y, supuestamente, llamó a la policía, que no tardó ni dos minutos en aparecer, detener a los titiriteros y confiscarles el material. El auto de detención – a todas luces preparado de antemano- manipula descaradamente el contenido y el argumento del guiñol hasta cambiar el sentido del mismo convirtiendo lo que se denuncia en lo que se ensalza. Los medios de la caverna debían estar también perfectamente avisados porque no tardaron desde sus tribunas ni diez minutos en comenzar a intoxicar.

La intoxicación fue tal que incluso antes de saber nada del asunto los medios que pasan por más fiables y sensatos se sumaron a la condena del guiñol seguidamente –y con la boca chica- a condenar la desproporción de las medidas. Tras varios días de progresiva disipación de la espesa niebla informativa el escándalo tomó tales proporciones que la fiscalía tuvo -cinco días después- que recular y proponer como causas de la puesta en libertad absurdos tan delirantes como que los titiriteros no podrían delinquir porque ya no tenían títeres, esas armas de destrucción masiva de la convivencia. Que los partidos de la panoplia de la derecha, desde la franquista a la neoliberal, cerraran filas en este asunto con los conspiradores es más que lógico. Que lo hiciera el PSOE en su deriva hacia el Kapital o el Kaos, también. Lamentable ha sido sin embargo la postura entreguista de Carmena y de la práctica totalidad del espectro progresista del país que ha entrado al trapo fascista como becerro en capea.

Pero de todo este asunto lo que más me ha dolido ha sido la demostración del nivel de estupidez general de “esta gran nación”. Y sobre todo el nivel de incultura literaria en que se halla inmersa. Pueden ser contados como habas en este país los izquierdistas que no consideren un error la programación de los guiñoles de marras. No se acuerdan de que esos mismos guiñoles llegaron a actuar contratados por el ayuntamiento de Ana Botella un par de años antes sin que los fiscales, jueces y ministros se escandalizaran. El “sí, pero...” ha sido la tónica general del análisis. Estuvo muy mal que los encarcelaran, pero el contenido del guiñol no sólo no era para niños sino que además era intolerable. “Intolerable error”, como anda por ahí proclamando a boca llena y con el papel de fumar en el cacharro de mear todo el pestilente bienpensantismo nacional de izquierdas.

Si algo demuestra esa actitud es que en este país nadie tiene ni puta idea de lo que es un guiñol. Que lo que prima es el más delirante de los desconocimientos de los mecanismos de la literatura popular teatralizada. No hay guiñol, al menos tradicional, sin altos grados de violencia, una violencia altamente parodizada, claro está. Los argumentos son siempre los mismos porque están concebidos para públicos iletrados y son tan básicos en sus planteamientos que hoy día se siguen representando por su mismo carácter de joya literaria sobreviviente el pasado. No tienen que avisar si son o no son para niños, aunque en esta sociedad pacata y absurda se esté llegando a delirantes absurdidades para proteger a la infancia, siempre de las tradiciones más inocuas, aunque nunca de la violencia estructural de la sociedad actual. El argumento de que el guiñol no es para niños es de una incultura supina. Los guiñoles ni son ni no son para niños: son guiñoles. Como los cuentos de Caperucita o Blancanieves con su correspondiente crueldad argumental. Lo que ocurre es que los padres que quieran proteger a sus hijos de esa violencia de los cuentos tradicionales pueden hacerlo porque los conocen y están por tanto en condiciones de evitarles, bajo su irresponsablilidad, el trauma de ver o escuchar que un lobo se come a una niña o que una madrastra envenena a aquella otra, pero en cambio los que quieran hacerlo respecto a las violencias inocentes del guiñol no puede ejercer la misma irresponsabilidad a priori por la sencilla razón de que no tienen ni puta idea de qué es un guiñol ni de sus argumentos tradicionales. Ese es el problema de todo este asunto. Que unos canallas con el alma podrida de fascismo han manipulado la opinión de todo un pueblo instalado en la más profunda de las inculturas de su propia tradición literaria. En los países que siguen conservando sus tradiciones literarias se están riendo de nosotros. Somos Elhazmerreiristán. Los guiñoles son una acrisolada tradición en las fiestas en Francia, Italia e Inglaterra. Busque en la wiki el curioso. Los padres que no quieren que sus hijos los disfruten no los llevan y no hay mayor problema. En Inglaterra hace unos años un padre denunció al guiñol Punch por apología del maltrato. La oleada de guasa fue monumental y el idiota se convirtió en eso, en el idiota del pueblo. En España estamos superando a los puritanos yanquis. Y aquí de guasa nada: una denuncia termina con los titiriteros en la cárcel.

