(del laberinto al treinta)


viernes, 13 de julio de 2012

Germinal

"Desde distintos ámbitos, sobre todo informativos pero también políticos, suele decirse que lo que está pasando en las cuencas mineras es una cosa sorprendente, rara, y casi, casi terrorista. El problema real no es que los mineros sean terroristas, no es que sean incultos, no es que sean vagos, no es que cobren 3.000 euros al mes, que no los cobran todos, ni siquiera las pre jubilaciones de oro, el problema es que aquí está en marcha una OPERACIÓN MUY BIEN PLANIFICADA , MUY BIEN ORGANIZADA DESDE HACE TIEMPO, PERO QUE AHORA LLEGA A SU PUNTO CULMINANTE, QUE ES DERROTAR AL MOVIMIENTO OBRERO MINERO, PORQUE SABEN QUIENES PONEN EN MARCHA ESTA OPERACIÓN QUE SI DERROTAN EN ESTA OCASIÓN AL MOVIMIENTO OBRERO MINERO, ESTÁN DERROTANDO AL SINDICALISMO DE CLASE EN ESPAÑA y eso es muy importante para ellos y por eso está pasando lo que está pasando en Asturias, en Castilla y León, en Aragón y en Ciudad Real, pretenden liquidar al movimiento obrero y para ello no les importa cerrar las minas, no les importa que las comarcas mineras pierdan cientos y cientos de puestos de trabajo, uno directos y otros indirectos, lo que les importa es liquidar, liquidar y liquidar." Pedro Alberto Marcos. Programa Carne Cruda del 20 de junio de 2012. 

“La lucha de clases sigue existiendo, y es la mía, la de los ricos, la que por ahora va ganando” (W. Buffet, el tercer hombre más rico del planeta).

Si la Historia de España, según intuía el poeta Ángel González es como la morcilla de pueblo, que se hace con sangre y se repite, podríamos añadir también que aparte de eso su burguesía se comporta como un regüeldo, un eructo de digestiones que otras burguesías más espabiladas de los estados a los que nos creemos parecidos ya efectuaron. Así lo que está ocurriendo en los últimos tiempos en este país ya había ocurrido punto por punto, aunque eso sí, mucho menos chapuceramente, en por ejemplo la pérfida Albión. La malnacida señora Tatcher, la principal directora general de Los Mercados S.A. (llamados por entonces El Capital) en los años 80 fue contratada por los más ricos de la Tierra para comenzar la operación de mayor envergadura de la historia de la Humanidad de trasvase de riqueza de una clase social al otra. No hace falta especificar de cuál a cuál. La Unión Soviética, que pudo servir como modelo sistémico alternativo estaba prácticamente kaput y la ideología comunista había dejado de ser considerada por la clase trabajadora como una ideología provechosa, engolfada como había sido por los poderosos en la sociedad de consumo que le creaba la ilusión de tener casi tanto como los verdaderos ricos. Entregaíta estaba: dame juguetes electrónicos y dime alienado.. Un par de vueltas de tuerca cada año para prensar el estado de bienestar y subir el jugo hacia arriba, poco a poco como la rana de la olla puesta al fuego. Y aunque los sindicatos ingleses estaban igual de entregaítos que sus representados quedaba un reducto de irreductibles galos que podían resistirse: los sindicatos mineros. Objetivo, pues, romperles el espinazo y cargárselos definitivamente para no encontrar resistencia más adelante en el asalto final. La eliminación de la industria minera inglesa de golpe y porrazo fue artificial. No respondió a criterios económicos, ni sociales, ni medioambientales, sino estrictamente políticos: provocar un estallido para presentarlos a la opinión pública como salvajes, egoístas e indignos de pertenecer a una sociedad occidental civilizada que acepta sin rechistar las reglas que les imponen los políticos contratados (la mayoría) por los dueños de los grandes medios de producción capitalista. Los medios de información a su servicio harían el trabajo de difusión. La verdad es que no fue tan fácil. Los mineros resistieron diez veces más de lo que la hijalagranputa del cerebro lacado esperaba. Y la opinión pública no se dejó manipular tan fácilmente. Pero desde luego, aislados geográficamente como la famosa aldea gala de los tebeos y asordinada su lucha por los medios mercenarios, tarde o temprano el estacazo les rompería el espinazo. Como así ocurrió. El último sindicato auténticamente proletario de Europa pasó a mejor vida. Inmediatamente la maquinaria extractora se puso a marchas forzadas en movimiento: en tres años escasos la sanidad, la educación británica, los transportes y los derechos de los trabajadores británicos retrocedieron 30 años. Estos tres últimos años asistimos a un nuevo asalto, más virulento aún.

En España tuvimos la ventaja de que los ricos necesitaban hacernos engordar antes de ordeñarnos de golpe. Aquí tocaron otras Tatchers disfrazados de progres. Felipe González, el político más trilero que ha dado el país desde la muerte del Canalla, aparte de pactar la intangibilidad de la sangrienta burguesía fascista española, fue el mercenario contratado por los Mercados para domesticar a los sindicatos, privatizar empresas públicas e internacionalizar las privadas nacionales, cebarnos, para convertirnos en un país exactamente exprimible cuando llegara su momento. Primero tendrían que convertirnos al consumismo y dejarnos perfectamente estupefactados y con muy pocas ganas de cambiar de sistema. La alternancia posterior entre los falsos socialistas y los herederos de la burguesía franquista, sólo jugó a la mayor o menor prisa para ponernos en suerte parea el ordeño final. Que ya ha llegado. ¿Cuál es el modelo para estos cabrones? Pues el de la Dama del Coño de Hierro. Pero como decía antes aquí ha sucedido como un eructo del proceso británico, pero como la chapuza nacional es la verdadero hecho diferencial de todo el país, así se están haciendo las cosas. Todo a la vez, provocación mediante la ruptura de los acuerdos firmados con los mineros para provocarlos, llevarlos a la lucha, aislarlos y romperles el espinazo y desmontaje del nivel de vida de la clase trabajadora. De toda, sobre todo de toda esa masa subnormal que pensó que ellos no eran trabajadores porque no llevaban mono.

La palabra proletario hace referencia a quien sólo posee en este mundo una prole. Como no tenían nada más, ni móviles que les pajeran las neuronas más estúpidas del cerebro humano, ni pisito de mierda pagado a precio de palacio rococó, vacaciones adocenadas en playas abarrotadas de trabajadores que no saben que lo son porque están allí, ni cochecito que les embarga la vida en cuidados y en alimentarlo podían presentar batalla. Los mineros a los que se les arrebata el medio de vida por pura provocación, sólo para machacar la única resistencia que pudieran encontrar en su marcha hacia el robo final, son como los proletarios de Germinal que no tenía nada más que su prole. Los demás tienen además su propia estupidez de clase. La resignación y la televisión basura, fútbol y Gran Hermano. Y pronto mocos pa comerse. Merecidos.