(del laberinto al treinta)


sábado, 23 de enero de 2010

Los buitres vuelan sobre Haití

Dicen los proverbios reaccionarios de todo el mundo que de las grandes desgracias siempre sale algo positivo, aunque no añaden que pocas veces lo hace para las propias víctimas. Del terremoto de Hatí, de la trampa mortal en que se convirtieron las infraviviendas en las que se hacinaban y almacenaban sus miserias los casi ciudadanos casi más pobres de la tierra, las televisiones de todo el mundo han sacado imágenes impactantes suficientes como para haberse forrado el riñón durante un tiempo, un tiempo de crisis precisamente. Los gobiernos del mundo rico han tenido la oportunidad de mostrar su rostro más humano y mostrarse derramando lágrimas y algunos millones de billetes de banco sobre o bajo las imágenes de la tragedia que han galvanizado frente a las pantallas a millones de espectadores. Las poblaciones de esos mismos países han podido sentir más amor por sí mismos contemplando a sus ONGs en plena faena de ayuda y a sus bomberos con sus perros obrando milagros entre los cascotes, aunque nunca nadie se planteara previamente qué es lo que verdaderamente ocurría allí antes de la tragedia y por qué víctimas sólo ha habido en los inmensos barrios de miseria que se extienden bajo las colinas donde permanecen intactos los chalets de la oligarquía.

Otros beneficiados de la tragedia, son como siempre y siguiendo la propia dinámica ciega de la naturaleza, las especies carroñeras, cuyo olfato para encontrar y alimentarse de la muerte ajena está en la base de su instinto.

Ya llegan las primeras noticias de desapariciones de niños huérfanos, desorientados por las calles polvorientas, e incluso sustraídos de los propios campos de refugiados. Hombres blancos y negros, con brazaletes humanitarios, se los llevan tranquilamente en medio del caos para venderlos despiezados en el mercado de los trasplantes o enteros en el de las adopciones.

Pero hay otras variedades de vultúridos que no manchan sus picos directamente con la sangre porque la carroña que consumen está conformada por materia de origen estrictamente político. No ha tardado mucho en aparecer uno de los más agresivos del panorama sudamericano, el otrora periodista de Le Monde y hoy reportero consorte (vía su esposa, titular de la plaza), de El País, Bertrand de la Grange, que publica hoy en ese diario uno de los libelos más crueles que se han escrito sobre la tragedia haitiana en este país, y eso que tanto en ABC como en La Razón, hay malnacidos suficientes como para echarle la pata de sobra. Ante la posibilidad de que mucha gente comience por fin a hilar cabos y a sumar datos y a comprender las causas exactas de la pobreza de tantos millones de humanos en el mundo, el desalmado descarga explícita y absolutamente de toda responsabilidad a las potencias colonialistas (y no sólo en el pasado), Francia y los USA sobre todo, de la miseria estructural en que se debate desde siempre el pequeño país caribeño. Con ello escribe una brillante página de la historia mundial del periodismo infame. La base fundamental de su apestoso razonamiento es que ya no existe colonialismo desde hace un siglo, y que el daño que pudiera haberle hecho ese colonialismo en el pasado está más que olvidado y ya enterrado por las posibilidades de desarrollo que el propio país ha tenido desde entonces. Así que las causas de la miseria haitiana ha sido desde siempre y únicamente la propia incompetencia de los haitianos, que no sabido eligir a los gobernantes adecuados. Como si alguna vez la población haitiana hubiera tenido la posibilidad de nombrar o deponer a sus élites, ejercicio que siempre estuvo en las exclusivas manos de los encargados de velar por los intereses de EE.UU, cuya única obsesión fue siempre, aparte de esquilmarlo, evitar que el país se convirtiera en otra Cuba.

¿Desconocimiento, mala entraña gratuita o venalidad? Bueno, teniendo en cuenta que quien lo dice es un experto analista que desde hace mucho años tiene acceso a todas las claves que conforman el desarrollo de los países sudamericanos y su relación con los USA y con otras potencias ricas, no hay duda de que realmente este tipo es un pedazo de mal bicho digno de todo desprecio. Y de los posibles réditos que le reporte su maldad sólo puede afirmarse que existen muchos indicios, todos dignos de toda sospecha.

