(del laberinto al treinta)


martes, 11 de mayo de 2010

La Hermandad y Cofradía de la Mala Entraña

De la misma manera que muchos pederastas se esconden tras el hábito sacerdotal para sus fechorías por la comprobada cobertura que la Iglesia les ha ofrecido desde siempre, muchos desalmados se esconden con bastante pericia en tras el catolicismo para camuflar su profunda mala entraña. Pero basta que buen día suceda un hecho concreto, se de una situación afilada, o se haga una prueba del algodón moral para dejarlos con la hipocresía en paños menores.

Estos días estamos asistiendo a uno de esos acontecimientos que sirven de esa prueba del algodón. Unos etarras que llevan nueve años en la cárcel de Córdoba han solicitado tras haberlo intentado naturalmente, terapia de reproducción asistida. Son unos asesinos cumpliendo la pena que los tribunales democráticos les ha impuesto en pago por sus fechorías, pero sobre todo siguen siendo ciudadanos exactamente con los mismos derechos y deberes que unas reverendas hermanas clarisas por poner un ejemplo de gente que también vive encerrada. Exactamente con los mismos. Bueno a ninguna monjita le permitirían sus superiores jerárquicos someterse a la reproducción, ni natural ni asistida, pero el ejemplo sigue sirviendo si nos atenemos a la estricta letra de la Constitución, única fuente del derecho para todos. Negarles cualquier derecho básico que se le concede a cualquier otro ciudadano es una intolerable discriminación. Sea cual sea la catadura moral de los mismos e independientemente de que se considere -como es mi caso- una irresponsabilidad personal el hecho de engendrar hijos en esas condiciones. Y en eso estriba la prueba de oro de este asunto. En comprobar quién realmente respeta escrupulosamente la ley y las enseñanzas doctrinales de su religión y quien asoma su patita de antidemócrata y mala persona.


Aún no hemos tenido demasiadas muestras de lo que la jauría reaccionaria españolista nos piensa ofrecer sobre ese tema, pero en Córdoba ya hemos recibido una perfectamente catalogable. Esta misma mañana el católico fundamentalista Luis Miguel Martín Rubio se ha dejado caer en el ABC local con un clarísimo doble atentado contra los principios en los que dice fundar su vida: la democracia, cuyo principio de la igualdad de derechos para todos los ciudadanos se salta a piola y el catolicismo del que se salta muchísimos más. Para empezar el negar el derecho a fundar una familia, a procurar sacar un fruto de vida del amor que dos personas se profesan atenta directamente contra las bases en las que se funda la doctrina familiarista de la Iglesia Católica y tan atentado contra esas bases vitales que defiende el catolicismo sería un aborto como abortar el deseo de procreación de dos personas que lo deciden libremente y sin cortapisas legales ni éticas. Otros principios fundamentales del catolicismo cuyo culo patea el señor Martín Rubio serían el principio de posibilidad de alumbramiento de un nuevo cristiano objeto de salvación y la negación de la caridad cristiana y de la presunción de arrepentimiento y de inocencia en la índole de sus intenciones a unas personas que por muy desalmadas que hayan podido ser o incluso que lo sigan siendo no dejan de ser frutos del plan divino de la Creación. Este vigoroso pateamiento lo coloca EXACTAMENTE en el mismo nivel de depravación que la posible falta de escrúpulos de los asesinos etarras al cometer sus nefandos delitos, puesto que lo que está haciendo el columnista falso católico es despersonalizar a esos ciudadanos portadores de derechos, convertirlos en cosificados objetos de odio puro, merecedores de la negación de la cualidad de humanidad de que son portadores, como ciudadanos primero y con el añadido de hijos de Dios para un verdadero creyente.


Se trata de una estrategia ampliamente utilizada por la Iglesia Católica en toda su historia, que atenta directamente contra sus propios principios doctrinales. La deshumanización del diferente con el fin de extirparle más fácilmente sus derechos y poder eliminarlo sin remordimiento. Lo hicieron con herejes, ateos, musulmanes, judíos y republicanos. Y que si bien hoy día por influencia de los ideales humanistas ilustrados muchos católicos la han abandonado otros muchos, los más aguerridos fundamentalistas sobre todo, siguen practicando. Son la gente partidaria de la pena de muerte, que quiere encarcelar a los niños y consideran unos inútiles a los policías que no torturan a conciencia a los presuntos asesinos de Marta del Castillo para que confiesen dónde escondieron el cuerpo, y les parece bien que el padre, cegado por el dolor y el odio, de otra niña asesinada sea asesor de legislación penal del principal partido de la derecha-derecha. Los que defienden a capa y espada el encarnizamiento terapéutico y pretenden sustraer derechos básicos de los que ellos disfrutan a los homosexuales, los que prefieren arruinar miles de vidas de mujeres antes de aceptar que un embrión no es una persona, los que prefieren que se contagien millones de pobres el mundo cuando follan antes de permitirles usar un simple condón. Son la gente que defiende las actuaciones de los genocidas militares y falangistas del franquismo, muchísimo peores y muchísimo más letales que los etarras actuales y a los que les pareció perfecto que al golpista Tejero se le concediera permiso para asistir a la puesta de largo como cura de un hijo suyo. El señor Martín Rubio seguro que estaría mucho más feliz si esos etarras hubieran sido convenientemente ejecutados.

Pero donde se muestra más hipócrita nuestro presunto demócrata y católico falsario es en la exposición de las razones económicas que trata de sobreimpresionar sobre las demasiado cantosas morales. Y aduce como contundente argumento por si acaso la exposición de los crímenes de los beneficiarios no son suficientes que el tratamiento costará 6.000 € a los contribuyentes. Lo normal, lo que cuesta a los demás ciudadanos que lo soliciten. Pero si es sólo por el dinero a mí me jode muchísimo más que el hecho de que una pareja por muy asesinos que sean hagan uso con mis impuestos de sus derechos mientras pagan su culpa que que el estado se gaste 50 millones de euros también de mis impuestos en recibir por todo lo alto en este país a un tipo tan siniestro como el señor Ratzinger que ha protegido conscientemente a cientos de pederastas durante muchos, muchos años. Y que probablemente las abrumadoras pruebas que van apareciendo harán que muy pronto no pueda viajar a muchos países sin riesgo a ser detenido..