(del laberinto al treinta)


lunes, 15 de febrero de 2016

Que Dios te lo pague, Partido Socialcatólico Obispal Español

El Vals de las Mariposas

Son innumerables las anécdotas que desde hace más de 20 años señalan a la actual consejera de Cultura de la Junta de Andalucía como una quintacoluminsta del estado vaticano en las instituciones civiles, o cuanto menos como ardorosa chupeteadora de anillos, más o menos oscuros, episcopales. Es más que probable que fuera por esa condición de católica practicante y ardorosa cofrade por la que el PSOE la incitara al transfuguismo desde su formación de origen, Izquierda Unida, a la suya. Contaría con un elemento más para reforzar su línea directa con los anillos, más o menos oscuros, episcopales, con los que ya contaba: el infecto Bono, palmero de Monse Cañizares, el rey de la pasarela de moda clerical Ci-velas-; su monaguillo el tragahostias Page -sí, el que prohibió el Concilio Ateo de Toledo porque podría erizar la pelusilla escrotal o vulvar de la cabaña lanar católica que apacentaba el antediluviano Monse; Josep Fèlix Ballesteros, el tarraconense alcalde beatificador de mártires católicos de la Cruzada fascista, el exalcalde de Coruña y conspicuo fundamentalista católico, el meapilas Belloch que lo fuera de Zaragoza… y un largo etcétera de importantes políticos que hacen de polis buenos, frente a los malos del partido que no son creyentes pero cuyo supuesto peso sirve para despistar a los cientos de miles de votantes que no comulgan los domingos y darle una apariencia de partido laicista.

Pero vayamos a nuestras anécdotas. La primera se refiere a un viaje que la que fuera alcaldiosa de Córdoba realizó con un equipo municipal a la isla Rodas durante varios días de septiembre de 2003 con motivo de recabar el apoyo de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad allí reunidas para su candidatura a la Capitalidad Cultural de 2016. Toda la delegación municipal cordobesa contaba con sus billetes de vuelta de precio normal para unos días después. Pero hete aquí que la alcaldiosa se entera de que al día siguiente se celebraría en Córdoba la toma de posesión del nuevo obispo, el que llegaría a ser su gran amigo –y según las malas lenguas, su confesor- Monse Asenjo, y al que acudirían 40 obispos 40, un nuncio y el arzobispo de de Toledo y sobre todo el gran valedor desde siempre de la tránsfuga, el nacionalmeapilista presidente de CLM José Bono. Y ella con esos pelos y sin poder ser fotografiada chupeteando tanto santo anillo episcopal rodeada de humo de incienso y aroma de cera. Así que mandó cargar al presupuesto municipal, es decir a todos los cordobeses, dos billetes extraordinarios –uno para ella y otro para su jefe de gabinete- de vuelta a España que costaron un güebo y la yema del otro para que la doña pudiera lucir su clásica chaquetiya Tío Pepe en día tan señalado de la coronación episcopal en la Mezquita (antes mezquita).

La otra anécdota es más conocida y cuenta que después de haber abandonado la sana costumbre casi obligatoria en una política de izquierdas de asistir a las manifestaciones del 1 de Mayo ese mismo año, no dejó sin embargo de asistir un mes después al bodorriazo que se montó Il Capo di Capi de Córdoba, Monseñor Castiglieggio en Sevilla con misaza en la catedral concelebrada por porretón de curas y dos mil y pico trabajadores de Cajasur que fueron trasladados como borregos para el relleno, previo pago de regalo para don Michele. Eso daba ya una pista, por si había dudas, de cuáles eran las preferencias de nuestra beatiphica damisela.

Contando con que además la actual señora presidenta de la Junta es también una reconocida católica practicante, cofrade y alguien a quien aparte de su brillante carrera profesional en los pasillos del partido no se le ha conocido más profesión que la de catequista, no sé yo cómo ahora todo el mundo se echa las manos a la cabeza cuando el Partido Socialcatólico Obispal Español después de haber engañado según su costumbre a todos los laicistas andaluces haciéndoles guiñitos cuando se ha visto presionado por el clamor popular, introduciendo en su último programa electoral su compromiso con la reclamación de propiedad pública de la Mezquita, ha finalmente seguido los dictados de quien, en materia de patrimonio y espiritualidad manda en la Junta: Monseñor Asenjo. Y como la verdad no la puede decir se ha buscado unas apestosas excusas para no hacer lo que otras comunidades autónomas han hecho: exigir al Registro de la Propiedad los bienes inmatriculados fraudulentamente por la Hermandad del Santo Latrocinio para proceder a reclamar su devolución al estado, su legítimo dueño.