Tanto él como su mujer, Maite Rico, forman desde hace tiempo parte de la guerrilla reaccionaria de intelectuales más o menos prestigiosos que las oligarquías del continente mano a mano con la CIA, andan reclutando desde el fin de la Guerra Fría como nueva estrategia para contrarrestar los posibles movimientos de izquierda que osen oponerse al anclaje definitivo de sus privilegios, a organizar la resistencia para la extensión del ultraliberalismo y, por muy antiguo que suene, el imperialismo de las multinacionales norteamericanas que nunca han cejado en su empeño de esquilmar en su exclusivo beneficio las riquezas naturales de todo el continente. El comando ya tiene reclutados entre otros de menor precio a los Vargas Llosa, padre e hijo, Jaime Bayly o Plinio Apuleyo Mendoza. Por si alguien no conoce exactamente la calaña de los Grage-Rico puede encontrar un vivo retrato en Ay, que Rico, del periodista peruano César Hildebrandt.

Como para contrarrestar la mala baba del francés, pero sobre todo su maliciosa desinformación, hoy, también en El País, en la edición de Andalucía, en su articulo Damas de la caridad el poeta García Montero terminaba:

    Uno se pregunta finalmente por el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando en los años ochenta obligó al Gobierno de Haití a rebajar los aranceles sobre la importación del arroz de un 35% a un 3%, le abrió el mercado a las subvencionadas arroceras norteamericanas, a costa de hundir la economía interior del país. Miles de campesinos dejaron sus aldeas y se marcharon a vivir en condiciones miserables a Puerto Príncipe, una ciudad que ahora se ha hundido sobre ellos. El FMI es responsable de muchas políticas que han extendido en los últimos años el hambre en el mundo, impidiendo los sistemas tradicionales de alimentación en nombre de sus prestamos y de los pagos de la deuda.

    La mejor ayuda a los países pobres es dejar de explotarlos. Nuestra solidaridad, si uno se atreve a saber, resulta ahora necesaria, pero provoca malestar
    .



ADDENDUM DE 28/01/10::

Artículo de Vicenç Navarro que deja con el culo al aire al embustero francés.

viernes, 22 de enero de 2010

LOS NUEVOS OBISPOS MÁRTIRES

MARTIRIO EPISCOPAL


Así como los suicidas-mártires cristianos se presentaban en tiempos de Abderramán II en el patio de la Mezquita de Córdoba a gritar ante los alfaquíes que Mahoma era un saco de pus para obligarlos inevitablemente a cortarles sus cabezas, descerebrando real y físicamente unos cuerpos que ya lo estaban metafóricamente, y pasar a la posteridad de santos gilipollas en las estampitas guardadas en los misales con olor a orina rancia de las beatas de todos los tiempos, se está extendiendo actual y peligrosamente una nueva entrega al martirio por parte de los obispos españoles. Como desde hace mucho tiempo, y bien a su pesar, por estos pagos ya no se le corta la cabeza real a nadie, ni por insultar a Dios ni a la Razón, han decidido entregar la suya a la afilada hacha de los medios de comunicación, nuevos alfaquíes que se prestan a ejercer de verdugos publicitando ardorosamente sus soplapolleces y vesanias. Desde que a la Iglesia la democracia le limó algo los peligrosos colmillos con los que desde siempre agarraban a dentelladas enormes parcelas del poder político y económico, la luz del Espíritu Santo ha descendido sobre los pastores y les ha mostrado un nuevo camino de santidad: el fomento del anticlericalismo mediante la emisión de declaraciones purulentas y atroces para concitar sobre sí el odio de las gentes sensatas, tanto de las que han perdido la fe o nunca la han tenido como las de amplias capas de su propia grey, cuya infinita paciencia puede llegar a un límite. Ese odio los santificará por la via del martirio sin duda y acabarán en los misales e-book de las futuras beatas del Tercer Milenio.

Comenzó Monseñor Asenjo, el de la boquita de piñón apretadita, obispo de Córdoba entonces y ahora Arjopihpo de Sevilla. No contento con haber obrado el portentoso milagro de haber convertido a la fe borrega y cofrade a la otrora correosa comunista Alcaldiosa Rosa Aguilar, un buen día y sin que nadie lo esperara dejó caer desde el púlpito sobre por atufadas neuronas de su grey que las familias que no enseñaban la moral católica a sus hijos los conducían por el camino de la delincuencia. Evidentemente tal guarrada silogística concitó una oleada de verde odio hacia su persona por parte de muchos padres cordobeses que sin ser católicos tampoco eran anticlericales hasta entonces, odio que se acumuló en su expediente martirial como se acumula la energía eléctrica en una batería. Rosa Aguilar, la Repelente Alcaldiosa, sin embargo no dijo ni mu, no se sabe si por el hecho de no ser madre, o por el de que Monse Asenjo era ya su Director Espiritual (Spiritual Coaching) y le había prometido que algún día se la llevaría de monaguilla a Sevilla, como finalmente ocurrió..