Todos esos padres españoles que se escandalizan del contenido de un guiñol están rompiendo la cadena natural del acceso de sus hijos a la literatura. Con qué cojones de armas van a enfrentarse sus hijos a Los Hermanos Karamazov si sólo les han permitido leer ñoña literatura infantil de los mundos de Yupi. Eso sí, su clandestino contacto con la violencia fantasiosa la encontrarán en los juegos de ordenador, donde la violencia no les será mostrada como a simples espectadores, sino que los convertirá en actores con mando en plaza en los gatillos de las más poderosas armas de destrucción masiva.

PD: Ayer mismo un redactor canalla de AWC, alertado por las cloacas policiales que han hurgado en fichas e informes de soplones al servicio del PP, lanzaba al aire la supuesta conexión de los titiriteros con los asesinos de las policías cordobesas del 95 y con supuestos grupos terroristas que atentaron contra la Almudena.

Idea para GUIÑOL: El títere de Federico Jiménez Losantos aparece por el monte con su lupara bien cargada, confunde al redactor malnacido del AWC con alguien de Podemos y... cumple con sus manifestados deseos.

miércoles, 10 de febrero de 2016

ANTES MUERTA ya está en AMAZON

Después de intentar infructuosamente publicar mi trabajito sobre la Mezquita Catedral de Córdoba en papel ofreciéndola a alguna editorial local me he decidido a lanzarlo en formato electrónico mediante el sistema de autoedición en AMAZON. Mi única intención es que tenga difusión y aportar al debate de la inmatriculación y la manipulación del código genético del monumento por parte del obispado de Córdoba datos históricos, textos medievales tanto de parte cristiana como islámica, estudios arqueológicos, consideraciones jurídicas y los constructos simbólicos y mitológicos en torno a la gestión de la memoria histórica y de su manipulación.

Dos de sus apartados los considero especialmente currados, el referente a la construcción del mito de la basílica de San Vicente y el de los mártires cristianos. Ambos mitos se magnifican recientemente como contramitos en el intento de contrarrestar el de la convivencia de Al Andalus. Independientemente del valor que se le quiera dar a ese mito y del grado de realidad que se le conceda el problema para la Iglesia es que frente a él, por mucho que se le minusvalore tratando de desmontarlo, sólo puede presentar para sí misma el mito de los Reyes Católicos, o sea, el de la intransigencia, la limpieza étnica y el exilio para los disidentes.

En realidad me hubiera gustado ofrecerlo gratis, que yo no hago esto por la pasta, pero AMAZON no me lo permite, así que lo he tenido que poner al mínimo precio permitido. Con todo, menos de lo que cuesta una caña: 0'99€.

domingo, 7 de febrero de 2016

El acre husmo de los caciques

Lo más rancio de la ciudad de Córdoba, los reaccionarios de estirpe franquista, de clubguerrita y entrepierna rijosa, está haciendo de la tortauromaquia un banderín de enganche –paralelo al de la puerta de la Mezquita de la yihad cofrade de los capillitas- con que enfrentarse a los nuevos aires que traen ciudadanos que no quieren -aparte de que la ciudad acabe sepultada por himalayas de cera e incienso- saber nada de tardes de sangre y moscas, humo de puros y machorrismo pinturero o esencias castizas decimonónicas. Por eso le ha puesto la muleta del centenario de Manolete ante la cara al gobierno municipal, para obligarlo a medir su bravura, a embestir ciegamente o a recular en las tablas de la sumisión. La ley del toreo dice que el torero siempre mata al toro la inmensa mayoría de las veces. Saben que son cada vez menos, y que cuando entreguen la cuchara no tendrán relevo, o que incluso aquellos que los sucederán en el poder no conservarán la herencia de sus crueles y cutrefactas aficiones: la montería y la fiesta nacional. Ni el culto a sus apulgarados mitos: toreros, generales felones, obispos fascistas y alcaldes falangistas. Pero mientras les llega esa hora gustan de que se note que mandan y que sus gustos son sagrados y -sobre todo- subvencionados por los paganos pringaos. Y son muy poderosos, tienen poder en los medios de comunicación y conocen las formas de chantaje más lancinantes, porque son una mafia de capital de provincias sin posibles, una de las más cerradas de Carpetovetonia, en la que todo el mundo está en su sitio y los intereses funcionan de manera reticular -y testicular-. Tienen su guarida en el casino de la ciudad (sí, sí, Córdoba es una ciudad con casino como Dios manda, de esos que nunca se quitaron el husmo caciquil y franquista y que ya sólo existen en algunos pueblos grandes rodeados de olivos) desde donde administran los caudales simbólicos de la ciudad: los artísticos, los religiosos, los heroicos y los literarios, independientemente del color político que prime en las instituciones. Los medios locales les tienen pánico, o les abrillantan morosa y continuamente el anillo o callan prudentemente sus opiniones pa no molestar a los señores. En esta ciudad hay opiniones que la prensa no puede editorializar sin riesgo. Y quién quiere ser aquí prensa de riesgo. Es jodido que a estas alturas aún haya que librar guerras que libraron y perdieron los afrancesados cuando se esfumó la oportunidad de que la Ilustración abriera los postigos del país para que entrara la luz de la razón. Yo sólo espero que el Ayuntamiento –de mayoría progresista- no juegue a ser el toro perdido en la plaza a merced de esa panda de apulgarados cacicones. Y que resista dignamente y con elegancia democrática y humanística demostrándoles que si hay alguien con cuernos en este juego -y no precisamente los rectos y por derecho del noble animal con cuya minuciosa tortura disfrutan- son ellos. Y a ser posible que si hubiera algún periodista de raza en la ciudad que lo demuestre y se ponga de una vez con quienes las leyes de esa buena raza les indique.

