(del laberinto al treinta)


miércoles, 5 de octubre de 2005

Desde un hutong del viejo Beijing

Bueno, fantasmagoricos lectores, despues de casi una semana en Beijing ya me apetecia imaginarme de nuevo vuestras desdibujadas caras iluminadas por la pantalla del ordenador tratando de encontrarle gracia a lo que cuento. Bien, he aqui algunos de los descubrimientos que he hecho en el corazon de la pujante China:En primer lugar he descubierto que efectivamente no nos habian enganyado las alarmantes cifras de poblacion que tanto nos asombran a los occidentales. No solo son muchisimos sino que ademas antesdeayer estaban todos subidos a la Gran Muralla. Hay un poema de Tsang Bei que describe desde las almenas de la Muralla el canto de los pajaros y el susurro del viento amando a las hojas de los arboles. Bueno, por mucho que intente emularlo, el trompeteante megafono del policia de trafico que intentaba poner orden a la marea humana que por ella caminaba me lo impidio. El cielo si que consegui verlo mirando hacia arriba y constato que era de un azul purisimo, pero desde luego fui incapaz de descubrir si el suelo de la muralla esta ensolado, adoquinado o empedrado.Otro descubrimiento importante es el del alto precio que alcanzan, en Beiijing al menos, las traducciones de ingles. En los restaurantes tienen dos cartas de menu. Una en ingles y otra en caracteres chinos. Pues bien, los platos de la traducida al ingles cuestan exactamente el doble de los impresos en chino. Como quiera que los menus de chino traen fotografias de los platos y los en ingles no, siempre se puede pedir la carta china para ahorrarte el precio de la traduccion, pero entonces corres el riesgo de elegir algun plato infernalmente picante o confeccionado con productos de imprevisible naturaleza.El tercero y mas doloroso de los descubrimientos ha sido la escasa capacidad del pueblo chino para comprender su propio idioma cuando lo habla alguien que carece notoriamente de ojos oblicuos como es el caso de vuestro amigo que esto escribe. Tal vez se deba a que la asociacion de ambas circunstancias forme una unidad de comprension imprescindible. Pero no os preocupeis: continuare torturandolos con mi estornudante silabario chino hasta el final del viaje. Por ultimo constatar la inmensa alegria de haber encontrado muy cerca del hotel un SUPERMERCADO DIA, identico a los que nos alegran la vida en Espanya a los amantes de los ambientes cutresovieticos. De todas formas supone una bocanada de autenticidad comunista su sordido ambiente contrastado con el de centro comercial de lujo que se esta aduenyando del pa'is. To be continued

HUTONGS DE BEIJING


Comentarios
Para partirse de risa (o echarse a llorar, dependiendo del punto de vista). Tanto esfuerzo y horas dedicadas al aprendizaje del chino y ahora resulta que con solo verte la cara ya saben que no te van a entender así que ni te escuchan. Bueno, tal vez a base de intentarlo una y otra vez, y de observarlos a ellos, tal vez, solo tal vez, al final consigas las dos cervezas. Suerte. (¡Perdón por desternillarme!)
P — 06-10-2005 15:54:07