(del laberinto al treinta)


miércoles, 6 de abril de 2011

COSMOPOÉTICA 2011, Zizek y Rushdie


Este año me pierdo COSMOPOÉTICA, el único evento emblemático cultural oficial de los que se celebran en Córdoba que me interesa de verdad. Mañana me voy para Bilbao y vuelvo cuando ya ha finalizado. En contrapartida mis amigos de allá me han comunicado que ya tienen las invitaciones para asistir a las conferencias de Salman Rushdie y Slovaj Zizek que inauguran el Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria de Bilbao.

Lo que más me dolerá será perderme la lectura que de sus poemas hará Maram al-Masri, la poeta siria, escuchar en su voz el cristalino árabe con que teje sus versos.

No conozco Bilbao, fuera de una visita relámpago al Guggeheim recién inaugurado hace muchos, muchos años. Me da que me va a gustar, y aunque no fuera así, la compañía de mis amigos lo llenarán todo de dicha.

domingo, 3 de abril de 2011

Esculturas de Checa en el Hospital


Hace poco escuché un programa de radio contar a un humorista gráfico muy conocido que su padre le dijo que sólo le animaría a tratar de vivir de esa profesión cuando le colocara un dibujo en el pasillo y él supiera que era inequívocamente suyo. Que sus obras tenían un sello propio inconfundible. A José Luis Checa no hizo falta que nadie le animara con esa condición porque cuando comenzó a crear esculturas, ya talludito por cierto, el sello le llegó sólo. No siendo siquiera la mejor de las virtudes de sus obras hay que reconocer que vista una cualquiera de ellas al azar se sabe enseguida quien la creó. Sello propio, voz propia, originalidad o apertura de una vía expresiva personal. A elegir. Estos días expone una muestra de sus trabajos en el mismo lugar donde habitualmente trabaja, aunque no lógicamente de artista, sino de sanitario: el vestíbulo principal del Hospital Reina Sofía de Córdoba. Una muestra de su serie Transmutación. Unas ya conocidas otras nuevas. Todas delirantes. Checa trabaja el hierro tatuándolo y sacándole lo más agudo de su ser, filos de plumas, de garfios o de hoces, representaciones de formas o seres que hienden con su movimiento estático el aire que las rodea. Ya dije en otra ocasión que, aunque el artista insiste en radicar buena parte de su inspiración en sentimientos primordiales que asimiló en la África profunda donde residió un tiempo, a mí lo que me evocan son a los seres primordiales de Lovecraft, los seres góticos que pueblan los sueños de los alucinados, las alas de los dragones arquetípicos que inquietan los universos oníricos de los niños de todos los tiempos. Lo que en el fondo es lo mismo, claro.