Melilla: productos caducados para Marruecos
No hago más que darle vueltas al asunto ese del intento de pucherazo del Partido Popular (marista-lepenista) en Melilla con la falsificación de votos por correo. No es que me haya sorprendido. El sistemático rapto de votos en asilos regidos por monjitas es una práctica manifiestamente conocida de la formación nacional-católica española. Así que era de esperar que dieran un pasito más allá. Pero a mí lo que realmente me ha llamado la atención ha sido un detalle surgido lateralmente en el corpus de la noticia. Las fuentes de la Guardia Civil han asegurado que el descubrimiento del fraude les sobrevino por sorpresa cuando investigaban, mediante escuchas telefónicas, a una imprenta sospechosa de falsificar etiquetas de productos alimenticios con la fecha de caducidad alterada. El destino de esos productos era indudablemente el mercado marroquí, del que viven la mayoría de los comerciantes de la ciudad. Los agentes aceleraron el desenlace de la investigación con el allanamiento de la imprenta al descubrir que alguien había dado el soplo al gerente del PP que había hecho el encargo, cuando éste llamó inmediatamente al impresor para exigirle la urgente destrucción de las pruebas. Pero mi mayor preocupación es ahora mismo saber si la investigación del delito contra la salud pública de sus vecinos pobres del sur por parte de comerciantes e impresores de la ciudad autónoma quedó inconclusa.
Aunque supone un alivio saber que la Guardia Civil de Melilla se dedica a perseguir ese tipo de delitos en lugar de a investigar la vida privada de sindicalistas como han venido haciendo sus colegas de Ceuta, es preocupante la sospecha de que desde la plaza de soberanía española se viene inundando el mercado marroquí con miles de productos alimenticios caducados. Productos que consumen las familias marroquíes, hombres, mujeres y niños, y que además pagan sobrevalorados. ¿Es un fenómeno puntual? ¿Se han conocido más casos? Espero que la noticia del pucherazo pepero no oscurezca la notificación pública del resultado de la investigación de este otro asunto y se tomen las medidas preventivas y judiciales pertinentes.
En el caso de las papeletas el fraude hubiera dado lugar a un pucherazo electoral.
En el caso de las etiquetas se juega con la salud y la vida de miles de personas.
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