En Salmorejistán el obispo supervisa las actividades científicas de la UCO
Lo de que a la Universidad de Córdoba la dejen participar en la Noche Europea de los Investigadores es como lo de que Israel participe en la Comisión de la ONU de los DDHH: una sarcástica humorada.
Ninguna de las instituciones científicas, salvo muy tímidamente el IESA por boca de su director, que participaban en Córdoba en la Noche Europea de los Investigadores se sintió tan ofendida por LA CENSURA inquisitorial que los administradores de la superstición vaticana perpetraron contra sus actividades docentes, en un espacio que los cordobeses sabemos que ES PÚBLICO, como para mandarlos a la mierda, buscar otro sitio para esas actividades o hacerlas por cojones, denunciar públicamente la calaña de los siniestros ensotanados inquisidores y quedar como verdaderos defensores de la libertad de ideas. Pero qué se puede esperar de una UCO, la universidad de la ciudad que fue capital de Al Andalus, que no tiene un Departamento de Estudios Andalusíes, pero sí una Cofradía de Semana Santa, la que más fielmente aspira a emular la estética de sus añorados penitentes de la Inquisición.
Nunca un portavoz como el de la UCO definió tan sabiamente la esencia de la institución a la que representa: una universidad que no entra en polémicas acerca de la libertad de pensamiento y de cátedra. ¡Chapó, colega!
Ya sé que en medio de la infinitud del universo mi opinión o mi sentimiento significa lo que una cagada de mosca en un muladar, pero siento un profundo desprecio y asco por esa institución en la que estudié y que desde siempre estuvo lamiendo los pies y otras partes corporales de la Iglesia: durante 30 años comulgando con el Cuerpo Místico del Euro que le daba Cajasur, la banca del cabildo. Y ahora... ahora ¿alguien puede explicarme qué cojones le da la Iglesia ahora a la UCO pa que siga igual de sumisa y lamedora?