Continuó la senda del fomento martirial del anticlericalismo como una bendición de Dios el gordezuelo obispo de Tenerife, Monse Bernardo Álvarez, afirmando en una entrevista que la existencia de tantos curas pederastas se debía a que había muchos niños libidinosos que los provocaban con sus insinuaciones lascivas. En este caso la oleada anticlerical fue ya nacional y la repulsa general se desató en oleadas y oleadas de embates de tinta mediática, lo que le valió al subnormal obispo una cantidad ingente de energía martirial en forma de odio cómodamente almacenable.

Los dos últimos casos han surgido muy seguidos en el tiempo, lo que demuestra que de una moda más o menos pasajera amenaza con convertirse en una epidemia de concitación popular al odio anticlerical con fines estrictamente martiriales por parte de sus ilustrísimas y eminencias. Ya que no nos quieren, al menos que nos odien, es el mensaje que pretenden dar a sus subordinados pastores y ovejas.

El siguiente en ofrecerse al martirio mediático ha sido el que fuera también (semos campeones) obispo de Córdoba, Monse Javier Martínez, experto en sufrimientos martiriales previos ya que fue pateado cularmente desde el Vaticano con una inusitada violencia por expresa orden del Orondo Cura Banquero, Marzinkus Castillejo, a la sede de Granada, por afearle su codicia. Su posterior enjuiciamiento y condena por los tribunales ordinarios acusado de acoso moral tras machacar inmisericordemente a un oscuro diácono protegido de Castillejo, lo confirmaron como candidato a convertirse en estrella mediática en el apartado de tontolculo irremediable, con el agravante de alevosía y reiteración. Pero lo que lo ha llevado al más absoluto de los estrellatos martiriales ha sido el tener los santos cojones de afirmar recientemente al pie de la tumba de los Reyes Católicos más o menos que a la mujer que aborta cualquier hombre la puede ya violar tranquilamente y sin cargo de conciencia. Las lógicas reacciones anticlericales se desataron inmediatamente extendiéndose en concéntricas descargas centrípetas de odio electrificado que alcanzaron de lleno el alma martirial del obispo bocazas. El punto álgido del odio concitado lo puso la revista satírica El Jueves que lo declaró GILIPOLLAS DE LA SEMANA y lo caricaturizó como un enorme tontolhaba sin remedio.

Por último la perla de la corona martirial episcopal se la colocó más recientemente aún el escandalosamente recien elegido para la sede donostiarra obispo Munilla, sobre cuya enorme cabeza ha concitado una tormenta de odio anticlerical de fuerte valor martirial que sin duda acabará llevando al ultrareaccionario Monse a los altares. Un par de cojones como su propia frente, un arrojo frío como el del mártir Álvaro insultando al profeta moruno ante el alfaquí, un coraje de torero descerebrado ante un Miura loco hacen falta para afirmar en una entrevista radiofónica ante todo un país galvanizado por la tragedia del paupérrimo pueblo haitiano machacado por el terremoto, que en el fondo esa tragedia es una mariconada al lado del de la pobreza espiritual que asuela las almas de los españoles.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Recupera IU la vergüenza en Córdoba?

Los restos del naufragio moral al que condujo la Repelente Alcaldiosa a la única formación de izquierdas del Ayuntamiento de Córdoba antes de abandonar su nave como los simpáticos roedores del proverbio suelen hacer en su bote particular y subirse al trasatlántico social-liberal rosiero de la Junta comienzan a ser, más o menos torpemente, recogidos y rearmados, por sus tristes epígonos que le hicieron los honores de rigor permanentemente mientras ejerció de Cardenala Richelieuse de Capitulares. Digo moral y no económico o político, porque es el que toca hoy, si es cierta la información que con el tonillo orodentado bajo el bigotillo facha que le caracteriza dispara el Acorazado ABC.

Efectivamente una de las mayores vergüenzas que tuvimos que sobrellevar los votantes de IU, de IU y no de la Repelente, que colectaba sin pudor entre capillitas subvencionados y piratas urbanísticos, superior incluso a la de la contemplación de sus indecentes coyundas con abundante revoltijo de faldas con purpurados canallas y albóndigas de incienso a plena luz del día, fue la alineación incondicional con la postura de los herederos del franquismo de no remover ni un solo gramo de tierra (1) bajo la que yacieran las pruebas del genocidio que perpetró la buena sociedad cordobesa, católica y de orden (del suyo, claro), con la otra, la democrática, laica e ilustrada, que amenazaba con remover las seculares estructuras sociales y económicas bajo las que dominaban secularmente todos los resortes del poder de la ciudad. Más aún, añadiendo más vinagre a la herida con su negativa a continuar la retirada, emprendida por sus antecesores, de los símbolos de la peor dictadura fascista que sufrió Europa tras la II Guerra Mundial, gemela moralmente de la nazionalsocialista alemana y la italiana. Y más peor, removiendo la herida abierta de la memoria de las víctimas, con el emporcado palo de su cinismo, erigiendo monumentos y dedicando calles a personajes de la España atroz y asesina del franquismo y el nacionalcatolicismo. De lo primero es prueba la pervivencia de la placa del general genocida Varela en el Realejo y el mantenimiento del nombre dedicado al organizador del golpe fascista y del genocidio programado posterior en la principal calle de la ciudad, José Cruz Conde (2) y el del ministro franquista Conde de Vallellano en la principal avenida. De la segunda el haber dedicado una avenida a uno de los personajes más miserables que dio el nacional catolicismo español, el obispo Fray Albino (3) o la erección de estatuas a siniestros personajes del imaginario contrareformista español como el dedicado al cura apandador de niños de la plaza de las Cañas.

Así, que nunca es tarde si la dicha es buena para limpiar lo emporcado por la Repelente Señora y para empezar a recuperar la fe de sus votantes naturales, única fuerza real que tiene Izquierda Unida. Y si el alcalde Ocaña emprende el camino de la rectificación, aún está a tiempo. Sobre la higiénica necesidad en estos tiempos de la reparación moral de las víctimas del franquismo, el recuento de los crímenes que cometieron los revolucionarios franquistas y la apertura de las fosas que no sólo supone un acopio de pruebas, sino una dignificación de las sepulturas de miles de ciudadanos brutalmente asesinados por sus ideas, no me voy a extender. Mentes mucho más lúcidas que la mía no paran de hacerlo por todos los medios.



    (1) El presidente de la empresa municipal de cementerios, Alfonso Igualada, un viejo rojo de los de toda la vida, llegó a plantear la negativa a colaborar en el asunto hasta que se aclarara quién se haría cargo de los gastos de las exhumaciones, que quién pagaría todo aquello, se supone que los picos, las palas, los sacos y los sueldos de los operarios. El que los familiares de un diputado socialista fusilado en Córdoba denunciara por prevaricación a un Ayuntamiento de IU como el de Córdoba que se negaba a abrir su fosa, es un baldón que los responsables llevarán durante toda su vida, si es que les queda alguna gota de sangre roja en sus venas.


    (2) Lo de la calle Cruz Conde y la catadura del personaje titular es de esos temas en los que nadie parece caer cuando se habla de la necesaria limpieza de simbología franquista. José Cruz Conde fue el cacique falangista local que organizó y preparó, junto con el coronel Cascajo y Eduardo Quero, los detalles finales para que el levantamiento del 18 de Julio triunfara en la ciudad. Está muy claro en el prólogo del libro El Genocidio franquista en Córdoba de Francisco Gómez. A mí siempre me pareció un cruel sarcasmo que la Librería Luque, cuyo fundador fue víctima de un cobarde asesinato a causa de sus ideas republicanas liberales moderadas a manos de la bestia clerical falangista, cambiara hace unos años su sede matriz de Gondomar justo a la calle que lleva el nombre de uno de los responsables del mismo.

    (3) Para quien no lo conozca, Fray Albino, Menéndez Raigada, fue el adaptador para los niños de la posguerra del Mein Kampf de Hitler con el nombre de Catecismo Patriótico Español. El mérito que se le atribuye en la ciudad es haber promovido la creación de viviendas de alquiler baratas para los pobres en la posguerra tras haber colaborado entusiasticamente a asesinarlos, encarcelarlos y empobrecerlos.