ADDENDUM para los que no son de Córdoba o no están al tanto de los asuntos de este poblachón:

El gobierno municipal de Córdoba está conformado por un bipartito entre PSOE e IU y el apoyo de la agrupación de electores GANEMOS,. Durante muchos años la carcunda rancia cordobesa no se sintió amenazada ni por güelfos ni por gibelinos, ni por la versión aguilarista de IU ni por la del PSOE cañí, ambas cumplidos felpudos de sus intereses. Ha sido ahora cuando el quinceememismo ha empezado a toserles en los carísimos alfileres de sus corbatas de seda y sobre los escuditos de oro de cofradías y círculos taurinos de la solapa de sus ternos azules cruzados con dorados botones, cuando se han puesto nerviosos. Es la reacción local a las rastas del Congreso. Más cuando aquí las rastas han empezado a actuar.

No han podido soportar que se cuestione en esta ciudad TAURINA POR ANTONOMASIA, la eticidad del gusto por la tortura concebida como arte ni de las amojamadas esencias del carpetovetonismo más acendrado. Más por presión del quinceememismo, que por el del PSOE o IU, ambos con mucho miedo a expresarse al natural o incluso con mucho que callar. Ahí es nada la impagable imagen de Carmen Calvo “Zapatitos” (Ministra de ¡¡¡Cultura!!!) chupeteando con unción una montera macerada en Patrico y caspa torera. O la de Doñarrosa apoyá en el quicio de un burlaero acompañá de “Zelig” Marcelino, el incombustible concejal de festejos de la IU en los tiempos del Revival CORDOCASPA sin complejos.

Así cuando el Ayuntamiento, en el marco de una moción para declarar a la ciudad libre de circos que torturan animales, coló de rondón la eliminación de la compra de la porretá de entradas de espectáculos tortaurómacos, en especial el de la Asociación de Cáncer, que venía siendo tradicional desde hace años, traspasó el Rubicón de lo que los beneficiarios de ir a los toros de gañote estaban dispuestos a soportar. Y como esos beneficiarios son los casinistas, le declararon la guerra apoyados en las principales piezas de artillería con que cuentan en la ciudad, las de la prensa. Publicidad y otras formas de chantaje son el gatillo. ESTE AYUNTAMIENTO ATACA EL ALMA SECULARMENTE TAURINA DE LA CIUDAD.

La prueba de fuego la han pergeñado los casinistas guardianes de las ranciedades más atocinadas aprovechando que este año se conmemora el centenario del más apolillado de los mitos taurómacos cordobeses, el de Manolete. Así que han emplazado al ayuntamiento públicamente a que se defina. O monta un pollazo del que se hable por siglos para celebrar el mangánimo centenario del mito de la Inteligencia Inmóvil y la Cara de Nabo Avinagrao, o serán acusados de lesa cordobesidad. Con todos sus altavoces, que son los principales.

Círculo de la Amistad (EL CASINO) y diversos círculos cornípetas se han confabulado con el partido casporancio por antonomasia, el Popular, y han preparado el campo de batalla contra el perroflautismo que según ellos ha tomado SU AYUNTAMIENTO y amenaza con convertir SU CÓRDOBA, elegante y señorial, en una ciudad podrida de vegetarianos y ciclistas, en feliz expresión de sus congéneres polacos.

Algo positivo hemos sacado algunos, el ver demostrada nuestra declarada sospecha de que el hipervalorado anterior concejal de cultura del PP, que está comandando la campaña con el banderín de la gaviota carroñera, estaba hecho de la misma materia estercolada que los demás concejales politoxicofrades, ultraliberales, rijosos, divisionazulistas y cuñadaznaristas que comandaba el Niño del Flequillo de la anterior corporación. Y es que últimamente el artisteo local, el supuestamente modenno de la muette, el que perdía el culito por sus mofletes, se ha demostrado de espíritu más rancio que el de los confeccionadores de cuadros de ciervos con arroyuelo pa encima del sofá. No es extraño que algunos de ellos hayan acabado como acomodadas polillas de luz en la clubista esquina malagueña del cafiche francés del CAC.