(del laberinto al treinta)


miércoles, 1 de septiembre de 2010

SIGNOS DE LA BESTIA PARDA

Taraf de Haïdouks, el grupo más representativo y famoso de la música romaní rumana.

¿Cuándo, en qué momento preciso descubrieron los alemanes que su gobierno, el gobierno nazi tenía y empezaba a poner en práctica unos planes muy concretos para aplicar a los diferentes: judíos, gitanos, homosexuales, comunistas...?

¿Cuándo, en que instante los primeros armenios descubrieron qué tenía preparado para ellos el recién nacido gobierno nacionalista turco?

¿Cuándo, qué acción concreta pudo alertar a los republicanos españoles de que sus vecinos católicos de derechas aplaudirían o al menos callarían ante el genocidio que se estaba preparando para ellos tras el golpe de estado nacionalcatólico?

¿Cuándo, que más tienen que demostrar los gobiernos de ultraderecha europeos para alertar de que el fascismo vuelve envuelto en nada tímidas medidas de corte nazi-fascista, en capturas masivas, detención y deportación de ciudadanos libres, pero diferentes?

Primero fue la Alemania de Merkel, después la Italia de Berlusconi, ahora la Francia de Sarkozy. Da miedo pensar que este cabrón descendiente de inmigrantes se haya cagado a gusto en el humanismo histórico francés y se haya limpiado el culo con el lema de la República (Libertad, Igualdad, Fraternidad) sin que los franceses hayan salido a la calle en masa a echarlo a patadas, a él y a la muñeca que se ha mercado, del palacio presidencial. Los gitanos inmigrantes del Este de Europa son los primeros. Pero seguramente no serán los últimos. En el nazificar como en el rascar todo es empezar.

Los organismos competentes de la Unión Europea callan. El gobierno español, tan sensible con Alianzas de Civilizaciones y otros productos puramente publicitarios también. Y el PP, un partido afín ideológicamente a ese ultraderecha que se camufla de liberal, a la vuelta de la esquina.

Lo peor es el silencio cómplice de la gente. O la duda de la aprobación masiva de las medidas de expulsión en el país vecino. Tal vez por eso el Ayuntamiento de Córdoba, que tantos disgustos me está dando últimamente, para una cosa que hace que puede llevar orgullosamente el sello de PLENAMENTE DE IZQUIERDAS parece llevar tan en secreto su política de integración de los gitanos rumanos. La prensa local no ha dicho nunca ni mu. Ha tenido que ser el diario PÚBLICO el que lo saque a la luz. Y tal vez insensatamente. En esta ciudad el racismo está tan presente como en cualquier otra y una medida así hará desgañitarse a los más hijoputas, que ya tienen experiencia, pero también inquietarse a la gente normal. La visión de los gitanos nómadas y su forma de vida inquietó siempre a los sendentarios. Esos sedentarios que disfrutan por ejemplo del flamenco. Y que cuando se les cuenta lo que pasaron los antepasados de esos cantaores, guitarristas, bailaores que les acompañan en el CD del coche o a los que aplauden a rabiar en los festivales de verano, lo que los gobernantes españoles de todos los tiempos pensaron e hicieron para ellos parecen querer pedir perdón a la Historia. Ahora los tienen aquí, actualizados. Pero yo no dejo de escuchar por todos lados, en las colas del super, en las conversaciones del trabajo, en las barras de los bares, las propuestas de los solucionadores aficionados del problema de la mendicidad o del chatarreo, que en nada se diferencian del espíritu de las pragmáticas de Carlos III, o de las de Sarkozy.

Y el PP a la vuelta de la esquina.