Cáceres
Ya dije el otro día que me gustaba Cáceres. Que siempre que la visitaba la disfrutaba sensatamente, despacio y con mimo. Pero un tipo berrinchoso como yo, que a algunos de vosotros, improbables lectores, incluso sé que os hago gracia, no podía dejar de encontrar ciertos elementos que consiguieran, piadosamente, ponerme del hígado. Debe ser mi innata, y dañina según algunos, capacidad para encontrar la miseria en los elementos más aparentemente inocentes de la realidad, a veces, como sabéis, con más razón que un santo, aunque otras bordee peligrosamente una insana paranoia de tintes maniaco-persecutorios. En fin, que no todo son ricas tapas de ibérico, dorado patrimonio histórico y afabilidad de sus gentes, en la bonita ciudad del maestro Solano.
El primer oprobio que me inflige la ciudad está en su plaza más hermosa, la plaza de Santa María, en el muro principal de cuya concatedral luce con toda la desfachatez de la mafia católico-franquista el nombre grabado en piedra del ajopringoso fascismo español, ese nombre de pila que impuso como rotundo anagrama la sospechosa camaradería del falangismo español de su jefe y novio ideológico prematura y, tal vez afortunadamente, muerto en los primeros días de la matanza que ellos mismos organizaron. JOSÉ ANTONIO. Una vergüenza grabada en piedra centenaria, que los sinvergüenzas de los curas mantienen con sus dos cojones hueros en su afrenta permanente a la democracia.
Un poco más afuera del casco medieval, contra el muro centenario de otra de sus iglesias, la misma eclesiástica casta capona, aliada esta vez con la carcunda cofrade, ha mandado colocar un espeluznante motivo escultórico que representa lo más siniestro de la superstición católica, antiracionalista y represiva, un tributo a la iconografía inquisitorial, un homenaje a la escatología más pedorra y asquerosa del catolicismo carpetovetónico. Un... un... un... ¡Uf, qué descansao me quedao! Pero ved, ved...
Por otra parte me gustaría saber quién fue el responsable de la otra escultura que se levanta en el centro de la misma plaza. Y si su colocación fue un intento de contrarrestar la siniestra catadura del conjunto nazareno de enfrente con una imagen representativa de la ilustración y la luz de la razón representada por esa vendedora de periódicos que vocea su mercancía para abrir las mentes de los ciudadanos con la información libre y fresca de la libertad de opinión.
A los cacereños no comulgantes con la estética antiilustrada les diría que en todas partes cuecen habas independientemente del color politico de la olla. En Córdoba, con un ayuntamiento de Izquierda Unida, presidido por Rosa Aguilar, se nos afrentó, por cuenta del mismo Consistorio, a los votantes naturales de la izquierda laica y progresista con la colocación de un espantoso aparador dramático-semanasantero, de un gusto deplorable y una simbología atroz, en pleno centro de la ciudad. Tras múltiples protestas, en las que por supuesto participé entusiásticamente, consistentes en organizar cada domingo un minuto de la risa, para cachondearnos in situ de la horrible escultura, sólo conseguimos que la cambiaran de sitio y la arrimaran al muro de una iglesia. Todo para contentar al poderoso lobby casposo-cofrade de la ciudad.
3 comentarios:
Y no será que el reprimido eres tú??? Deja un poquito ese odio y deja a la gente que crea o siga lo que quiera.
Y este anónimo? Jajaja. Vale, ya sé a lo que te referías con el nazareno. La verdad es que imaginar el conjunto en carne y hueso y en sus tiempos llega a dar terror...
Saludos!
Anónimo, que cada uno crea en lo q quiera, pero pa sus adentros. Pienso q nadie tiene por qué hacer alarde de lo q siente, cuanto entiendo q el sentimiento es algo del ámbito de la intimidad y ha de activarse en lo privado por respeto a los q no tienen esas mismas vivencias espirituales. Y la gente laica, estamos un poco ya saturada, después de muchos siglos, de q se nos dé en las narices con tanta monserga (para nosotros, claro) con la q no tenemos ni queremos tener nada que ver.
Hacen falta más críticas de este estilo Harazem, a ver si se enteran de una vez dnd han de desplegar sus tinglados. yo me uno a la tuya. gracias
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