(del laberinto al treinta)


miércoles, 9 de febrero de 2011

Taxonomía

Foto R. Muñoz (El Mundo)


Todos conocemos a algunos que estudiaron con nosotros o fueron amigos de adolescencia o de copas en los años mozos. Por eso los conocemos bien. La mayoría de los autollamados socialistas con cargo en este país son arribistas sin ideología, ni principios. Gente mediocre que se arrimó al partido porque tenía hueco desde el que medrar económica o egolatramente, pero lo mismo podía haberlo hecho en el otro, en el autollamado popular, del que al fin y al cabo desde hace tantos años se diferencia tanto como una punta de otra en las lenguas bífidas de ciertos reptiles.

Pero es que además con una frecuencia pasmosa suelen actuar con un depurado cretinismo. En caso de que se confirme que la noticia es cierta, decir que los concejales del PSOE de Candeleda, provincia de Ávila son unos cretinos por exigir que se elimine una bandera republicana de un mural colocado en un cementerio en recuerdo de los republicanos que fueron fusilados por defenderla no debe considerarse un insulto, sino una precisión taxonómica. Una descripción meramente clasificatoria de un tipo de sujetos y sujetas que no es ya que no tengan ni puta idea de en qué bando luchó el partido en el que militan y medran, ni lo que significa esa bandera, sino que en lugar de adecuar sus actuaciones públicas como servidores públicos a las más simples reglas de la lógica democrática, de la razonabilidad y de los principios de equidad, lo hacen a las de tonto el último. El mismo grado de cretinismo exhibirían por ejemplo otros munícipes que exigieran a los familiares de los católicos que resultaron asesinados en la revolución fascista que eliminara las cruces de sus tumbas.

Aunque hay quien lo relaciona más con la vergüenza.