Dios se lo pagará, hermanas.

domingo, 14 de febrero de 2016

Apolojetas del arqueoterrorismo

Los tartufos profesionales, esos conservacionistas que venden o alquilan su más o menos dudoso prestigio profesional para tapar cuidadosamente los crímenes de las administraciones contra el Patrimonio Histórico Artístico de este triste país parecen estar de buen año. El Poder los necesita en estos momentos en que le urge mantener lo más tapados posible los insondables pozos de mierda que de sus actuaciones recientes podrían rebosar si en lugar de ditirambistas a sueldo para que hablen en los medios, lo hicieran héroes defensores del Patrimonio, sin nada que perder ni nada que guardar. O incluso, más mérito aún, con mucho de lo mismo. O sea, mártires.

Hoy viene a Córdoba un señor conservacionista del Patrimonio que ha sido contratado con dinero público para que haga un informe de parte en el que mediante las hiperbólicas alabanzas de rigor mantenga tapado el hediondo pozo de mierda de las actuaciones de las administraciones estatales, autonómicas y locales en su deber de protección de los Bienes Patrimoniales de la Humanidad (con título oficial o sin él, porque todos lo son) de la ciudad de Córdoba en los últimos 30 años.

En la felpúdica entrevista que se le ofrece en la Hojilla Parroquial entre otras varias desvergüenzas (pasar de puntillas por el tema de las parcelaciones o del trampantojo restaurador, mostrarse extrañado de que el dueño del capitel a la venta tenga papeles) hace una afirmación que debería grabarse con letras de oro en el Muro de la Vergüenza y de la Infamia de los Expolios Universales. Dice la lumbrera:

En Córdoba conservamos la Mezquita, uno de los lugares más impresionantes del mundo, pero solo representa el aspecto religioso de esa sociedad, todos los aspectos civiles, cómo vivía esa gente, han desaparecido, y Medina Azahara nos ofrece la posibilidad de completar ese aspecto religioso que tenemos en la Mezquita con una panorámica de cómo era una ciudad de aquella época.

Como no puede ser ignorancia, siendo quién es y dedicándose a lo que se dedica,  debemos suponer que este señor lo que está haciendo es ocultar primorosamente el hecho de que está hablando de una ciudad donde LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (estado, autonomía, ayuntamiento y universidad) son responsable de la destrucción A CONCIENCIA de UN MILLÓN Y MEDIO DE METROS CUADRADOS DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS perfectamente conservados de una ciudad islámica REAL (no palatina como es exclusivamente Medina Azahara) del siglo X para construir urbanizaciones de miles de adocenados pisos innecesarios sólo para engordar la burbuja inmobiliaria y la especulación del suelo. Y sin que se haya conservado ni uno solo de ellos como muestra para las generaciones futuras a las que se les ha escamoteado definitivamente el conocimiento directo de cómo vivían los cordobeses del siglo X, cómo eran sus calles, sus empedrados, sus casas, sus patios, sus pozos, sus mezquitas, sus medersas... La pulverización de una verdadera Pompeya Islámica. Un verdadero Holocausto Arqueológico. Así, esa afirmación de que todos los aspectos civiles, cómo vivía esa gente, han desaparecido, así por las buenas, como por arte de birlibirloque, debería considerarse APOLOGÍA DEL TERRORISMO ARQUEOLÓGICO, como a alguien que hablase de simple desaparición (¿emigraron, se fueron de vacaciones?) de seis millones de judíos en Europa Central se le considera apologista del Holocausto.

Con la festolina que están montando en Medina Azahara para animar a la UNESCO a que le conceda el mismo título de Patrimonio de la Humanidad que ya consiguiera la Mezquita y el casco histórico de Córdoba, un buen esperpentista de la estirpe de Valle Inclán podría escribir una obra cumbre del género. Probablemente el mayor de los delirantes despropósitos de todo el pollastre es que la señora que lo preside  y actual Consejera de Cultura de la Junta es la misma persona que fuera concejal de urbanismo en los tiempos en los que, por su manifiesta inoperancia, la metástasis del parcelismo ilegal se comió parte del perímetro de la zona arqueológica de la ciudad palatina de Abderramán III. La misma que siendo alcaldesa no movió ni un sólo músculo para salvar ni un sólo metro cuadrado de los arrabales califales. La misma cuyas actuales maniobras dilatorias e intoxicadoras que acompañan a la gestión política reclamada por los ciudadanos para el mantenimiento de la Mezquita como Bien Público contra las pretensiones de la Iglesia católica de apropiarse de ella, hacen sospechar que se encuentra más a sueldo (al menos espiritual) de aquella que de los ciudadanos.

Por si acaso las delirantes declaraciones del señor conservacionista profesional fueran extrañamente más fruto de supina ignorancia que de voluntad ocultadora, adjunto imágenes de algunas de las estructuras de los aspectos civiles, cómo vivía esa gente que la mayoría de los políticos y gestores que lo han contratado destruyeron inmisericordemente, escamoteándolos a las generaciones de ciudadanos de todo el mundo, sólo para engordar los bolsillos de un puñado de empresarios especuladores sin más patria que sus cuentas de resultados.

O sea la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Córdoba solos o en compañía de otros no sólo se han cepillado esto:

Sino también esto:

Y esto:

Y esto:

Y esto: